Salimos de Valladolid por
la N-122 en dirección a Burgo de Osma, de donde nos separan 151 Km.
Durante el trayecto
realizamos una breve parada en San Esteban de Gormaz. Localidad en donde se
localizan dos magnificas iglesias: San Miguel Arcángel, que destaca por su
pórtico con siete arcadas con arcos de medio punto y que está considerada una
de las galerías porticadas románicas más antigua de España. En uno de los
canecillos del alero, el situado sobre el arco que sirve de entrada al templo,
observamos un monje con un libro abierto, en donde puede leerse una fecha: MCXVIIII,
es decir el año 1081, época de la que data la iglesia.
La iglesia de Santa María
de Rivero, también románica, no la pudimos visitar por encontrarse
cerrada, solo fue posible los exteriores. Aberga en su interior a la Virgen del Rivero, patrona de la localidad.
Continuamos
el camino hasta llegar a El Burgo de Osma, bello pueblo castellano capital
de la Comarca del Burgo, que aglutina numerosos pueblos que representan un claro
ejemplo de la España “vaciada”. En realidad, se trata de dos localidades: El
Burgo de Osma y Ciudad de Osma, la primera tiene su origen con la
construcción de la Catedral, una de las sedes episcopales más antiguas de
España, que data del siglo VI; la segunda, íntimamente ligada al Castillo y
al poder nobiliario.
Nuestro
primer destino es el Hotel Castilla Termal Burgo de Osma, lugar en donde nos
alojamos. El hotel ocupa un magnífico edificio renacentista, que albergaba en
su día la antigua Universidad de Santa Catalina, construida gracias al
patrocinio del Obispo Acosta. Posee una bonita fachada plateresca en donde
podemos ver la figura de Santa Catalina y varios escudos de mecenas, entre
los que se encuentra el de Felipe II. En su interior, destacar el magnífico
patio cubierto por un techo acristalado, en donde nos llamó la atención las gárgolas,
más propias del gótico que del renacimiento.
En el suelo del patio, gracias a
una cúpula acristalada, podemos ver la zona termal.
Comenzamos
la visita por el casco histórico partiendo del hotel, cruzando la calle que
atraviesa la carretera N-122 para en apenas unos metros, acceder al centro
histórico, concretamente a la Calle Mayor, porticada en una parte de su
trazado con columnas de madera o piedra que sostienen las casas típicas de la
época medieval.
Lo
primero que nos encontramos es la Plaza Mayor, una bonita plaza castellana que
alberga dos grandes edificios: El Hospital de San Agustín y justo enfrente,
el Ayuntamiento. La plaza, fue construida a finales del siglo XVII, en virtud
de un acuerdo por el que se cedía el antiguo Ayuntamiento para formar parte
de la Catedral. El Hospital de San Agustín, edificio barroco del siglo XVIII,
posee una fachada en piedra flanqueada por dos imponentes torres. (En su interior se sitúa la Oficina de Turismo y puede verse un
retablo de la primitiva iglesia).
Continuamos
nuestro recorrido por la calle Mayor, dejando a la derecha la Catedral (cuya
visita realizaremos por la tarde), hasta llegar al Convento del Carmen, que
data del siglo XVII; en su fachada destaca el ladrillo y una imagen de la
Virgen del Carmen.
Retomamos
de nuevo la calle Mayor y hacemos una parada en Mesón “Círculo Católico” (Mayor
46), un bar que te echa un poco para atrás por su decoración anticuada, pero
en donde bordan la preparación de los típicos “torreznos” sorianos (Panceta
de cerdo frita), que destacan por su crujiente corteza y lo jugoso del
interior.
Justo enfrente se encuentra Bar “Arévacos” (Mayor 49), otro de los
locales que no debes perderte y que compiten por servir el mejor torrezno de
la zona.
Llegada
la hora de comer, nos encaminamos al Restaurante “La Dehesa de Osma” (Real
92). Local que destaca por la calidad y preparación de sus platos, junto a la
atención de su personal. Resaltar de lo que comimos: la tosta micológica, el
rabo de toro guisado y la crema catalana. El único inconveniente es encontrarse un poco alejado de la zona centro, por lo demás, totalmente
recomendable.
Nos
dirigimos de nuevo a la calle Mayor, hasta llegar a la Plaza de la Catedral. En
el centro de la plaza podemos ver la estatua de Pedro de Osma o Pedro de
Borges, monje cluniacense francés al que se le confió la diócesis de Osma de
1.101 a 1.109, quien mandó erigir la Catedral de el Burgo de Osma, que en la
actualidad comparte sede episcopal con la Concatedral de San Pedro en Soria.
