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- Castillos en tierra de pinares
sábado, 3 de agosto de 2019
Salimos de Valladolid en
dirección a la villa segoviana de Coca (60 Km), situada en el límite sur de la
provincia de vallisoletana y enclavada en la denominada “zona de pinares”, así llamada por encontrarse salpicada por
grandes manchas verdes de los pinares castellanos.
Coca, nuestro primer destino, presenta
uno de los asentamientos más antiguos de España, por donde pasaron vacceos, romanos
(aquí nacerá en el año 347, Teodosio I “El Grande”, uno de los tres emperadores
romanos de procedencia hispánica), para terminar con los visigodos.
La primera parada es para visitar
el majestuoso Castillo de de los Fonseca, obra cumbre de la
arquitectura militar mudéjar. Esta impresionante mole de ladrillo, que se
encuentra protegida por un foso que supera la veintena de metros de profundidad,
se comenzó a construir a finales del siglo XV, terminándose a principios del
XVI. Con un exterior espectacular, el acceso a su interior está en función de
la forma física del visitante, al contar con altos y numerosos escalones en
alguno de sus accesos. Las dependencias interiores del castillo no poseen nada
destacable, salvo la visita de la torre del homenaje, a la que se sube por una escalera
de caracol, que si no recuerdo mal, tiene 80 escalones y que permite el acceso
a las distintas estancias interiores, comenzando por una capilla en la planta
inferior, con dos interesantes tallas románica y gótica de la Virgen con el
Niño; desde lo alto de la torre, a unos 25 metros de altura desde el patio de
Armas, se disfruta de unas magníficas vistas del casco urbano de Coca, en el
que destaca la iglesia de Santa María la Mayor y la Torre de san Nicolás,
además de las poblaciones colindantes.
Puedes acceder al interior del recinto amurallado sin pagar la entrada, pero si dispones de tiempo merece la pena hacer la
visita guiada, solo por subir a la torre vale la pena. Dentro del castillo
funciona una Escuela de Capacitación Agraria. A tener en cuenta si se va con
niños pequeños: estar siempre pendientes y no relajarse, dado que hay
algunos puntos peligrosos para ellos, tanto en el interior, como en el entorno
del castillo. (Visitas: de lunes a viernes de 10.30 a 13.00 h y de 16.30 a
18.00 h. Sábados, Domingos y festivos de
11.00 a 13.00 h y de 16.00 a 18.00 h. Coste 2,70 €).
En las
inmediaciones del Castillo, se encuentran las murallas medievales, que aunque
algo deterioradas, dan prueba del esplendor y grandiosidad que tuvieron en su
época. Durante el recorrido es de interés detenerse ante la Puerta de la Villa
o Puerta de Segovia, una de las cuatro que tenía originalmente el recinto
amurallado.En este entorno, encontramos las esculturas de dos Verracos Prerromanos, figuras zoomorfas
realizadas en granito, que eran uno de los elementos más reconocibles de la
tribu de los vettones. Sobre estas esculturas, hay varias teorías de su
significado: por un lado se cree que delimitaban terrenos dedicados a la
ganadería; por otro, un significado religioso, concretamente el culto a los
muertos o ritos funerarios. (Son similares a los conocidos “Toros de Guisando”,
en la provincia de Ávila).
Llegando a la plaza Mayor,
presidida por el Ayuntamiento, nos encontramos con la iglesia de Santa María la Mayor, asentada sobre los cimientos de
una iglesia románica del siglo XII, se encuentra realizada en ladrillo con
piedra caliza, que data del siglo XVI. Los exteriores son de una gran sobriedad, con una torre de mampostería y ladrillo. En su interior, lo más digno de
destacar son los sepulcros renacentistas de la familia Fonseca, construidos en mármol
de Carrara, realizados por Doménico Fancelli y su discípulo español Bartolomé
Ordóñez, que también realizaron el monumento funerario de los Reyes Católicos
en la Capilla Real de Granada.
Antes de abandonar el pueblo,
recomiendo pasarte por el único resto visible de la desaparecida iglesia románica de San Nicolás para contemplar la torre. Si te
animas a subir, por el interior tiene una estructura metálica con más de cien escalones,
que te permite acceder a la parte más alta de la torre, desde donde se tienen unas
inmejorables vistas.
Salimos de Coca y ponemos rumbo a
la localidad segoviana de Villaverde de Iscar, lugar en donde paramos a comer: Asador “Los Chicos”. Como entrantes
para compartir, recomendar: la sepia a la plancha y el revuelto de morcilla,
pasas y piñones, para continuar con un magnifico
lechazo preparado en horno de leña. A mejorar, el tiempo de espera desde la
toma de la comanda, a la llegada de los platos y las cantidades, que son
algo justas.
Terminada la comida, ponemos
rumbo a Iscar, situada en el
extremo sureste de provincia de Valladolid, en el límite con Segovia.
