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Valladolid: Historia, arte y gastronomia
Valladolid, situada a orillas del rio Pisuerga ostenta la capitalidad de la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Aquí se casaron los Reyes Católicos. Fue capital de España durante el reinado de Felipe III. Nacieron, vivieron o murieron personajes ilustres: desde reyes como Felipe II o Felipe IV, grandes poetas como Jorge Guillen o José Zorrilla, e importantes escultores del barroco, como Juan de Juni o Gregorio Fernández. En tu visita podras admirar un bello patrimonio arquitectónico, asi como disfrutar con su rica gastronomía.
Os vamos a detallar, la ruta que más nos gusta hacer con amigos y familiares cuando vienen a visitarnos, al objeto de no perderte lo mas interesante de la capital vallisoletana.
Comenzamos nuestra visita por la Plaza Mayor, centro neuralgico de la ciudad. (Si te desplazas a Valladolid en AVE, puedes realizar el recorrido justamente al revés, es decir partiendo de la Plaza de Colon, a pocos metros de la Estación de Ferrocarril).
La actual Plaza Mayor es el resultado de la reconstrucción que se hizo de la vieja plaza del Mercado, a raíz del incendio que asolo prácticamente toda la ciudad en 1561. Felipe II se comprometió a reconstruirla, dotando a la ciudad de la primera Plaza Mayor regular y una de las más grandes de España, realizando el encargo al arquitecto real Francisco de Salamanca. Su estructura, sirvió de inspiración para otras Plazas, como las de Madrid o Salamanca. En el centro de la plaza, encontramos la estatua en bronce del fundador de la ciudad, el Conde Pedro Ansúrez, que aparece sosteniendo una bandera, mientras que las caras laterales del pedestal retratan escenas de la vida del conde. La plaza está presidida por el Ayuntamiento, un edificio de 1908, realizado por el arquitecto abulense Enrique Repullés, de clara inspiración renacentista. Llama la atención la uniformidad del conjunto de las edificaciones, junto al color rojo que impera en las fachadas, similar a la tonalidad que tuvieron en su época (rojo ladrillo).
Como curiosidad, en la segunda planta de la fachada del Ayuntamiento hay orificios de balas disparadas durante la Guerra Civil. (Podemos ver los impactos en los ladrillos desconchados de la primera planta del lateral derecho).
Entre los sucesos más destacados de los que la Plaza Mayor vallisoletana fue protagonista destacan los autos de fe de la Inquisición, que terminaron con la mayor parte de los acusados en la hoguera y que aparecen recogidos por Miguel Delibes en su novela El hereje.
Otra curiosidad que pasa para muchos desapercibida, son los huecos que encontrarás en los techos de algunos tramos de los soportales de la Plaza, en donde los propietarios tenían en su época el taller comercial y vivían en la planta superior. Estas “mirillas”, eran pequeñas ventanas utilizadas por los moradores de las viviendas para controlar el acceso al taller, sin necesidad de abandonar su casa. Las podemos ver actualmente en los soportales que ocupaban el antiguo Convento de San Francisco, desaparecido tras la amortización de Mendizábal en 1836, donde hoy se ubica el Teatro Zorrilla.
En el entorno de la Plaza Mayor, dos curiosas y pequeñas calles, algo escondidas y que para muchos resultan desconocidas: La calle Ricote, un pasaje que no mide más de 3 metros situado al principio de la calle Pasión. La calle Torneros, junto al centenario Cafe Norte. Con poco más de 20 metros de largo y 1,5 m de ancho, es vestigio historico del pasado gremial de la ciudad. El estado actual de estos callejones es un poco mejorable y seria bueno un arreglo por parte del Ayuntamiento.
Contigua a la Plaza Mayor se encuentra la Plaza de Fuente Dorada, donde podemos ver una "fuente-escultura" con cuatro figuras que adornan el frente del pilar central ochavado, correspondientes a alegorias de los oficios gremiales que antaño comerciaban en el entorno de esta plaza: La aguadora (acompañada por la curiosa imagen de un niño que saca la lengua a todo el que le observa), un botero, un militar y un herrero.
Muy cerca de la Plaza Mayor se encuentra la Calle de Platerias, que recibe su nombre por el emplazamiento en este lugar del gremio de plateros.
