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Blog sobre viajes

Bienvenido a este blog de viajes, en donde puedes encontrar rutas a rincones interesantes con algunos consejos y sugerencias que te pueden servir como pequeña guía de viaje. Aunque el punto de partida de estas rutas, generalmente es desde Valladolid, las mismas se pueden adaptar fácilmente cuando tengan otra Ciudad de origen. Espero que este blog, pueda ser de vuestro interés e utilidad. Jose Maria Vicente

Archive for 2020

Pueblos con encanto del Pais Vasco frances


 
Dedicaremos esta ruta a conocer alguno de los pueblos catalogados como “Les plus beaux villages de France”, un territorio de increíble belleza donde podemos encontrar un buen ejemplo de la arquitectura rural vasca, lo que te hará disfrutar de los pueblos más significativos del interior del País Vasco Frances.
 
Salimos de Valladolid en dirección a San Sebastián, en donde pasaremos el primer día, realizando un recorrido gastronómico por el interesante mundo de los “pinchos”, sobre el que hare mención en una próxima entrada.
Comenzamos la jornada del segundo día poniendo rumbo a Espelette, localidad situada a 57 kilómetros de San Sebastián. Se trata de uno de los pueblos más hermoso de esta ruta, con una fama otorgada en gran medida por los pimientos rojos cultivados en la zona. 
Dejamos el coche en el aparcamiento situado a la entrada del pueblo, para continuar caminando por sus calles, casi todas ellas peatonales. Nuestra primera parada es en el Castillo, mandado construir por los Barones d´Espelette, uno de los pocos castillos medievales del Pais Vaco, ocupado en la actualidad por el Ayuntamiento y la Oficina de Turismo, donde nos facilitaron información de gran utilidad y en cuyo interior pudimos visitar una interesante exposición sobre los “pimientos en el mundo”. El siguiente destino, ya fuera de la parte más comercial y turística, es la Iglesia de San Esteban, construida en el siglo XVI. Su exterior, muy austero, tiene aspecto de fortaleza. En su interior, cuenta con una galería de madera de tres plantas, muy utilizada en esta zona y un bello retablo barroco. En el cementerio que rodea la iglesia, llaman la atencion varias estelas discoidales, monumento funerario que puedes encontrar en algunas zonas del país vasco.
Nos dirigimos ahora hacia la calle principal del pueblo, un buen ejemplo de la arquitectura rural vasca y en donde nos llama la atención las numerosas ristras de pimientos sobre la fachada y balcones de las casas, que ha pasado de ser un mero proceso de secado, a todo un emblema del municipio. 
En la parte baja de dichas casas, podemos encontrar diversos comercios donde venden todo tipo de productos relacionados con el pimiento, que se comercializan de múltiples maneras: en polvo, en conserva, en vinagre o en aceite de oliva.

Para adentrarnos un poco más en el mundo del pimiento, nos acercamos hasta L'Atelier du Piment (Chemin de l’Eglise), donde realizamos una interesante visita a sus instalaciones, con explicación de las diferentes etapas de la producción del pimiento, finalizando con una degustación de sus productos. Disponen de una tienda, en donde puedes adquirir bastantes productos con el pimiento como base. 
Parada para comer en Restaurante Aintzina, donde tomamos un interesante menú de 20 €, sin bebida. Lo que más nos gustó del menú, fue la “Axoa”, un guiso de carne de ternera, acompañado como no podía ser de otra manera, de pimientos. También recomendable, la “Brandade de morue”, una rica crema a base de bacalao. Para terminar, un delicioso “Gateau Basque”, un pastel típico de la zona, donde se combina el bizcocho con la crema pastelera y que también puedes encontrar en otros lugares, con frutos de temporada, especialmente cerezas un poco acidas. 
Una sugerencia: Los miércoles por la mañana de todo el año se celebra un mercado de productos locales, aunque en verano esto se amplía también a los sábados.
 