Nuestra primera parada es para visitar el Castillo, que se encuentra situado
en una pequeña montaña de la localidad y que permite contemplar la extensa
comarca de tierra de campos. Hasta hace poco tiempo este castillo, que data del año 939,
se encontraba en estado ruinoso, pero no hace mucho ha sido restaurado, siendo visitable en la actualidad la torre del homenaje. La torre, tiene planta
cuadrada, está formada por cinco pisos y en el centro, una gran columna de piedra, que sirve para reforzar la
bóveda de sillería. Lo más interesante de la visita es la terraza que
hay en la quinta planta, ya que desde aquí se pueden contemplar unas vistas
increíbles de la comarca de tierra de campos. (Recinto monumental abierto y gratuito:
sábados de 12 a 15 h y de 17 a 20 h. Domingos y Festivos de 12 a 15 h. Visitas
guiadas y acceso a la Torre del Homenaje: Sábados a las 12 h y a las 17 h
Domingos y Festivos a las 12 h). En el interior del
Castillo, se encuentra la Fábrica de cerveza “La Loca Juana”, que dispone
de dos variedades de cerveza artesana:
“La loca pelirroja” ( tostada) y “La
rubia loca” ( rubia). Es posible
visitarla de manera conjunta con el
Castillo, aunque nosotros no pudimos hacer al no haber concertado la
visita con la cervecera.
Nos dirigimos a visitar el Museo
de Mariemma, dedicado a la genial bailarina y coreógrafa nacida en esta
localidad. En su interior, pudimos contemplar el legado de la artista, con multitud
de trajes, castañuelas, premios y objetos personales. Como curiosidad, dentro del
recinto, podemos ver una exposición de “Muñecas Nancy”, con los trajes típicos
regionales de toda España. Visita interesante y recomendable. (La entrada
cuesta 3'60 €. Horarios: Miércoles de 17 a 20 h. Jueves y viernes de 10 a
14 h y de 17 a 20 h. Sábado de 11 a 15 h y de 17 a 20 h. Domingos y festivos de
11 a 15 h).
Antes de abandonar Iscar, no
dejes de pasarte por Dulces Vela (C/
Poniente 10), para probar las rosquillas “Ciegas”, que aunque se pueden
adquirir en otros puntos de la región, recomiendo las que elaboran en este
centenario obrador artesano. Deben su nombre a su forma y a la ausencia del
agujero que comúnmente tiene una rosquilla, posee una textura suave y muy
esponjosa, que parece deshacerse en la boca. (Caja de 12 unidades cuesta 4.60
€).
En el camino de vuelta, nos
detenemos en la localidad vallisoletana de Portillo, lugar en donde se
encuentra, situado en lo alto de un cerro, el último de los castillos que veremos
en esta ruta. El Castillo de Portillo o de los Condes de
Benavente, data de los siglos XIV-XV y actualmente pertenece a la Universidad
de Valladolid a la que se lo cedió en su día el médico e investigador, Pio Del
Río Hortega, natural de Portillo. Dada la hora a la que llegamos, solo pudimos
recorrer sus exteriores, pero dejo al final una breve reseña de una visita que
hicimos recientemente.
Antes de dejar Portillo, una visita
al Bar-Restaurante “Alboroque”, un
curioso local situado en una antigua iglesia desacralizada en la que no falta
detalle, donde paramos a tomar una cerveza.
Camino de vuelta a Valladolid y
fin de esta interesante ruta.
Otras sugerencias y curiosidades.
* Llama la atención en la muralla
exterior del Castillo de Coca las
innumerables "mirillas en forma de
cruz", que según nos comentaron, estaban construidas con esta extraña
forma para poder disparar mejor desde el interior, lo que da prueba del
carácter defensivo del recinto.
* Breve reseña de la visita que
realizamos recientemente al interior del Castillo
de Portillo: La Torre del Homenaje, que con una altura de 28 metros y una
escalera de caracol de 110 peldaños, te permite con un poco de esfuerzo subir a
lo alto, desde donde se tienen unas espectaculares vistas de la tierra de
pinares. (En la primera planta de la torre, hay una estupenda colección de
maquetas de ingenios de guerra). En el patio, puedes ver algo curioso y que no
resulta habitual en un castillo, un pozo de agua potable, que bajando unas
escaleras de 120 peldaños, te permite bajar al fondo del pozo a una profundidad
de 32 metros. ¡Realmente interesante y curioso¡ Es de agradecer la labor de información que
realizan los voluntarios del Club Amigos de los Castillos. (Visitas: Sábado,
domingos y festivos de 11:00 a 13.30 y de 17.30 a 20.00 h. Coste 1 €).
* En Portillo, recomiendo probar y comprar un dulce típico, “mantecados de Portillo”, también
conocidos como “zapatillas”,
acompañante ideal para un café o un vino dulce. Se trata de una pasta de
forma elíptica, de color blanco brillante y textura harinosa, elaborados con manteca
de cerdo, harina, aguardiente, huevos y canela. Para conseguir el aspecto blanco y brillante, la
masa tiene que pasar hasta en tres ocasiones por el horno (una de cocción y dos
de secado. Uno de los obradores artesanales que me gustan, es Confitería Garrote, situada en Arrabal
de Portillo (la parte baja del pueblo).
Jose Maria Vicente