sábado, 18 de junio de 2022

 

Después de haber visitado en numerosas ocasiones Santiago de Compostela, he querido plasmar en este post alguno de los rincones interesantes que no debes perderte de su casco histórico, junto a pequeñas curiosidades o leyendas, que si no te las cuentan pasarían seguramente desapercibidas.

 

Comenzamos la visita de la capital compostelana caminando por la Rúa do Franco, una calle que concentra buena parte de la oferta gastronómica del casco histórico y cuyo nombre se identifica con los “francos”, cualquiera de los peregrinos llegados a Compostela través de los Pirineos. 

 

Caminando por esta transitada calle, en el numero 5, podemos ver la Fuente y la Capilla del Apóstol. Cuenta la leyenda que fue en este lugar donde los bueyes que transportaban el cuerpo del Apóstol Santiago se detuvieron porque estaban sedientos y escarbando en el suelo con sus pezuñas brotó un manantial de agua, que se conoce como la fuente del Apóstol.

 

Los soportales del antiguo edificio de Correos, en la esquina de Travesía de Fonseca con la Rúa do Franco acoge cada jueves y sábado un curioso Mercado de antigüedades, donde poder comprar entre otros objetos, libros viejos, sellos o monedas.

Continuando por la Rúa do Franco y antes de llegar a la Plaza del Obradoiro, encontramos el Palacio o Colegio de Fonseca, un edificio renacentista, en cuya fachada destaca el escudo con las cinco estrellas de los Fonseca. 

Alberga en su interior un bello claustro, obra de Gil de Hontañón, en cuyo centro podemos admirar la escultura del arzobispo Alonso de Fonseca, fundador del Palacio. 

A la derecha de la puerta, está la entrada a la capilla gótica y a la izquierda, se accede a la Sala de Grados, con un impresionante artesonado mudéjar y que en su día fue sede del primer parlamento Autónomo de la Comunidad gallega. 

Durante sus siglos de vida, el Palacio tuvo todo tipo de usos desde Colegio Mayor hasta Facultad de Medicina, Farmacia o Económicas. En la actualidad alberga la Biblioteca América, un auténtico tesoro de la Universidad y una de las más bellas de España. Este espacio cultural fue creado en 1926 por un inmigrante gallego afincado en Buenos Aires, con el propósito de dar a conocer la cultura americana. En la sala principal de la biblioteca impacta su estantería barroca, que proviene del monasterio de San Martin Pinario. El libro más importante de la colección, es una réplica del “Libro de Horas de Fernando I de León”, un libro escrito en 1055 y que contiene toda clase de rezos y plegarias para cada uno de los días del año.

Seguro que te sonará una de las canciones más conocidas de la tuna: «Triste y sola, sola se queda Fonseca, triste y llorosa, queda la Universidad», expresando el vacío que dejan en la ciudad compostelana los estudiantes que marchan al finalizar el curso.

Unido al Palacio de Fonseca se encuentra el Colegio San Jerónimo, sede del Rectorado de la Universidad. No dejes de observar entre ambos edificios una de las esculturas más conocidas de Santiago, el Árbol de la Ciencia. Árbol realizado en hierro, del que surgen diferentes ramas que nos llevan a diversas disciplinas académicas escritas en latín. Resguardada por un cristal, cuenta leyenda que cuando un estudiante indeciso no tenía claro que carrera elegir, se situaba de espaldas al árbol, dando tres giros sobre sí mismo, llevando su mano hacia atrás y el destino elegía en función de la rama donde hubiera situado su mano.

La ruta continua hasta llegar la Plaza del Obradoiro, uno de los lugares más emblemáticos de Santiago, junto a la Catedral, lugar donde acaba una de las peregrinaciones más conocidas del mundo, el Camino de Santiago. Se le llama así, Obradoiro, porque durante casi 100 años estuvo en obras y los talleres (“obradoiros” en gallego) de los canteros trabajaron sin descanso, tallando el granito empleado en la construcción de la catedral, utilizando el amplio espacio de la plaza para almacenar los materiales de la edificación. 