La Catedral de Santa María de la Asunción, es una construcción de origen
románico, de cuya época solo conserva algunas zonas del claustro o la sala
Capitular. Además de la monumentalidad del conjunto, es de destacar la
magnífica portada principal gótica y la majestuosa torre barroca de 70
metros de altura.
De su interior, resaltar el retablo mayor
dedicado a la vida de la Virgen, obra de Juan de Juni, el púlpito gótico de
mármol y en la Sala Capitular, el sepulcro de San Pedro de Osma, del siglo
XIII, una autentica joya en piedra caliza policromada, obra maestra del arte
funerario.
Una capilla de gran interés es la de San Pedro, construida encima
de la Sala Capitular y a la que se accede por una escalera de cierta
similitud a la escalera Dorada de la Catedral de Burgos. En el siglo XVIII,
en el lugar en donde se encontraba el antiguo Ayuntamiento, se construyó la
nueva Sacristía y la Capilla de Palafox, en donde son de resaltar las
pinturas de la bóveda, obra de Juan de Villanueva.
En el Archivo Catedralicio, situado en salas dispuestas alrededor del claustro, encontramos una interesante coleccion de escultura, pintura y orfebreria, junto a
valiosos códices, entre los que destaca el conocido como
"El Beato", que data de 1080. No quiero dejar de mencionar el Cristo
de los Milagros, una auténtica joya del siglo XI. El horario para visitar el
interior de la Catedral, es de 10:30 a 13:30 y de 16:00 a 18:00, salvo lunes
que está cerrada. La visita cuesta 2,5 euros).
Salimos de la Plaza de la Catedral por la Puerta
de San Miguel, la única que ha llegado a nuestros días del recinto
amurallado, lo que nos permite acceder al Puente de La Matilla o Puente Viejo
sobre el Río Ucero. Desde esta zona, se pueden sacar las mejores fotos del
Burgo con la Catedral como fondo. Junto a la orilla del río, se conserva un
tramo del lienzo de la muralla.
En el camino de vuelta al Hotel, una breve
parada en el Real Hospicio, construido por el Rey Carlos III. Se trata de una
sobria construcción organizada en torno a dos patios con una fachada de 85
metros y nada menos que 365 ventanas, una por cada día del año.
Para finalizar la jornada, disfrutamos de una
relajante estancia en el balneario del Hotel, que dispone de aguas
mineromedicinales que emanan del manantial de Santa Catalina. Aconsejo no perderte el circuito de contrastes, cuyo recinto se encuentra inspirado en la Ermita mozárabe “San Baudelio”. ¡una experiencia
totalmente recomendable ¡
Para cenar en plan informal nos acercamos
hasta la Cervecería “Alquimia de Arevaka” (Plaza Santo Domingo, 17). Los
torreznos muy buenos y las croquetas de queso azul y bacalao, espectaculares.
Si eres amante de la cerveza artesanal, no dejes de probarla. A la
mañana siguiente, antes de abandonar Burgo de Osma, nos acercarnos hasta el Puente
Romano sobre el río Ucero (construcción que se remonta a dicha época, pero rehecho casi por
completo posteriormente). De paso sólo peatonal, se obtienen una de las mejores vistas del Castillo de Osma. Esta
fortaleza medieval datada en el siglo X, conserva parte de los muros del
recinto principal, junto con su torre de homenaje y restos de otras torres. En
la margen derecha del río, se encuentra la Iglesia de Santa Cristina de Osma, con una interesante portada renacentista y en cuyo interior guardan las reliquias de la Santa,
así como una interesante pila románica.
Ponemos
rumbo a Berlanga de Duero, de donde nos separan 24 Km. La villa conserva aún
el esplendor del pasado con un patrimonio monumental envidiable, donde muchos
de los edificios se realizaron bajo la influencia de los Tovar, señores de
Berlanga. Entre sus vecinos más ilustres se encuentra Fray Tomás de Berlanga,
monje dominico descubridor de las Islas Galápagos (Ecuador) y obispo de Panamá.
Como curiosidad, indicar que la Villa tuvo como primer alcalde al Cid
“Campeador”, señorío concedido por Alfonso VI como pago a sus servicios.
Llegados
a Berlanga, dejamos nuestro coche en un aparcamiento habilitado en la entrada
del pueblo. Lo primero que vemos es una llamativa picota o rollo (poste con
una doble función: penal y jurisdiccional, marcando los límites de los
territorios), que destaca por las cuatro cabezas de león en lo alto del pilar, rematado
por un pináculo. A poca distancia se encuentra la Capilla de Nuestra Señora de
la Soledad, pequeño templo que data del siglo XVI.