Caminado por esta calle podemos ver una placa que recuerda la casa donde nació San Pedro Regalado, patrón de la ciudad y de los toreros.
Al principio de esta calle, en la Plaza del Ochavo y al final, esquina Macias Picavea, podras ver unas argollas, que si no te fijas, pasaran desapercividas. Cuenta una de las leyendas, que de ella pudo estar colgada la cabeza de Alvaro de Luna, pero nada mas lejos de la realidad, ya que el condestable fue ajusticiado en la Plaza Mayor vallisoletana y su cabeza, no fue expuesta en ningun lugar. La teoria que cobra mas fuerza es que ambas argollas fueran utilizadas en su dia para colgar los palios que daban sombra a la procesion del Corpus.
Cierra esta vía la Iglesia de la Vera Cruz, edificio realizado entre los siglos XVI y XVII, con fachada de Diego de Praves y Juan de Nates y sede de la cofradía más antigua de la ciudad, cuyo origen se remonta al siglo XV. En su interior, podemos admirar alguno de los más importantes conjuntos escultóricos de la Semana Santa vallisoletana, con bellas tallas del imaginero Gregorio Fernández. Cuenta la leyenda que al terminar de esculpir la magnífica talla de "Jesús atado a la columna", este cobro vida y le pregunto al escultor: ¿dónde me miraste que también me retrataste? a lo que Gregorio Fernández respondió: En mi corazón Señor.
Desde la iglesia de la Vera Cruz giramos a la derecha por la calle Macias Picavea para llegar al entorno de la Plaza de Portugalete, espacio que se encuentra presidido por la Catedral de Nuestra Señora de la Asuncion.
El templo aspiraba a conseguir ser la Catedral más grande de Europa por aquel entonces, pero la falta de recursos por los gastos extraordinarios motivados por la difícil cimentación del templo, situado en una zona con gran desnivel del terreno, unido a que por dicha zona pasaba el rio Esgueva, origino que solo se pudiera construir menos de la mitad de lo que estaba previsto.
La Catedral que hoy vemos tiene poco que ver con los planos diseñados y concebidos por Juan de Herrera en 1580, ya que nunca llego a terminarse como estaba proyectada. La fachada principal consta de dos cuerpos levantados en distintas épocas, el inferior del siglo XVI, obra de Juan de Herrera y el segundo, obra de Alberto Churriguera del siglo XVIII. En su interior, de gran sobriedad y clasicismo, es de resaltar el magnífico retablo mayor obra de Juan de Juni, trasladado en 1920 desde la iglesia de la Antigua. (El retablo mayor que tenía hasta ese momento la Catedral le podemos ver actualmente en la Capilla de San Pedro Regalado y en la iglesia de San Benito el Real).
De las torres que se proyectaron tan solo llegó a levantar una, la situada a la izquierda según miramos a la portada principal, conocida popularmente como la “Buena Moza”. Como consecuencia del histórico terremoto de Lisboa de 1755, quedó tan dañada que tuvo que demolerse en 1841. A finales del siglo XIX se decidió levantar la torre situada a la derecha del templo, colocando 10 campanas y la estatua del Sagrado Corazón, para de esta manera llegar al aspecto que actualmente conocemos.
En la actualidad, puedes visitar la torre y acceder gracias a un ascensor hasta lo alto, a más de 70 metros de altura, desde donde disfrutarás de las mejores vistas de la ciudad. Una visita totalmente recomendable.
Adosadas a la Catedral se encuentran las ruinas de la antigua Colegiata de Santa María la Mayor, un templo románico sobre el que se asentó la actual Catedral.
Frente a la antigua Colegiata, se sitúa la Iglesia de Santa María de la Antigua, templo que conserva todavía restos románicos, como la torre de más de 50 metros de altura, la mas alta de España y la galería porticada. Una auténtica joya del Románico.
En 1900, dado el mal estado del templo se procedió a derribar las naves y el crucero de la iglesia, salvando los ábsides, la torre y la galería porticada románica, procediéndose a realizar un edificio nuevo que no desdijera de lo conservado, abriéndose de nuevo al culto en 1952. Es especialmente bella cuando esta iluminada por la noche.