En esta Plaza se encuentran algunos de los lugares más importantes que visitar en Santiago. Por un lado, el Hostal de los Reyes Católicos, un antiguo hospital de peregrinos construido por iniciativa de los Reyes Católicos, convertido hoy día en Parador Nacional. 

Su espectacular fachada de estilo gótico plateresco, te invita a pasar al interior y disfrutar de su Capilla Real, que destaca por la reja de entrada, con cuatro claustros que la rodean, los dos primeros renacentistas (Patios de San Juan y San Marcos) y los otros dos barrocos (Patios de San Juan y San Marcos). 

Entre las numerosas “gárgolas” que podemos ver en esta edificación (Caño de piedra colocado en la cornisa para el desagüe del agua), testigos silenciosos del paso del tiempo, recomiendo desviar tu mirada al lado derecho de la fachada, donde se encuentra una de las más llamativas y curiosas: un joven defecando con el trasero y los genitales al aire.

Un curioso reloj de sol triple, por las características de su orientación, marca la hora desde 1601, te animo a descubrirlo en la terraza del Hostal.

 

En esta misma plaza podemos ver el Pazo de Raxoi, justo frente de la Catedral, en la actualidad sede del Ayuntamiento de Santiago y del gobierno autonómico de Galicia. Junto al Pazo, hay un pequeño mirador. Si te sitúas en él, verás enfrente, la Iglesia de San Fructuoso o Angustias de abajo, conocida popularmente como “Iglesia de las 4 sotas”. Adivina de donde viene este sobrenombre, es fácil de adivinar si te fijas en lo alto de su fachada, en la cornisa superior, rodeando el campanario, verás que está custodiado por cuatro figuras que representan las cuatro virtudes cardinales y cada una de ellas, se puede identificar con los 4 palos de la baraja española. De izquierda a derecha: fortaleza (bastos), prudencia (oros), justicia (espadas), y templanza (copas). Estas esculturas son obra de Gregorio Fernández y Francisco de Lens. 

Más allá de la belleza de la iglesia, en su entorno también tuvo cabida uno de los cementerios más importantes de la ciudad, donde se enterraba a los peregrinos fallecidos en Santiago y a los pacientes que perdían la vida en el cercano Hospital Real, el actual Hostal de los Reyes Católicos. No queda ningún vestigio de aquel cementerio y en su lugar se implanto el laberinto de boj que podemos ver hoy día. En el muro de la cara sur, el que daba al antiguo cementerio, busca una calavera con una enigmática inscripción en latín: “Ut video vidi. Sicut me videtis videtis”, que viene a decir: “Como tú te ves yo me vi. Como tú me ves, tú también te verás”. 


Otro de los edificios que debemos admirar en la Plaza del Obradoiro es el Colegio de San Xerome, sede del Rectorado de la Universidad de Santiago. Fue construido en el siglo XVI por orden del Obispo Fonseca para acoger a estudiantes de pocos recursos económicos, como anexo al Colegio Mayor de Fonseca. Se trata de un edifico renacentista, en cuya fachada principal se insertó la portada gótica procedente del antiguo Colegio Universitario de la Azabachería, la cual se encuentra presidida por la imagen de la Virgen con el Niño, resguardada por la arquivolta.

La fachada de la Catedral de Santiago es un impresionante retablo barroco de los siglos XVII y XVIII, que cubre la catedral románica que encontramos detrás. Lo preside el Apóstol Santiago vestido de peregrino. ¡A ver si lo localizas entre tantas esculturas, con su bastón y su capa! 

Esta fachada se encuentra situada delante del Pórtico de la Gloria, una obra espectacular del románico, obra del maestro Mateo, con más de 200 figuras talladas en granito y mármol, dotadas de una gran expresividad. 