Nos
adentramos al casco histórico por la Puerta de Aguilera, una de las tres
puertas que tenía el recinto amurallado en su momento, en donde es de
resaltar la gran concha de peregrino en lo alto del arco. Descendemos por una
calle rodeada de soportales y columnas de madera que nos lleva hasta la Plaza
Mayor, una plaza porticada típicamente castellana. Dejamos la Plaza y nos
encaminamos por la calle Real, donde podemos ver algunas casas blasonadas que
demuestran el pasado señorial que la villa mantuvo durante siglos,
junto a típicas casas de adobe con entramados de madera. Según bajamos por la
calle Real, a la altura de la Plaza del Mercado nos desviamos a la izquierda
por la calle las Monjas, lugar en donde se sitúa el Convento de las
Concepcionistas, en donde es de resaltar el bello tímpano románico.
Deshacemos el camino andado hasta la Plaza del Mercado, lugar que se
encuentra presidido por la estatua de Fray Tomas de Berlanga, en cuya base
podemos ver unas tortugas y un caimán.
 En la misma plaza, podemos ver los restos
del Palacio renacentista de los Marqueses de Berlanga, destruido por las
tropas francesas durante la guerra de Independencia y del que solo queda en
pie la fachada y una torre, lugar este donde se sitúa la Oficina de Turismo.
Desde este punto, iniciamos la subida al Castillo de Tovar, emplazado en lo
alto de un cerro, lo que constituía en su momento un lugar difícil acceso en la que el río
Escalote ejercía de foso natural. La existencia de una pequeña fortaleza se
remonta a mediados del siglo X, siendo en el siglo XV, cuando Luis de Tovar
la modificará y ampliará. Conserva actualmente la torre del homenaje, las
torres circulares y restos de la muralla, encontrándose en este momento en
fase de rehabilitación, por lo que no pudimos acceder al interior, pero solo
por las privilegiadas vistas que disfrutas desde lo alto, valió la pena
subir.

Tras
descender del castillo nos dirigimos a la Plaza de San Andrés, al objeto de
visitar Colegiata de Nuestra Señora del Mercado. De construcción
gótico-renacentista fue levantado por Juan de Rasines entre 1526 y 1530, es decir en tan solo
cuatro años. Lo primero que vemos nada más entrar en el
edificio es un enorme caimán negro colgado de la pared, que según cuenta la
leyenda Fray Tomás se trajo de las islas Galápagos. Su interior con planta de
salón, así llamado por tener la misma altura las tres naves, te sorprenderá
con las 8 majestuosas columnas que hacen la división de las naves y que
sustentan las bóvedas estrelladas.
 En el monumental retablo mayor de estilo
churrigueresco, destacar las cuatro columnas salomónicas de gran tamaño
(talladas en un solo tronco cada una) y el gran cuadro de la calle central
dedicado a la Asunción de la Virgen, obra de A. Palomino. En el centro del
altar del presbiterio se encuentra un “baldaquino” (especie de templete
formado por cuatro columnas que sostienen una cúpula) que aloja la talla de
la Virgen del Mercado (siglo XIII), patrona de la localidad. Resaltar en el
lado de la epístola la Capilla del Cristo, donde se encuentra la tumba de
Fray Tomas de Berlanga y en donde podemos ver un Cristo en la Cruz (Siglo
XVI) y un Yacente de la escuela de Gregorio Fernández. Justo enfrente de esta ultima capilla, en el
lado del evangelio, nos detenemos en la Capilla de los Bravo Laguna, que aloja
una sepultura doble en alabastro de los dos hermanos que dan nombre a la
capilla: Obispo de Coria y alcalde de Atienza.
 Resaltar también de esta ultima
capilla el retablo gótico, con dos bellas tallas de la Piedad y la Virgen con
el Niño. No quiero dejar de mencionar el órgano de 1634 y el coro, situado en
el centro de la nave, con una reja de separación en madera, con dos bellos
pulpitos adosados a la misma.
Parada
para comer en Casa Vallecas. Casa fundada en 1953 como cantina y tienda
de alimentación, se encuentra ubicada en una antigua casa palacio del siglo
XV. Raciones escasas, cocinado normal y precios caros.
Terminada
la comida nos desplazamos 8 Km hasta Casillas de Berlanga, al objeto de
visitar Ermita de San Baudelio, una de las ermitas mozárabes mejor
conservadas de España y una de las joyas que no debes de perderte. (Para
llegar desde Berlanga debemos tomar la SO-152 y una vez pasado Casillas de
Berlanga, poco antes de llegar a Caltojar, encontramos el desvío que nos
conduce a la ermita). Sus pinturas murales fueron víctimas de un expolio que
acabó con algunas de ellas expuestas en el Museo Metropolitano de Nueva York. Otras pinturas fueron recuperadas por España y se pueden ver en el Museo
del Prado. Aun asi en la propia ermita, se mantienen algunas de las que no
se llevaron y son realmente impresionantes. En el centro de su única nave se
alza una columna de donde parten los ocho arcos de herradura que
conforman la bóveda en forma de hojas de palmera, elemento este muy utilizado
en las formas arquitectónicas islámicas. En Berlanga existe un Centro de
Interpretación donde puedes ver una recreación de las pinturas murales de la
Ermita en su totalidad.
