viernes, 12 de octubre de 2018



En la ciudad de Zamora se encuentra la mayor concentración de Iglesias y edificios mejor conservadas de estilo románico toda Europa y por algo es conocida como “La ciudad del Románico”, con mas de 20 templos románicos que han sido testigos de la historia de la ciudad.

Comenzamos la ruta por la peatonal calle de Santa Clara, una calle donde se concentra la zona comercial y que conecta el centro de la ciudad con el centro histórico de la misma. Recorriendo esta calle y frente de la plaza de la Constitución, nos paramos en la primera de las muchas iglesias que hay en Zamora, la Iglesia de Santiago del Burgo, recientemente rehabilitada, data del siglo XII, cada una de sus tres fachadas tiene su propio rosetón, destacar de ellas la portada sur, con dos arquivoltas apoyadas en tres pares de columnas y un bello rosetón con doble celosía que forma 6 hexágonos alrededor de un circulo. De su interior  resaltar el retablo mayor y un antiguo altar románico junto a la capilla de los Villareal. Desde esta plaza sale una pequeña calle que nos conduce al Mercado, un edificio modernista, muy llamativo y que congrega por las mañanas, las compras de muchos zamoranos. 
Continuando por la calle Santa Clara, llegamos a la plaza Zorrilla, lugar en donde se sitúa el Palacio de los Momos, actualmente sede del Palacio de Justicia y aunque no es visitable por dentro, vale la pena detenernos ante su bella fachada, de estilo renacentista y gótico isabelino. Su portada se encuentra ornamentada con un cordón realizado en piedra, dos ventanas germinadas a ambos lados y en el centro, un enorme escudo sostenido por dos figuras. 
Justo enfrente de este ultimo Palacio, se encuentra el “Casino”, otro de los edificios modernistas de la ciudad. 
En el centro de la Plaza, vemos la escultura a la maternidad, obra del escultor zamorano Baltasar Lobo, uno de los grandes escultores españoles del siglo XX y que dedico parte de su vida artística a la figura femenina. (Junto al castillo, podemos visitar un Museo dedicado a este escultor).
El final de la calle Santa Clara, nos conduce a la Plaza Mayor, que tiene la particularidad de tener dos Ayuntamientos, uno frente al otro. A la derecha se sitúa el Ayuntamiento viejo, que data del siglo XVI, actualmente sede de la policía local y a la izquierda, el Ayuntamiento nuevo. 
En el mismo centro de la plaza, llama la atención encontrarnos con la iglesia de San Juan Bautista, apodada "Puerta Nueva", por estar ubicada junto a esta puerta de la antigua muralla zamorana. De su exterior, destacar la bella portada sur, con varias arquivoltas decoradas con motivos vegetales y encima de dicha puerta, un magnífico rosetón de rueda de carro con la cruz de Malta en su interior. En el interior del templo, resaltar el retablo de la Virgen de la Consolación, de Ruiz de Zumeta y el retablo del altar mayor, dedicado a San Juan Bautista, de la escuela de Juan de Juni. También este templo acoge dos tallas que procesionan en la Semana Santa: la Virgen de la Soledad y Jesús Nazareno. 
A la puerta de la iglesia podemos ver la escultura del “Merlú”, una pareja de penitentes de la Cofradía de Jesús Nazareno, con corneta y tambor, que cada madrugada del Viernes Santo recorren la ciudad avisando de que va a dar comienzo la procesión.
Al lado del Ayuntamiento viejo, sale una de las calles más típicas de la ciudad, la calle Balborraz, situada en una cuesta empedrada bastante empinada que nos lleva desde la Plaza, hasta el rio Duero y en donde podemos encontrar tiendas artesanales, junto a edificios tradicionales. Destacar, al comienzo de la calle, dos ejemplos de la variada arquitectura modernista que podemos encontrar en la ciudad de Zamora: Casa de Mariano López (1908) y Casa De Faustina Leirado (1910), que resaltan por sus motivos florales y vegetales.