Una curiosidad: En los gruesos pilares que separan el arco central de los laterales, hay ocho estatuas-columnas de tamaño natural, observa en lado izquierdo la talla de Daniel, con sonrisa pícara, dirigiendo su mirada a la talla de la Reina Esther, que tiene enfrente. Según cuenta la leyenda, la reina tenía un pecho exuberante a ojos del Cabildo catedralicio, lo que obligó a los canteros que trabajaban en la Catedral a reducirla los pechos y como respuesta popular, los vecinos de Santiago le dieron a uno de los quesos más representativos de Galicia, la forma actual y el nombre de "queso de tetilla" ¡Vale la pena recrearse en esta escena¡ 

Después de la impresionante restauración realizada recientemente al Pórtico de la Gloria, existen dos tradiciones y rituales vinculadas al mismo que se han perdido y que ya forman parte del pasado, al objeto de garantizar su conservación. La primera de ellas es el ritual de introducir las yemas de los cinco dedos de la mano derecha sobre los hundimientos de la columna del parteluz, el cual lleva grabado la temática del Árbol de Jesé o genealogía de Cristo. Esta tradición se remonta a la época medieval y esta relacionada con los primeros peregrinos, que a su llegada, después de tanto esfuerzo, colocaban la mano en el parteluz para apoyarse mientras contemplaban maravillados al Apóstol Santiago. A la sombra del imponente parteluz, yace de espaldas arrodillado la escultura del Maestro Mateo, mirando a la nave principal del templo. Una leyenda cuenta que, ante la negativa del Obispo de poder situarse en la parte frontal del Pórtico, Mateo decidido ubicarla en este lugar. El segundo de los mitos viene con la figura de Mateo, identificado como el “Santo dos Croques”, se trata de una tradición fomentada por los estudiantes de la Universidad de Santiago, que comenzaron a darse tres cabezazos, con la cabeza del maestro Mateo durante la época de exámenes, para que les pasara su inteligencia y memoria.


A ambos lados de la fachada, están las torres, que con sus 74 metros de altura parecen subir hasta el cielo: la de la “Carraca”, a la izquierda, que aloja una impresionante carraca hecha de madera de castaño, de 200 Kg de peso y dos metros de brazo y que cada Semana Santa podemos escuchar en lugar de las campanas y la torre de las "Campanas", a la derecha. Aunque distan mucho de ser como la Torre de Pisa, las dos torres de la Catedral de Santiago también están inclinadas. La Torre de las Campanas a la derecha si se observa desde la plaza del Obradoiro, es la que más desafía a la gravedad con una inclinación de unos 40 centímetros. 

Desde la Plaza del Obradoiro se puede acceder al interior de la Catedral a través de unas escaleras dobles, del siglo XVII. A la derecha de la fachada podemos acceder al claustro, de estilo gótico-renacentista, construido por Juan de Álava, Gil de Hontañón, Juan de Herrera y Gaspar de Arce, uno de los mayores de España, construido para sustituir otro claustro anterior románico. Sus cuatro alas muestran una magnifica bóveda estrellada y en el suelo, podemos ver lapidas de los canónigos. El claustro tiene un atractivo adicional, en uno de los laterales  pueden verse las viejas campanas retiradas de la Torre del reloj por estar rajadas, entre ellas la “Berenguela” original, sin olvidar sus tres relojes solares. A continuación, se visitan la Sala Capitular, con una bella bóveda barroca de granito y la Biblioteca, que además de valiosos volúmenes, guarda, cuando no se utiliza, el famoso el botafumeiro. Completa la visita en la planta tercera, donde puedes admirar la excelente colección de tapices de los siglos XVI al XVIII, entre los que sobresalen los diseñados por Rubens con temas mitológicos; por Goya, con escenas costumbristas, o los realizados por la Real Fábrica de Santa Bárbara, inspirados en cuadros de David Teniers. La serie de Aníbal y Escipión el Africano, compuesta por cuatro tapices es el de mayor antigüedad de la colección. 