Finalizada la comida, nos dirigimos hacia La Bastide-Clairence, de donde nos separan 24 kilómetros por una carretera en que debemos circular con precaución. Las “bastidas”, eran ciudades medievales edificadas entre los siglos XIII y XIV, con un claro carácter defensivo.
Iniciamos el recorrido de esta pintoresca localidad por la  Place des Arceaux, que destaca por sus numerosas arcadas, bajo las que se sitúan diversos talleres artesanos y en donde se encuentra la Oficina de Turismo, lo que nos permitió recabar información de la zona. Desde esta Plaza, continuamos caminando por la calle principal, alrededor de la cual se extiende la población, que se encuentra jalonada de bonitas casas con una original arquitectura con entramados y contraventanas de madera en color verde y rojo, lo que ha hecho merecedora de estar incluida en la lista de “Les plus beaux villages de France”.
En la parte alta del pueblo se ubica la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, rodeada por un pórtico románico del siglo XIV, cuyo suelo se encuentra cubierto de lapidas, lo que obliga a caminar sobre las losas funerarias para poder acceder al templo. En su interior, podemos ver unas galerías de tres pisos, coronadas por un techo abovedado de madera, pintado con varios escudos. 
Junto a la iglesia, se situa el Cementerio de la localidad y en la parte trasera, un cementerio de la Comunidad judía, que merece un poco más de conservación, dado el estado en que se encuentran alguna de sus tumbas.
 
Caminamos ahora en dirección a la parte baja del pueblo, al objeto de visitar el Trinquet, un frontón considerado uno de los mas antiguos del mundo en funcionamiento (data de 1512) y en donde se practica una modalidad de pelota vasca.
 
El hotel elegido para esta noche es Les Collines Iduki. Se trata de pequeñas casas vasco-francesas, situadas en un entorno tranquilo y agradable, tipo apartamento, donde en la parte superior se encuentra la habitacion y en la inferior un salon - cocina. A destacar la amabilidad de sus propietarios.
 
El tercer día, continuamos nuestra ruta en dirección Saint Jean Pied de Port, de donde nos separan 40 Km. Dado el entorno montañoso en que nos encontramos, circularemos por carreteras estrechas y llenas de curvas, por lo que debemos extremar la precaución.
Este pequeño pueblo medieval enclavado en el valle de Baisorri, en la base de los Pirineos, se encuentra atravesado por río Nive y es uno de los puntos de comienzo del Camino de Santiago Francés, a una sola etapa de Roncesvalles, de donde nos separan 22 Km.
Accedemos al pueblo por la Puerta de España, punto de salida de los peregrinos en dirección a España, que nos conduce directamente a la comercial Rue d´Espagne, en donde observaras casas con las contraventanas y entramados de madera pintados generalmente de rojo, decoración típica de esta zona, así como sobre los dinteles de las puertas podemos ver marcado la fecha de su construcción. En el recorrido por esta calle debemos detenernos en uno de los puentes que cruzan el rio Nive, el Puente de Eyheraberry, al que accedemos por un bucólico paseo a orillas del rio, desde donde podrás obtener una de las imágenes más fotogénicas de la población.

Al terminar la Calle España y cruzar un puente, nos encontramos con la curiosa Puerta de Notre-Dame, adosada a la estructura de la Iglesia de Notre-Dame y situada bajo su torre. Del interior de este templo gótico, actualmente llamado iglesia de la Asunción, resaltar sus vidrieras y un interesante órgano. La casa contigua al templo, albergó antiguamente un hospital para peregrinos.
Continuamos nuestro recorrido por la empinada y adoquinada Rue de la Citadelle, donde puedes observar las fachadas de alguna de sus casas construidas de piedra arenisca de color rojizo.  En el N.º 41 de esta calle, no dejes de detenerte ante la Prisión de los Obispos, una construcción del siglo XIV, que fue primero residencia episcopal y posteriormente cárcel. También en la misma calle, en el N.º 32, vale la pena una parada en Casa Arcanzola, con una destacada fachada de madera y ladrillos, que data de 1510.
El final de la calle nos lleva hasta la puerta más conocida, la de San Jacques, declarada patrimonio de la humanidad por la UNESCO, es la puerta de acceso de los peregrinos procedentes del norte y centro de Europa, en su camino hacia Santiago de Compostela.
Desde esta última puerta sale un desvío a la izquierda, que nos permite llegar hasta la Ciudadela de Mendiguren, mandada construir en su día por el Cardenal Richelieu. Una vez arriba el camino nos conduce hasta la Puerta del Rey, no siendo posible el acceso al interior de la ciudadela, al ocupar sus instalaciones un colegio. Dominando la ciudad desde una altura de 70 metros, el esfuerzo de llegar hasta lo alto, se verá recompensado por las magníficas vistas que puedes disfrutar desde sus miradores.
Parada para comer en Restaurante Oillarburu. Este restaurante familiar se encuentra en la Calle de La Iglesia, que parte de la Puerta de Notre-Dame. Tomamos un menú casero, donde lo mejor fue el postre: “Creme brûlée”, algo parecido a nuestra "crema catalana".
 