Volvemos de nuevo a la Plaza Mayor y detrás de la Iglesia de San Juan,  bajando por la calle la Reina, llegamos a la Puerta de Zambrano o de Doña Urraca,  que formaba parte del recinto amurallado de la ciudad en el siglo XI. Aconsejo atravesar el arco para poder ver la puerta en todo su esplendor.
Desde la Plaza Mayor, continuamos el camino por la calle Ramos Carrión, que nos llevara a la Plaza de Viriato, caudillo lusitano muy ligado a la historia de Zamora. En la plaza, encontramos el Palacio de los Condes de Alba y Aliste, que alberga el Parador Nacional de Turismo, un precioso edificio de piedra de principios del siglo XVI, que destaca por el espléndido patio renacentista y la escalera, únicos elementos que han sobrevivido del primitivo palacio.  Frente al Palacio se encuentra el Hospital de la Encarnación, actual sede de la Diputación Provincial, merece la pena entrar un momento y visitar su bello patio central.
Junto a esta última plaza, se encuentra la Plaza Claudio Moyano, con un mirador desde donde observamos unas buenas vistas de la ciudad desde la muralla. Junto al mirador, se sitúa la Iglesia de San Cipriano, que data del siglo XII. De su exterior, destacar la fachada sur con una portada de tres arquivoltas, en donde podemos ver sobre una de las dovelas, el relieve de un herrero trabajando en la fragua, también son dignos de mención los relieves que decoran los tímpanos de los ábsides, en donde son de resaltar las "saeteras" (pequeño ventanal en el muro), protegidas por una pequeña reja románica. En su interior, nos gusto la decoración de los capiteles y los restos de pinturas murales góticas.
Bajamos por la cuesta de San Cipriano hasta llegar a la bonita plaza de Santa Lucia, dominada por la iglesia del mismo nombre, que no visitamos y por el Palacio del Cordón, sede actual del Museo provincial de Zamora. Se trata de un bonito edificio de piedra del siglo XVI que toma su nombre por el cordón tallado en la piedra que enmarca la puerta principal del palacio.
Volvemos de nuevo a la Plaza de Viriato, seguimos por la calle opuesta al Parador y nos encontramos con el Museo de Etnográfico de Castilla y León en donde se encuentran numerosos objetos vinculados a las costumbres y tradiciones de la provincia. Continuamos por la calle Barandales que nos lleva hasta la iglesia de Santa María la Nueva, que data del siglo XII. Es uno de los edificios más significativos de la ciudad, resaltar de su exterior el ábside semicilíndrico, decorado con siete arcos y de su interior, destacar una bella pila bautismal del siglo XIII, decorada con siete arcos y un Cristo yacente del XVII, de Francisco Fermín discípulo de Gregorio Fernández. Como curiosidad, mencionar que en esta iglesia tuvo lugar un hecho histórico, en 1.158: "El Motín de la Trucha", en donde el pueblo se levantó contra la nobleza, en protesta por los privilegios que tenían, fueron encerrados en esta iglesia y luego la prendieron fuego. 
Junto a esta última iglesia se sitúa el Museo de la Semana Santa.

Parada para comer en el Parador de turismo, en donde tomamos dos platos típicos de la gastronomía local: Arroz a la “zamorana”, cuyos  ingredientes principales son productos cárnicos procedentes de la matanza del cerdo  y bacalao a la “tranca”.