A la izquierda de la fachada de la Catedral encontramos el Palacio de Xelmirez, conocido también como antiguo Palacio Episcopal, uno de los pocos edificios civiles románicos que podemos encontrar en la ciudad. En el interior, podemos ver el primitivo pórtico románico que quedó oculto tras la nueva fachada construida en el siglo XVIII. En la segunda planta encontramos la cocina del siglo XII, donde lo más destacable es el fogón bajo una románica bóveda de cañón perforada para permitir la salida de humos y el Salón de Ceremonias, de donde es de resaltar seis tramos abovedados, donde los nervios confluyen en una interesante colección de ménsulas, entre las que encontramos comensales sentados a la mesa. Una muy curiosa, es la que representa un personaje con varios panes y otro comensal sostiene lo que podría ser una "empanada", conocida especialidad gallega.

Le podemos visitar como complemento a la Catedral y su Museo, a través de una entrada combinada que nos brinda acceso a este Palacio. Otra de las visitas que no debes perderte es el acceso a las Cubiertas de la Catedral, así como ascender a la torre de la carraca, que, tras subir 140 escalones, te permitirá ver la ciudad de una forma especial y observar unas vistas increíbles. 

 

Ya en el interior de la Catedral destacar la Capilla de Santa María de la Corticela, la primera capilla a mano izquierda de la puerta norte, la más antigua de las 16 que se organizan en torno a la nave central de la Catedral. En su origen era un edificio adyacente a la Catedral pero que finalmente fue absorbido por esta. Si os fijáis en la fachada todavía puede verse su pequeño campanario. En la puerta es de resaltar su bello tempano con la representación de los Reyes Magos.

Se trata de un pequeño oratorio benedictino del siglo IX.  En su interior, podemos ver en un lateral la venerada Virgen de los Milagros y en la parte izquierda la imagen de Jesús en el Huerto de los Olivos. Esta ultima talla, en granito policromado, tiene una curiosidad que cuenta que los estudiantes universitarios, siguiendo una tradición, acudían a depositar sobre un cesto, que podemos ver junto a la imagen, papeleta escritas para solicitar éxito en sus exámenes.

El Botafumeiro es un enorme incensario de latón bañado en plata, que pesa 53 kilogramos vacío y 1,50 metros de altura. Suspendido a 20 metros de altura y movido por ocho especialistas, puede alcanzar una velocidad de 68 km/h durante su desplazamiento por el crucero de la catedral, desde la Puerta de la Azabachería a la Puerta de las Platerías. Solo es posible verle en funcionamiento en años jubilares y en fiestas señaladas. 

Uno de los más emocionantes ritos jacobeos es el llamado abrazo al Apóstol. Su destinatario es la talla románica de Santiago situada en la parte posterior del altar mayor, justo sobre la cripta que contiene las reliquias del Santo. Es un rito surgido popularmente por sentir la cercanía física con el Apóstol tras el esfuerzo de la peregrinación. La esclavina que porto el Santo durante 300 años, fabricada en plata y piedras preciosas y que recibió el abrazo de millones de peregrinos fue retirada en octubre de 2004 ante la pérdida e incluso robo de muchos de sus adornos, siendo sustituida por un replica. Desde dicha fecha la esclavina solo puede verse en el Museo de la Catedral. 

Desde la Plaza del Obradoiro, si subimos por un pequeño pasadizo que hay a la derecha de la Catedral, el Arco de Xelmírez, uno de los lugares más cotizados por los músicos callejeros debido a su acústica, nos llevara a la Plaza da Inmaculada, donde está el monumental Monasterio de San Martiño Pinario. Se trata uno de los mejores ejemplos del barroco gallego y una de las mayores construcciones de este género que existen en España (el más grande después del Monasterio de San Lorenzo de El Escorial). El Monasterio propiamente dicho se compone de dos claustros: el de las Oficinas y el de la Portería, realizados en el siglo XVIII. Al exterior, destaca su fachada principal, con dos torres laterales de planta cuadrada. 