Junto a la Catedral y la Antigua, se encuentra la Plaza de la Universidad, que nos recibe con la estatua de Miguel Cervantes, poeta que vivio aqui su niñez y la epoca mas importante de su carrera literaria, cuando publico la primera parte del Quijote. Frente a la estatua se alza el edificio de la Universidad, una de las mejores muestras del barroco civil español, obra de Antonio Tome. Su fachada está plagada de alegorías relacionadas con las principales áreas del saber, como la Retórica, la Teología o la Geometría. También podemos ver por encima de la balaustrada las estatuas de reyes que protegieron la institución: Alfonso VIII, Juan I, Enrique III de Castilla y Felipe II.
No se si conoces la curiosa historia de una mujer pisando a un niño, se trata de una estatua situada en la parte superior de la fachada. La explicacion se encuentra en que esta mujer representa a la sabiduria, pisoteando a la ignorancia, representada por el niño con una venda tapandose los ojos.
Otra curiodidad de este recinto son los leones que le custodian: Cuenta la leyenda que, si los cuentas, nunca terminarás tus estudios universitarios, así que mejor esperar a graduarte para contarles. Estos pilares tenían como función servir de soporte a cadenas de grandes eslabones que colgaban entre ellos delimitando el perímetro, al objeto de brindar protección, estableciendo un “fuero” propio a cualquiera que huyese de la justicia, privilegio que compartía la Universidad, la Iglesia y el Rey.
También en este entorno recomiendo que te acerques hasta la Plaza Santa Cruz, apenas a 100 metros de la Catedral. El Palacio que da nombre a la Plaza, construido gracias al impulso del Cardenal Mendoza, es una auténtica joya del renacimiento, destacado su magnífica portada plateresca, con el almohadillado y los contrafuertes representativos de esta época. Nada más atravesar la puerta de entrada encontramos una pequeña capilla que expone una magnifica talla de un crucificado obra de Gregorio Fernández, pasando a continuación a un reseñable patio renacentista, que cuenta con una pieza muy curiosa: un reloj custodiado en una urna, que estuvo en el edificio histórico de la Universidad desde 1855 hasta que dejó de funcionar en 1970.
La Colección de Arte Africano Arellano Alonso y su exquisita Biblioteca, con mobiliario barroco y manuscritos de los siglos XV al XIX, son otros de los atractivos de este palacio y que recomiendo visitar con más tiempo.
Continuamos nuestro recorrido por la Calle de las Angustias, donde se encuentra el magnifico Teatro Calderón, que acoge la Semana Internacional de Cine, "Seminci" y la iglesia que da nombre a la vía con esculturas en la fachada de Francisco de Rincon.
Como detalle curioso recomiendo observar los numerosos escudos del Duque de Lerma que aparece sobre la fachada: Los dos comentados anteriormente, situados en el primer cuerpo, en el mismo lugar donde estaban en su día los de Fray Alonso de Burgos, con la flor de lis, que los mando eliminar y colocar los suyos, que son los que ahora se ven, con la barra y estrellas.
Los escudos de las torres laterales y los situados sobre los 12 pilares con leones tenantes del atrio. Sin olvidar los situados en el interior del templo, sobre las claves de la boveda bellamente policromada en el siglo XVII. En el atrio podemos ver un crucero procedente de la Iglesia de Santiago.
Resaltar
de su interior, un gran Cristo en la cruz, datado en el siglo XVII
atribuido a Pedro de la Cuadra que se situa en el prebisterio, asi como
dos Cristos yacentes de Gregorio Fernández, que podemos ver en sendas
capillas del lado del evangelio. Tambien son de destacar las dos
esplendidas puertas del interior, con una rica ornamentacion labrada en
piedra por Simon de Colonia.
En el vecino Palacio de Pimentel, nació Felipe II y se alojaron en varias ocasiones el emperador Carlos V y su esposa Isabel de Portugal.
Destaca en este palacio su ventana plateresca en esquina.
Como curiosidad, os animo a
encontrar la ventana por la que, según la leyenda, fue sacado el futuro
rey para ser bautizado en la iglesia de San Pablo. (Una cadena en la ventana te dará la pista).
En el zaguán del Palacio es de resaltar el azulejado de Talavera, decorado con escenas históricas de la ciudad.
Ambos edificios flanquean la entrada a la peatonal Calle Cadenas de San Gregorio, con el hermoso conjunto monumental que forma el Colegio de San Gregorio, el Palacio del Marqués de Villena y la Casa del Sol, las tres sedes del Museo Nacional de Escultura.