Al finalizar la comida, caminamos, por la misma calle del restaurante, hasta la Puerta de Navarra, donde podemos admirar un bello arco y bóveda ojival. Desde este punto, se accede al llamado “camino de ronda”, un interesante recorrido a lo largo de la muralla medieval construida entre los siglos XV y XVII, que finaliza en la Puerta San Jacques.
Si dispones de más tiempo, acércate hasta la Plaza Charles de Gaulle, también conocida como la Plaza del Mercado. En este lugar se encuentra el Ayuntamiento, situado en la Casa Mansart, con una bella fachada del siglo XVIII. (Los lunes es el día de mercado en esta plaza).
 
Ponemos rumbo hacia Ainhoa, de donde nos separan 43 Km. Esta localidad atrae a numerosos peregrinos entre sus calles, ya que es un lugar de paso del Camino de Santiago.
El encanto de este pueblo, situado a orillas del río Nivelle y cuyo núcleo urbano se articula en torno a la calle principal, que es realmente la carretera D-20 que lo atraviesa, reside en su arquitectura, flanqueada por casas blancas con tejado a dos aguas y entramados de madera pintados de color rojo o verde, lo que te hará comprender por qué Ainhoa se encuentra dentro de la lista de “Les plus beaux villages de France”. Visitamos, en primer lugar, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, construida en el siglo XIII. Su interior posee
un curioso suelo con diversas lapidas funerarias, siendo de resaltar el bello retablo mayor, junto a las balconadas de madera en las paredes laterales y parte trasera, típicas de las iglesias de esta zona. 
Rodeando a la iglesia, se sitúa el cementerio, donde pueden verse sobre algunas tumbas, estelas discoidales adornadas con la cruz vasca y figuras geométricas, representando sobre todo al sol. 
Detrás de la iglesia, podemos ver el frontón, otra construcción tradicional de los pueblos vascos, lugar en el que además de practicar el deporte de pelota en sus diferentes modalidades, es un punto de encuentro de sus habitantes.
 
Al final de la calle principal, en dirección a España, se encuentra el lavadero y fuente de Alaxurruta, famoso por haber parado en este punto a beber agua Napoleón III y la Emperatriz Eugenia de Montijo, a su paso por la localidad en 1858.
A un par de kilómetros se situa la capilla de Nuestra Señora del Espino Blanco, edificada sobre la ladera de la montaña Asulai, junto al que se encuentra un pequeño cementerio, con otro buen ejemplo del arte funerario vasco, representado por veintiséis estelas discoidales. El camino que une el pueblo con la capilla, está jalonado con las sucesivas estaciones del "Via crucis", representacion de los pasos de Jesus en su camino al calvario.
 
El Hotel elegido para esta noche es el Argi-Eder, un bonito caserón vasco, situado a las afueras del pueblo, en donde se respira tranquilidad, lo que explica que se encuentre dentro de la cadena hotelera “Relais du Silence”.
 