Desde la Plaza de Viriato continuamos por la calle los Francos hasta llegar a la iglesia de Santa María Magdalena, una de las más bellas del románico zamorano. De su interior, destacar un hermoso sepulcro atribuido a Doña Urraca de Portugal. En el exterior resaltar la fachada sur, con una preciosa puerta con cinco arquivoltas decoradas con motivos vegetales que representan el paraíso celestial. Como curiosidad, buscar en su portada la figura de un obispo, cuenta la leyenda que si no la encuentras, no te casas.
Seguimos por la calle los Notarios para llegar a la Iglesia de San Pedro y San Idelfonso, levantada sobre una iglesia visigoda, data del siglo XII. La portada sur es románica, mientras que la principal es barroca. En su interior se encuentran los restos de San Ildefonso de Toledo  y en un altar lateral, podemos ver una bella imagen de la Virgen del Amor Hermoso, a la que según nos comentaron, cambian sus pendientes dos veces al año y que la leyenda popular cuenta que ante esta imagen, venían las jóvenes casaderas para pedir un buen matrimonio.
Después de visitar la iglesia y bajar a la plaza Arias Gonzalo nos detenemos en el mirador del Troncoso, en donde disfrutamos de unas estupendas vistas del río Duero y el puente románico. 
Atravesando la Puerta del Obispo y contiguo a la misma, se encuentra la Casa del Cid, un edificio civil construido en el siglo XI que formaba parte del antiguo recinto amurallado de la ciudad.
Frente a este ultimo edificio, divisamos la Catedral, la más pequeña y más antigua de las 11 Catedrales de Castilla y León. Lo más característico y espectacular de este templo es el cimborrio, de influencia bizantina, posee un curioso revestimiento de escamas de piedra con un tambor perforado que alberga 16 vidrieras para iluminar el interior y cuatro pequeñas torres en las esquinas rematadas con sus propias cúpulas.
Destacar también del exterior la Torre del Salvador, construida en el s. XIII y de 45 metros de altura. En el interior de la catedral sobresalen: el Claustro del s. XVII que da acceso al Museo Catedralicio, con una buena colección de tapices; la Capilla de San Miguel, la más antigua de las capillas, en estilo renacentista; un retablo del ábside, en donde podemos ver una interesante talla de la Virgen gótica de Ntra. Sra. De la Majestad, apodada "la Calva", por tener una frente muy ancha; la Capilla de San Ildefonso, la más bella de todas, en donde destaca la puerta de acceso en estilo renacentista, las pinturas de la entrada y su interior, repleto de sepulcros. 
También del interior es de resaltar, el Coro, obra de Juan de Bruselas, con una magnifica sillería y una grandiosa reja gótica y el retablo Mayor, construido en mármol de Carrara, que data del siglo XVIII, está dedicado la Transfiguración de Cristo, por lo que es llamada "Catedral de la Transfiguración".
En un lateral de la catedral por la calle Alcañices, llegamos al parque que rodea el Castillo, del que  quedan escasos restos: algún tramo de muralla, parte del foso y las ruinas del patio de armas. En un extremo del parque se sitúa la Iglesia de San Isidoro, que data del siglo XII.

Salimos por un arco abierto en las murallas, de nombre Puerta del Obispopara descender a nivel del río, hasta llegar a las Aceñas de Olivares, una de las más antiguas de España. Se trata de un grupo de tres molinos medievales, en funcionamiento hasta el siglo XIX y que han sido rehabilitados con mucho acierto. Actualmente desempeñan la función de Centro Interpretación del Duero.
Casi enfrente de las Aceñas de Olivares se localiza otra de las iglesias que componen la Ruta del Románico de Zamora. Se trata de San Claudio de Olivares, del siglo XI, que posee un bonito pórtico. No podemos visitar el interior por encontrarla cerrada.

A poca distancia, nos encontramos con el Puente de piedra que data del siglo XII. Un lugar con encanto en donde disfrutamos de un agradable paseo y de unas espectaculares vistas de la muralla, con la Catedral como fondo. ¡Sobre todo al atardecer¡
Vuelta para Valladolid y fin de esta interesante ruta.

Jose Maria Vicente                                                                                                                                                                                 
Otras sugerencias y curiosidades.

“Zamora no se gano en una hora”: Este dicho popular nos viene a decir que las cosas no son tan fáciles como parecen en un principio y tiene su origen en 1072, cuando en una feroz lucha fratricida el rey Sancho II de Castilla cercó la ciudad de Zamora durante más de 7 meses para intentar arrebatársela a su hermana Doña Urraca.

Una aceña es un ingenio hidráulico situado en el mismo cauce del río, que permite triturar el grano de cereal, por medio de unas ruedas de palas que trabajan en posición horizontal y transformarlo en harina con la que más tarde se elaborara el pan. Se diferencian de los molinos de agua, en  las ruedas que trabajan en posición horizontal.