El Colegio de San Gregorio, destinado en su momento a colegio de teologia para frailes dominicos, acoge la mejor colección de madera policromada de Europa, fundado por Fray Alonso de Burgos, sus obras concluyeron en 1496. Su impresionante fachada, es otro gran retablo de piedra ornamentado con todo lujo de detalles. Tras pasar la puerta principal se accede a un primer patio gotico y desde este, atraves de un zaguan, se pasa a un segundo patio o claustro, una autentica maravilla. Reune principalmente obras religiosas salidas de las manos de los principales imagineros de la epoca, como Alonso Berruguete, Juan de Juni, Pedro de Mena o Gregorio Fernández.
Por la valía de las obras que atesora merece ser visitado con detenimiento.
A modo de curiosidad, entre los numerososs detalles decorativos de la fachada existe un "caracol", te animo a probar la agudeza visual y encontrarlo. El animal aparece castigado por dos figuras de niños, uno que se dispone a atizarle con un garrote y otro que intenta atravesarle con una lanza. Una pequeña pista, la escena la podemos ver debajo de una peana que sustenta la figura de un soldado. Es una curiosidad similar a la que existe con la famosa "rana" de la Universidad de Salamanca.
Otro edificio situado en la plaza de San Pablo que emana historia es el Palacio Real. Este fue hogar de los reyes Carlos V, Felipe II, Felipe III y tambien de Napoleon Bonaparte durante la guerra de la Independencia. Ademas en este Palacio nacio Felipe IV.
Construido en el siglo XVI, fue en su momento el mas suntuoso de los palacios de Valladolid. Fue residencia real en la epoca que Valladolid fue capital de España de 1601 a 1606, cuando
el valido de Felipe III, el Duque de Lerma movió los hilos
necesarios para
traer la Corte de Madrid e instalarse en este Palacio. Vendio a los
cortesanos, incluida a la propia corona terrenos y palacios a un precio
muy superior al que el habia pagado, lo que supuso un autentico pelotazo
inmobiliario para su bolsillo. Con objeto de evitarse los problemas que
venia venir con la justicia, accedio al cardelanato, al objeto de
conseguir inmunidad, circulando por la corte esta coplilla: "Para no morir ahorcado, el mayor ladron de España, se vistio de colorado".
La siguiente
calle en nuestra visita parte de un lateral de este último edificio, la Calle San Ignacio, apodada ‘calle de los
palacios’, dado que en esta zona se encontraban las principales mansiones y casas palaciegas
de la ciudad, tal como retrata Miguel Delibes en su novela “El hereje”. En el N º 11 se sitúa el Palacio del Marqués de Valverde,
casa del siglo XVI, en donde es de resaltar sobre la puerta principal una
ventana enmarcada lateralmente por dos esculturas, que la leyenda identifica
como la Marquesa de Valverde y su amante. Actualmente esta ocupado por viviendas privadas y no es visitable su interior.
La Casa de los Arenzana, edificio palaciego del siglo XVI junto al Palacio del Marqués. Frente a esta casa se situa la iglesia de San Miguel, con numerosas tallas de Gregorio Fernandez, incluido un sepulcro en alabastro de los Condes de Fuensaldaña.
Accediendo a la Sacristia, podemos admirar un magnifico recinto donde se encuentran numerosas reliquias.
Como curiosidad,
en la Sacristia, puedes ver un retablo en "trampantojo", tecnica pictorica que intenta engañar a la vista jugando con la perspectiva, sombreado y otros efectos opticos.
Otro detalle curioso es un cuadro de Carlos V, pintado con la tecnica de "anamorfosis" (deformacion de la imagen mediante un procedimiento optico). La calidad de las obras que atesora lo convierten en un autentico Museo que no debes perderte.
Otra edificacion del siglo XVI es Palacio de Fabio Nelli, lo encontramos en una pequeña plaza de esta calle. Representa un simbolo del poder y riqueza de su propietario, un acaudalado banquero vallisoletano. Su interior alberga la sede del Museo de Valladolid, con una coleccion de Arqueologia y Bellas Artes del Museo Arqueologico.
En esta misma vía hacemos un alto para descubrir la Plaza del Viejo Coso. Se trata de la primera plaza de toros de la ciudad, de curiosa planta octogonal, hoy reconvertida en viviendas.