El cuarto día, nos dirigimos a Sare, de donde nos separan tan solo 9 Km. Otra de las localidades que se encuentra entre “Les plus beaux villages de France”.   
Aparcamos el coche en uno de los aparcamientos que hay justo en la entrada del pueblo, para continuar caminando hasta la Plaza principal en donde se sitúa el Ayuntamiento y junto al que se encuentra la iglesia de San Martín, del siglo XVI, con una torre de 5 pisos, que se asemeja más a una fortaleza que a un templo. Accedemos al interior, en donde aparecen nuevamente la estructura de galerías situadas detrás y en los laterales del templo, zonas generalmente utilizadas para separar a las mujeres de los hombres durante la misa. En el campanario, junto al reloj, podemos leer una curiosa inscripción en euskera: “Oren guziek dute gizona kolpatzen azkenekoak du hobirat egortzen” (“Cada hora golpea al hombre, la última lo manda a la tumba”). Rodeando la iglesia se sitúa el cementerio, donde nuevamente podemos encontrar junto a las tumbas “estelas discoidales”, monumento funerario en forma de disco encima de un soporte trapezoidal, sobre el que se graban diferentes símbolos, siendo típico en esta zona el “Lauburu” (Cruz con los brazos curvilíneos).
Si tu visita coincide en sábado, es de interés el mercado semanal que se celebra en el frontón, donde los productores locales acuden a vender: quesos, pimientos, verduras….
 
Parada para comer en Restaurante “Trinquet Pleka”. Comida normal, donde lo mejor son las magníficas vistas a la montaña desde su terraza.
 
Para terminar nuestra visita a Sare, nos acercamos hasta la estacion del Puerto de San Ignacio, al objeto de conocer el Tren de Larrún (La Rhune, en frances), un pequeño tren cremallera que asciende hasta la cima del monte Larrún, el más alto de la zona (900 metros), en un recorrido de unos 35 minutos, circulando tan solo a 8 Km/h. Durante el espectacular viaje, que se realiza en vagones de madera, lo que te hace retroceder a otras épocas, nos permitió contemplar unas vistas panorámicas de postal, tanto de la costa vasca, como la francesa. A lo largo del recorrido puedes observar la presencia de buitres leonados y “pottokas”, un curioso pequeño caballo autóctono del País vasco. El precio para el billete de ida y vuelta es 19,50 euros o 15,50 euros para el de solo ida. (Es posible realizar la vuelta andando en un recorrido de un par de horas, para de esta manera disfrutar aún más del paisaje).
 
Salimos en dirección a San Sebastián, de donde nos separan 48 Km, pasando por San Juan de Luz, bella población costera que dejamos para visitar en otra ocasión. En las cercanías a la capital vasca, nos alojamos en Agroturismo “Maddiola”. Construcción moderna de estilo rustico en madera y piedra, que destaca por la tranquilidad del lugar y por las impresionantes vistas de mar y montaña.

Ponemos rumbo a Valladolid y fin a esta ruta, que espero haya sido de interés e utilidad.

Otras sugerencias y curiosidades.
 
* Una visita interesante, que nosotros realizamos en otra ocasion,  es la de las Cuevas de Sare, situadas a 6 Km del pueblo. Lo curioso de esta cueva, es la ausencia de estalactitas y estalagmitas, lo que se debe a la ausencia de filtraciones de agua por la capa arcillosa que cubre la cima. Se trata de una visita con luces y sonido, donde se mezcla tradicion, historia y leyenda, a lo largo de un intersante recorrido perfectamente adaptado.
 
* Una curiosidad que nos comentaron en la visita de Ainhoa, referente al significado que tenía en su momento el llamativo colorido de las casas en el País Vasco: El color rojo significaba que la casa era habitada por su dueño y el color verde, que sus moradores se encontraban en alquiler. No sé si será cierto.
 
* Si eres amante del chocolate, en tu paso por Espelette, no dejes de visitar la Fabrica de Antton, donde a traves de una visita guiada, te esplicaran todo el proceso artesanal de elaboracion de sus chocolates, con degustacion final de los mismos. Disponen de una tienda en donde se pueden comprar los diversos productos que elaboran, recomiendo por su originalidad el de chocolate negro con pimiento, esta increible. 

Jose Maria Vicente
 
 
 








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