Como curiosidad, eleva la vista a lo alto y busca la gárgola del Pato Donald, tras su pico lo que se esconde realmente es una víbora. 

 

Esta última Plaza nos conduce a la Plaza de la Quintana, otro de los lugares importantes a visitar y donde siempre hay un ambiente bohemio, con actividades para todos los gustos. Se divide en dos espacios: La gran explanada de la parte baja, Quintana de Mortos, lugar de enterramiento hasta 1780 y la parte alta de la escalinata, Quintana de Vivos. La plaza está delimitada por el Convento San Paio (San Pelayo) de Antealtares, frente a la Puerta Santa, ocupado por monjas benedictinas de clausura y que alberga un Museo de Arte Sacro. Recomendación: No dejes de probar su deliciosa repostería, en especial la tarta de Santiago y asistir a los oficios religiosos a las 7,30 H, donde podrás escuchar a las monjitas cantar en gregoriano. 

La Casa de la Conga, edificio construido para los canónigos de la catedral, en donde llama la atención las enormes chimeneas de su tejado. Enfrente, podemos ver la Casa de la Parra, que debe su nombre al relieve pétreo de frutos que dejó el Barroco en su puerta principal y la Fachada sur de la Catedral. Esta zona de la Catedral, de construcción barroca, tiene tres puertas: En la parte alta, la Puerta de los Abades y en la parte baja, la Puerta Real, por donde accedían los miembros de la realeza y la Puerta Santa, puerta que solo se abre en los años Santos. 

En la parte alta de la fachada de esta última puerta, podemos ver al Apóstol y dos discípulos y en los laterales de la entrada, aparecen 24 figuras talladas por el maestro Mateo, procedente de un antiguo coro. Curiosidad: Aunque vayas de día, vuelve a visitar la Plaza al atardecer para encontrar la famosa “Sombra del Peregrino”. Justo debajo de la Torre de la Berenguela y al lado de la Puerta Santa de la Catedral, hay un pilar de granito que por la noche proyecta su sombra sobre la fachada y asemeja, la silueta de un peregrino. 

Justo detrás de la Plaza Quintana se encuentra la Praza das Preterías, las más pequeña de las cuatro que rodean la Catedral y para mi opinión, la de más encanto. Debe su nombre a los orfebres y plateros que se ubicaban y ubican en los bajos de la plaza. La fachada de la Catedral en lo alto de la escalinata del siglo XVIII, es la más antigua de las fachadas que podemos ver hoy en día y también la única de estilo románico. En el tímpano de la puerta izquierda se encuentra dedicado a las Tentaciones de Cristo. Curiosidad: Allí llama la atención una figura que, sentada, sostiene una calavera en su regazo. 

La leyenda cuenta que se trata de una mujer adúltera, a la que su marido encontró siendo infiel y la condenó a pasar sus días con la cabeza de su amante. 

En el tímpano de la puerta derecha aparecen varias escenas de la pasión de Cristo y en una de las jambas aparece la inscripción que conmemora la colocación de la primera piedra: «ERA / IC / XVI / V IDUS / JULLII» [11 de julio de 1078]. 

 

A la izquierda de la fachada, se situa el renacentista edificio del Tesoro y a su derecha, podemos ver la Torre del Reloj, conocida popularmente como la “Berenguela”. La parte más alta de la torre, coronando la cúpula la ocupa la linterna, lugar donde se encendía a modo de faro una luz que guiaba a los peregrinos y que todavía hoy día se enciende en los años Jubilares y en ocasiones señaladas, en recuerdo a su función de guía de los viajeros. En cada cara de la torre podemos ver el reloj, que consta de cuatro esferas y que posee la peculiaridad de tener una sola aguja, ya que las horas las marca la famosa campana “Berenguela” de 9.600 kilos y los “cuartos”, su compañera de 1.840 Kg. 