Esta última calle desemboca en la iglesia de San Benito, uno de Monasterios Benedictinos más importante de su época. Rodéala para descubrir su impactante fachada-pórtico, con gigantescos pilares octogonales, obra de Rodrigo Gil de Hontañón en el siglo XVI.
Si su tamaño actual impone, te sorprenderá saber que hasta el siglo XIX tuvo otros dos cuerpos en altura, que se tuvieron que desmontar por problemas de estabilidad. Como curiosidad, su fachada, justo encima del portón, conserva el único escudo tallado en piedra que se conserva en España de José Bonaparte, que reinó como José I, ya que prácticamente todos fueron destruidos después de la Guerra de la Independencia, en cuyo momento el templo fue cuartel de las tropas francesas.
Entre los tesoros que en su día se encontraban en esta Iglesia cabe destacar el impresionante retablo mayor, obra de Alonso Berruguete y la sillería del coro de Andrés de Nájera, que por suerte les podemos seguir admirando en el Museo Nacional de Escultura.
En 1922 se instalo un nuevo retablo procedente de la Catedral, después de instalarse en aquella el actual de Juan de Juni originario de la Iglesia de la Antigua.
Uno de los tres claustros que tenía el Monasterio es ocupado actualmente por el un Museo de Arte Contemporáneo, con una importante coleccion de obras que van desde Dali, Miro o Chillida y donde tambien podemos admirar la Capilla de los Condes de Fuensaldaña.
Nos dirigimos de nuevo a la Plaza Mayor para coger la Calle Santiago, principal arteria comercial de Valladolid, donde nos cruzamos con la iglesia que da nombre a la vía. En el número 20, vale la pena detenerse en el Centro comercial "Las Francesas", en su interior encontrarás una bella iglesia, reconvertida en Sala de exposiciones y un claustro del siglo XVI, con un vistoso pavimento formado por cantos y huesos de cordero, por lo que es conocido popularmente como “patio de las tabas”.
Al final de la calle Santiago se encuentra la Plaza de Zorrilla, donde se sitúa la Academia de Caballería, un imponente edificio a imagen de los palacios del Renacimiento, inspirado en el palacio de Monterrey de Salamanca, motivo por el cual se utilizó para su construccion la piedra arenisca de Villamayor”.
Dos de los escritores más queridos y nacidos en la ciudad están representados en esta plaza por sendas estatuas: José Zorrilla y Miguel Delibes.
Ponemos el broche de oro a la jornada en una de las zonas más relajadas de la ciudad, reflejo de las aspiraciones de la burguesía del siglo XIX y principios del XX, la calle Acera de Recoletos, un largo paseo de cerca de 500 metros que comienza en la Plaza Zorrilla y termina en la Plaza de Colon, limitando a lo largo de su recorrido con el pulmón verde de la ciudad, el Parque del Campo Grande. Caminando por la Acera de Recoletos encontramos en primer lugar la Casa de Mantilla, edificación de finales del siglo XIX, donde te llamara la atención su decoración a base de columnas, pilastras (pilar adosado al muro) y cariátides (figura femenina esculpida con función de columna o pilastra).
En el N º 8-9, podemos ver la Casa Resines, con llamativas cariátides en el primer piso y grandes arcos y columnas en los pisos siguientes.
En el N º 11, se sitúa la Casa del Príncipe, llamada así por haber sido residencia del infante Alfonso de Borbón, sobrino del Rey Alfonso XIII y en donde lo más llamativo de la casa es el torreón en la esquina, rematado por una cúpula.
La Acera de Recoletos finaliza en la Plaza de Colon, donde podemos ver un monumento dedicado al navegante Cristobal Colon, pensado inicialmente para emplazarlo en el Paseo Central de la Habana con motivo del IV centenario del Descubrimiento de America en 1.892. Desde esta plaza puede verse la Estacion de ferrocarril AVE.