 
Ponemos fin a esta interesante ruta e iniciamos el camino de vuelta a Valladolid.
Otras
sugerencias y curiosidades.
* Saliendo
del Hotel Castilla Termal Burgo de Osma, a mano izquierda se encuentra la
centenaria Plaza de toros, un edificio de estilo mudéjar que posee la
originalidad de tener 24 lados en su fachada exterior. Justo al lado de la plaza,
se situa el Restaurante "Tinto y Leña", con comida y servicio
de calidad a buen precio.
* A 16
Km. del Burgo de Osma se encuentra el conjunto paisajístico del Parque
Natural del Cañón de rio Lobos. Para llegar debemos ir hasta la localidad de
Ucero, después hay dos opciones: parar en un primer parking (gratuito) y hacer
un recorrido de 3,5 Km a pie hasta la Ermita de San Bartolomé o seguir hasta
un segundo parking (coste 4 €/ vehículo, que también da derecho a visitar la
casa del Parque), realizando de esta manera un recorrido de 1 Km. hasta la
Ermita, un fascinante templo románico del silo XIII vinculado a la orden de
los templarios. * Si tu visita al Burgo de Osma coincide en los meses de Enero y Abril, podras disfrutar durante los fines de semana de la Jornadas de la matanza en el Hotel Virrey Palafox. Una fiesta basada en la tradicion de los pueblos castellanos, que recuerda aquellos tiempos en el pueblo, donde todos los vecinos se juntaban, colaboraban y degustaban algunos platos de en la matanza. En un ambiente festivo se puede degustar un menu, que consta de 22 platos elaborados con lo mejor del cerdo y la cocina tradicional.
* En el interior del Hotel Virrey Palafox, de encuentra un original y curioso Museo del cerdo.
* Entre
las maravillas gastronómicas de estas tierras, a parte de los derivados del
cerdo, se encuentra la “mantequilla soriana”: dulce (color hueso, sabor dulce intenso, persitencia final moderada y larga), salada (color hueso marfil, sabor salado intenso, persistencia final breve) o natural (color marfil pajizo, sabor acido muy ligero, persistencia final moderada), que ostenta la categoria de Denominacion de Origen Protegida. También
son típicos en la zona los “harinados”, unos bollos de masa que tienen la
particularidad de ser triangulares, aunque los puedes encontrar en otros
formatos. En este viaje, nos decantamos por comprar mantequilla "natural" y un original chocolate con torreznos, "Chocorrezno". (La verdad que novedoso, pero nada del otro mundo).

* Si
dispones de más tiempo puedes completar el viaje por la zona, visitando Calatañazor,
de donde nos separan 28 Km. Se trata de una localidad de arquitectura
medieval y calles empedradas, con una historia muy ligada Al Mansur, caudillo
musulmán conocido por los cristianos como Almanzor, cuyo reguero de victorias
sirvió para frenar el avance de los reinos cristianos, justo hasta llegar por
estas tierras donde se produjo su primera derrota bélica, de ahí el dicho “En
Calatañazor Almanzor perdió el tambor”. Cerca, en Muriel de la Fuente se
encuentra el sabinar de Calatañazor, uno de los sabinares más espesos del
mundo donde podemos contemplar ejemplares con más de 20 metros de altura y dos
metros de perímetro. No lejos, se encuentra la Fuentona de Muriel, un espacio
natural declarado Monumento Natural. También merece la pena visitar Almazán, que
cuenta con una preciosa plaza mayor, donde destaca la Iglesia de San Miguel,
una de las joyas del románico soriano y el Palacio de los Hurtado de Mendoza,
que recuerda el esplendor de épocas pasadas. Es además, un pueblo con una
gran tradición pastelera, un ejemplo de ello es la
Confitería “Almarza” ubicada en un edificio adosado a uno de los “cubos”
cilíndricos que componen la denominada Puerta de la Villa de la muralla. Esta pasteleria que acaba de cumplir 200 años, es conocida tambien como la Casa de las Yemas, un manjar cuya tradicion y elaboracion permanece con el paso de los años.

Jose Maria Vicente
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