Desgraciadamente, las campanas que se usan hoy en día son réplicas de las originales, pues con el paso del tiempo, tanto la Berenguela como la campana de los cuartos, sufrieron diversas grietas que afectaron al sonido y fueron sustituidas en el año 1990. Las campanas originales, están expuestas en el claustro de la Catedral. 

Como curiosidad, en la esquina Noroeste de la Plaza de Platerías, en el interior de la esquina que une la Fachada del Tesoro y la Puerta de Platerías, podemos ver la concha de peregrino más grande de Santiago, que según cuenta la leyenda es capaz de aguantar el peso de toda la estructura de la Catedral. 

Frente a la fachada de la Catedral, podemos ver la Casa del Cabildo que posee una hermosa fachada barroca, con poco más de tres metros de fondo, diseñada por el arquitecto Clemente Fernández Sarela en 1758 y su función es ornamental ya que, ayuda a cerrar y embellecer la plaza de las Platerías. La Casa del Cabildo, inspiró a Valle-Inclán el cuento "Mi hermana Antonia". Narra la venganza de un estudiante, enamorado de Antonia y rechazado por su madre. 

Casi en el centro de la plaza, encontramos una original y espectacular fuente formada por cuatro caballos que echan agua por sus bocas, por encima de los cuales se alza un pedestal rematado por una figura femenina con el brazo alzado sosteniendo la estrella de Compostela. 

La Rúa do Vilar, junto con la Rúa do Franco y la Rúa Nova, forma la trilogía de calles más importantes de la zona monumental de Compostela, por donde recomiendo callejear y perderte, ya que todas las calles merecen la pena. Partiendo de la Plaza de las Platerías, llegamos a la Rúa do Vilar, en la que destacan los típicos soportales y algunas casas señoriales con grandes escudos. En su recorrido se encuentran algunos locales centenarios, como la Sombrerería Iglesias en el N.º 34 o el Antiguo Casino en el N.º 35 (Actualmente, un Café); también podemos ver edificios emblemáticos como la Casa del Deán, al comenzar la calle a la izquierda en el N.º 1, una casa palacio del siglo XVIII, el Pazo de Monroy en el N.º 18   o la Casa Pazo de Vaamonde, en el N.º 59, edificio que recibe el nombre de un afamado medico compostelano. 

Junto a este último Pazo se sitúa la Calle Entrerrúas, conocida por ser una de las más estrechas de la ciudad con 90 centímetros de ancho. (Como su nombre indica, comunica la Rúa del Villar con la Rúa Nueva).  

Otro de los edificios a resaltar de esta calle es la Casa de Varela (En el N.º 15), de donde me contaron una curiosa historia, que no sé lo que tendrá de cierta: los estudiantes veteranos se burlaban de los novatos, haciéndoles una broma, que consistía en apagar un cigarrillo en el trasero de uno de los ángeles del capitel que forma parte de uno de los arcos del soportal pétreo de esta conocida Casa. 

 

Una gárgola, para la que no hay que alzar la vista, la encontraras a nivel del suelo de esta calle. Cuando llueve, la boca del monstruo parece vomitar agua a la calle, la singularidad de este canalón pasa desapercibido para la mayoría de los paseantes. 

La Rua Nova es otra de las calles emblemáticas del casco antiguo, paralela a la Rua do Villar. Además de contar con el Teatro principal de Santiago, allí se encuentra la iglesia de Santa María Salomé, única iglesia española dedicada a la madre del Apóstol Santiago y su hermano San Juan Evangelista, que data del siglo XII, época de la que solo conserva la portada, en donde recomiendo que te fijes en la curiosa talla pétrea de la Virgen situada en lado izquierdo, que acoge una de las escasas iconografías de la Virgen embarazada

Otros de los edificios significativos de la calle son, el Palacio de Santa Cruz, del siglo XIX y justo enfrente la Casa das Pombas, edificada en el siglo XVII, que recibe su nombre por la decoración frutal que cubre su fachada.