Justo enfrente de la Acera de Recoletos, se situa el Parque del Campo Grande, el parque urbano mas grande de la ciudad, construido a finales del siglo XVIII. Siguiendo los senderos que recorren el parque, descubriremos gran variedad de árboles, una cascada, una pajarera con diversas aves, la monumental fuente de la Fama, construida en homenaje a uno de los mejores alcaldes de la ciudad, Miguel Iscar. En el recorrido por el parque te encontraras con sus habitantes más famosos, los pavos reales, a los que puedes ver paseando por jardines y caminos, mostrando sus coloridas y llamativas plumas. La zona más llamativa del parque, especialmente si vas con niños, es el estanque, donde pueden disfrutar de una bonita experiencia gracias al paseo en barca, en donde el barquero les contara historias fantásticas.
Este agradable y relajante paseo te permitirá disfrutar de un variado paisaje natural.
Otras sugerencias y curiosidades.
* En el camino entre la Plaza Mayor y la Catedral, vale la pena detenerte en el Pasaje Gutiérrez, que debe su nombre al empresario que impulsó su construcción a finales del siglo XIX.
Esta galería es el único pasaje comercial de la ciudad y uno de los pocos que se construyeron en España, que permite transportar al visitante a otra época y lugar, ya que este tipo de pasajes cubiertos, evocan al París del siglo XIX, lugar en el que surgieron dichas galerías comerciales. Está compuesto de dos tramos, unidos por una rotonda central, con una gran cúpula acristalada bajo la cual hay una llamativa estatua de Mercurio (Dios del comercio). Pinturas en los techos, un balconcillo que acoge una escultura de dos niños portando un reloj y las originales lámparas de gas, son otros de los temas ornamentales de interés que podemos encontrar en este pasaje.
* Una breve reseña sobre las capillas de la Catedral: La segunda capilla de la nave del evangelio es la de Nuestra Señora de los Dolores, en donde es de resaltar su retablo barroco, junto a un armario del siglo XVII en donde se guardan las reliquias de la Catedral, sobre el que reposa un Cristo yacente copia de Gregorio Fernández, así como una pila bautismal, cerrando el recinto una reja que data del siglo XVI. La tercera capilla por este lado, es la de Nuestra Señora del Rosario, con una bella talla de la Virgen con el Niño, realizada en piedra policromada, que data del siglo XV, junto a varios interesantes lienzos como los de San Pedro Regalado y la Virgen de San Lorenzo; también podemos ver dieciséis sitiales góticos de la antigua sillería de la Colegiata. Rematando la nave del evangelio podemos ver el sepulcro del Conde Pedro Ansúrez, repoblador de la ciudad de Valladolid, rodeado por una reja que contiene el escudo del conde.
En esta zona podemos acceder al Museo Diocesano, instalado en las dependencias claustrales de la antigua Colegiata.
Entre las muchas piezas de arte sacro, escultura, pintura y orfebrería, son de destacar: la talla de un “Ecce Homo” de Gregorio Fernández, una custodia procesional de Juan de Arfe de 1587, un busto de Cristo y una talla de San Juan Bautista de Juan de Juni, la portada de la antigua Colegiata en donde se aloja el conjunto escultórico de “llanto de Cristo muerto” y una buena colección de esculturas de Alejo de Vahia.
En el lado de la epístola, vale la pena detenerse en la segunda capilla la de San Pedro Regalado, donde podemos ver los restos del primer retablo mayor de la Catedral. Continuando por el lado de la epístola, resaltar la tercera capilla, dedicada a San José, con una interesante rejería y en donde podemos ver varias esculturas funerarias en alabastro atribuidas a Francisco de Rincón, así como las sepulturas de los últimos arzobispos de Valladolid. La capilla del ábside, justo donde se entra al templo por la plaza de la Universidad, acoge un gran lienzo sobre la transfiguración, atribuido a Lucas Jordán. Esta última entrada al templo por la fachada sur fue realizada en 1960, quedando también inacabada.
* Un par de curiosidades sobre la Catedral: La reja del coro que data de 1763, para nuestra desgracia, no la podemos admirar, dado que se encuentra desde 1956 en el Museo Metropolitano de Nueva York. La leyenda que existe de que las obras de la Catedral de Valladolid, se pararon por la construcción de Monasterio del Escorial, no es cierta, dado que el Escorial se construyó de 1563 a 1584, mientras que la Catedral se empezó en 1582, cuando el Escorial estaba prácticamente terminado.
* Aclarado anteriormente el significado que tenían los pilares y cadenas de la Universidad, quiero recordar que aún quedan en Valladolid símbolos de estos privilegios: Los doce pilares rematados por leones que sujetan escudos nobiliarios del Duque de Lerma, frente a la fachada de la Iglesia de San Pablo.