El cimborrio, auténtico tesoro de la Catedral de Zamora, supuso la primera de una serie de cuatro cúpulas muy semejantes. A la cúpula zamorana, siguieron las de la colegiata de Toro y las de las Catedrales viejas de Salamanca y de Plasencia. 

Viriato, célebre guerrero lusitano, se convirtió en un auténtico terror para los romanos y está presente en la bandera de Zamora, llamada “seña bermeja” ("Seña" por bandera y "bermeja" por el color rojo) en donde aparecen ocho tiras rojas, que recuerdan las ocho victorias que obtuvo contra varios cónsules romanos.
Si dispones de tiempo recomiendo la visita del Museo de Semana Santa, que cuenta en la actualidad con 36 grupos escultóricos de los pasos procesionales que desfilan en la Semana Santa zamorana, declarada de Interés Turístico Internacional, junto a túnicas y hábitos de las distintas cofradías y hermandades.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX, se construyeron en la ciudad de Zamora un notable número de edificios modernistas, lo que le ha permitido entrar a formar parte de la Ruta Europea del Modernismo, junto con Barcelona o Madrid. A pocos metros de la Plaza Mayor, en la plaza de Sagasta 3, nos detenemos ante una casa, conocida como de "Las Cariátides", figuras femeninas a modo de columnas y que nos permite observar los detalles del modernismo zamorano (en los bajos del edificio, se sitúa la tienda de ropa "Mango"). Otra construcción cercana a la plaza, es el edificio del antiguo Casino.
Dejo la lista de otras casas que se pueden visitar en esta ruta por edificios modernistas:  Casa de Gregorio Prada (1908), Casa de Crisanto Aguilar (1908),  Casa de Mariano López (1908),  Casa de Faustina Leirado (1910),  Casa de Valentín Matilla (1911), Casa de Juan Gato (1912),  Laboratorio Municipal (1909), Casa Montero (1910), Casa Tejedor (1913),  Casa de Norberto Macho (1915),  Casa de Miguel Hervelia,  Casa de Fernando Rueda (1918), Fábrica de Harinas Rubio (1919), Casa de Valentín Guerra (1907),  Casa Félix Galarza (1909,en la calle Santa Clara 12), Casino (1905), Casa Francisco Antón (1913,en la calle Santa Clara 29) y  Casa de Martín de Horna (1908).

Una recomendación respecto al tapeo zamorano es no dejar de pasar por el Bar El Lobo, “el rey de los pinchos”, es una parada obligada para probar los pinchos morunos, que los puedes encontrar en dos variantes, que piquen o que no, los dos están muy buenos, también tienen su variante de pincho de chorizo. (Ubicado en la Calle El Horno de San Torcuato 1, en plena zona de tapeo, entre las calles Santa Clara y San Torcuato). 
En esta misma zona de vinos y tapas, otros que no te debes perder: Las patatas bravas del Bar Caballero, a poca distancia del bar anterior, ya sean bravas o mixtas, su salsa es adictiva. Los Tiberios y las perdices del Bar Bambú, en la calle Flores de San Torcuato, entre El Lobo y el Caballero, los "tiberios" son unos ricos mejillones con una salsa picante y las "perdices" son una sardina abierta al medio rellena de una base de tomate y rebozado. En la calle Diego Ordax, no dejes de pasar por el Bar Chillon y probar su tortilla con salsa de callos, puede sonar raro, pero esta espectacular. En la calle Herreros se sitúa el Bar Bayadoliz, cuya especialidad son los sándwiches, aquí llamados "cuadraos".
Dejo un listado que me facilitaron en Información y Turismo, con los horarios de apertura de las iglesias zamoranas, en donde llama la atención que la entrada a las mismas, es gratuita , salvo la Catedral. Algo inusual en estos tiempos.

Por último, si crees que hay otros rincones o lugares interesantes que merece la pena visitar en esta ruta, deja tu comentario,  será de ayuda y utilidad para los viajeros que nos leen.
                                                                                     



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