 

Desde la Plaza Cervantes, que debe su nombre al escritor Miguel de Cervantes, cuyo busto preside la Plaza, atravesando la Rua Casas Reais, llegaremos a la Puerta del Camino. En este entorno se sitúa el Mercado, uno de los mejores sitios que visitar en Santiago por las mañanas donde encontraras gran variedad de productos de esta región entre la que destacan los productos del mar. Además, podemos ver a las “paisanas”, señoras que venden sus propias frutas y verduras, panes o dulces de producción ecológica. Se encuentra rodeado de bares y restaurantes donde uno puede hacer una parada y tomar alguna cosita para coger fuerzas y continuar el paseo. 

 

También desde la Porta do Camiño, podemos llegar hasta el Parque de Santo Domingo de Bonaval, uno de los espacios naturales de los que podemos disfrutar en esta ciudad. Cuenta con tres zonas claramente delimitadas: La primera es la inferior, que perteneció al Convento de Bonaval, la zona que los monjes usaban como huerta, en esta parte podemos ver una estatua de Eduardo Chillida llamada “A porta da música” (La puerta de la música). La segunda parte era la del antiguo cementerio, desde donde hay una vista panorámica de la ciudad antigua. La tercera parte, separada de la anterior por un muro de piedra, es también conocida como “Carballeira”, es lo que queda del antiguo robledal, donde hay los restos de una mina y un lavadero. En el entorno de este parque urbano encontramos dos museos: el Centro Gallego de Arte Contemporáneo “CGAC” y Museo del Pueblo Gallego, alojado en el antiguo Convento de Santo Domingo, situado en una colina extramuros de la ciudad histórica, junto al camino por el que los peregrinos llegaban a Compostela. Un museo etnográfico que te permite comprender mejor la forma de vida de Galicia y sus costumbres.

Recomendación: No te pierdas admirar la famosa escalera de triple espiral, única en el mundo y la iglesia, donde está emplazado el Panteón de Galicia, en el que reposan algunos de los gallegos más ilustres, como la poetisa Rosalía de Castro.  


No podéis iros de Santiago sin dar un paseo por el Parque de la Alameda, el auténtico “pulmón” verde de Santiago de Compostela, a pocos pasos de la Rua do Franco. En sus 85.000 metros cuadrados de jardín, encontraras algunos de los árboles que están dentro del Catálogo de Árboles Singulares de Galicia, junto a otros curiosos como un abeto de Normandía, conocido como ‘La Perona’, plantado para recordar la visita de Eva Perón en 1947. Y como no podían faltar, las camelias, con más de 60 ejemplares de la variedad japónica, algunas de ellas centenarias, que podemos ver caminando bajo la bóveda arbolanda del Paseo de la Ferradura entrando por al Porta Faxeira. En este parque te vas a encontrar con una curiosa estatua, donde detrás del colorido de la imagen, se esconde una historia triste y dura: Las Dos Marías (Maruxa y Coralia, personajes muy conocidos de la ciudad). La famosa escultura representa a dos hermanas que fueron parte de la historia cotidiana de la ciudad y que se conocían popularmente como Las Marías o las Dos en Punto. Se hicieron muy populares ya que durante los años cincuenta y sesenta paseaban a diario por el casco antiguo de Santiago de Compostela vestidas y maquilladas de manera excéntrica, mientras flirteaban con los jóvenes universitarios. Siempre a las dos de la tarde en punto (de ahí uno de sus apodos), hora en que la mayoría de estudiantes iban a comer. Fueron tildadas de locas, pero en realidad dicen que su locura fue consecuencia de años de represión a toda su familia durante los años de la dictadura de Franco, por su ideología anarquista.