Varias columnas dispersas por el entorno del Palacio de Santa Cruz. La iglesia de San Lorenzo. En la iglesia de San Miguel y San Julián, conocida popularmente como "la iglesia de las cadenas", podemos ver actualmente las cadenas, que se extienden colgantes desde el muro a dos pilares situados a ambos lados de la puerta.
* Cruzando el Campo Grande, sale el Paseo de los Filipinos, donde se halla en Museo Oriental, ubicado en el interior del Convento de los Padres Agustinos, con la mejor coleccion de arte oriental de España, desde el siglo II hasta el siglo XIX. Es el legado de los Agustinos, principales evangelizadores del sudeste asiatico, en donde podemos ver piezas de porcelana, bronce, marfil, seda, numismatica, mobiliario e incluso una coleccion de armas y una armadura samurai.
* Una de las frases que se recurre con frecuencia es la de "aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid",
una expresion que se utiliza cuando vamos a hablar o alguien habla de
algo que no tiene nada que ver con lo que se esta tratando.
* Dejo para el final la reseña gastronómica, donde la calidad y variedad van de la mano, conviviendo recetas tradicionales, elaboraciones artesanas y platos innovadores. Exquisito manjar y protagonista indiscutible de la gastronomía vallisoletana es el lechazo, que posee la denominación I.G.P. alimentado exclusivamente con leche materna de la oveja churra (raza ovina originaria de Castilla y León), que se prepara normalmente asado en horno de leña. Como acompañamiento de la comida, el pan, una seña de identidad de la ciudad, que resalta por su sabor y blancura, lo que le ha hecho merecedor del distintivo "Pan de Valladolid, Marca de garantía".
Para completar el maridaje, el vino, donde la riqueza vitivinícola de Valladolid, la posiciona como la única provincia española cuyo territorio acoge 5 Denominaciones de Origen: Rueda, Ribera del Duero, Cigales, Toro y Vinos de León, además de otros sellos de calidad como los Vinos de la Tierra de Castilla y León.
Un par de recomendaciones para probar estas típicas viandas:
La Parrilla de San Lorenzo, situada en los bajos del Monasterio de Santa Ana desde hace más de 30 años. Comer en este local, te permitirá saborear un buen lechazo preparado en horno de leña, en un agradable ambiente entre muros del siglo XVI decorados con importantes obras de arte. Precio acorde a la calidad de la materia prima, la elaboración de los platos y la amabilidad de su personal. ( Pedro Niño, 1).
El Figon de Recoletos. Restaurante con mas de 50 años de andadura en la ciudad, con una decoración bastante clásica, pero donde preparan en horno de leña un excelente lechazo. Valorable el detalle de las rosquillas con el chupito que ponen al finalizar la comida. ( Acera de Recoletos, 3).
* Valladolid ha sido bautizada como “Ciudad de la tapa”, por lo que te animo a recorrer alguno de los locales que se encuentran en el entorno de la Plaza Mayor: Los "Zagales" (Pasión, 13), Villa Parmesana (Martin y Monso,4), La Tasquita (Caridad, 2), El Jero (Correos,11), El Corcho (Correos, 2). Si quieres conocer las especialidades de cada local, puedes consultar: De tapas por Valladolid Esta recomendacion esta basada en mi experiencia personal, espero que os guste.
* Entre los establecimientos hoteleros que tenemos en la ciudad, un par de recomendaciones: Hotel Mozart (Menendez Pelayo, 7). Un elegante edificio que data del siglo XVIII, con modernas habitaciones, a pocos pasos de la Plaza Mayor. Hotel Zenit "El Coloquio" (Plaza de la Universidad, 11). Hotel moderno situado junto a la Catedral y Universidad vallisoletana.
Ponemos fin a esta interesante ruta por la castellana ciudad de Valladolid, en donde me he extendido un poco más de lo habitual, al objeto de dar a conocer alguno de los rincones de mayor interés y que cada uno, dependiendo del tiempo que disponga, pueda acortar o ampliar lo visitable. Seleccionar, del lugar que mejor conoces es una tarea dificil, espero haberlo conseguido o por lo menos intentado.
Jose Maria Vicente