Detrás de la escultura se extiende un gran Paseo Central, antaño reservado a la alta sociedad compostelana, donde las clases menos privilegiadas solo podían recorrer los laterales.

Desde varias zonas del Parque encontraremos unas vistas inmejorables del casco antiguo de la ciudad, especialmente desde el Paseo de la Herradura, un poco después de pasar la escultura de Valle Inclán sentado en un banco, te espera una espectacular visión de la Catedral, un mirador imprescindible, especialmente de noche, el llamado "árbol de los enamorados" que recorre el perímetro de un eucalipto centenario de mas de 8 metros.

La leyenda de este árbol dice que los enamorados que se quieran casar deben dar una vuelta a su alrededor. Con los años, muchas parejas fueron grabando sus iniciales y nombres en la corteza del ejemplar para simbolizar su amor.

Después de un intenso día de paseo, nos dirigimos a descansar al Hotel NH Collection, situado en una zona tranquila a unos 10 minutos del casco histórico. Habitaciones correctas, personal amable y como tema a mejorar, la falta de mantenimiento en parte del mobiliario, no acorde con un cinco estrellas, lo que no quita que sea un local recomendable.


Otras sugerencias y curiosidades.

 

* Siempre me gusta recordar al hablar de las ciudades gallegas, aquel viejo dicho: "Mientras Vigo trabaja, Pontevedra duerme, La Coruña pasea y Santiago reza".

 

* La calle más estrecha de Santiago no es la comentada anteriormente, Entreruas, se encuentra en el otro extremo del casco Histórico, en la entrada desde el Camino Francés: la Rúa da Oliveira, que conecta Rua Casas Reais con la Rúa Travesa. La calle es bastante ancha en su origen, en la Praza da Oliveira, pero se va estrechando conforme se acerca a la iglesia de Santa María do Camiño, hasta tener apenas 70 centímetros en uno de sus extremos. Sus 70 centímetros no le permiten ser la calle más estrecha de España, ya que los 41,5 centímetros de “el Callejón”, en Urriés, un pueblo zaragozano de la comarca de las Cinco Villas, le hace ostentar ese honor. En esta calle se encuentra la tapería A Gamela (Rúa da Oliveira N.º 5), cuya terraza se encuentra en otra calle muy llamativa, la Rúela de Sae Se Podes, así llamada porque da acceso a un patio sin salida. Es este otro de mis locales preferidos, con especialidad en setas, increíbles las que llevan jamón y nata. Raciones elaboradas y atención exquisita. 

 

* Para el tema gastronomico, dejo un enlace donde encontraras rincones interesantes para tomar una tapas o comer de restaurante, desde el casco histórico a la zona del Mercado. Comer en Santiago

 

* En la Farmacia “Bescansa”, con casi dos siglos de historia en Santiago, ubicada en la Plaza de Toural, vale la pena admirar la belleza que esconde tras sus puertas, un auténtico escenario de película, donde es de resaltar el bello techo tallado de madera, rodeado de un colorido friso. Las fotografías, no esta bien vistas por los propietarios de la Farmacia, así que limítate a contemplar la belleza del local.

Espero que esta ruta haya sido de interés e utilidad.

 

José María Vicente

 

 

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  1. Germán Casademont8 de agosto de 2022, 12:05

    Gracias y gracias por compartir estas rutas tan bien explicadas y detallando cada rincón, hemos estado hace 2 semanas por la zona y con su guía impresa para no perdernos nada y es un placer encontrar estos sitios y rincones que sin ayuda no se conocería mas que uno o 2 y gracias a su blog podemos disfrutarles todos!

    Un saludo, y siga publicando!
    PD.: Me gustaría saber si tiene publicado algún libro o guía de viaje con todas estas rutas

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    1. Agradezco tus comentarios German y que la ruta, haya sido de tu interes. Un saludo desde Valladolid.Jose Maria

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