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- Rincones interesantes de Sevilla que no debes perderte
domingo, 16 de febrero de 2020
Dedicaremos esta ruta a conocer alguno de los rincones más
significativos de Sevilla, una de las
ciudades más visitadas de España. La ciudad hispalense es algo más que
folklore, vinos y tapas, posee una increíble riqueza monumental, que la hizo
merecedora en 1987 ser declarada Patrimonio de la Humanidad, por tres
importantes edificios del Centro Histórico de la ciudad, la Catedral, los
Reales Alcázares y el Archivo de Indias.
La mañana del primer día la vamos a dedicar a visitar la Catedral
de Santa María de la Sede. Construida sobre una antigua mezquita, es por sus
dimensiones la tercera de la orbe cristiana, después de San Pedro del Vaticano
y San Pablo de Londres. La Catedral de Sevilla construida en estilo gótico,
cuenta con diez puertas por las que se puede acceder o bien salir. Alguna de
las más significativas: La Puerta de San Miguel, construida en el siglo XV, es
una de las más conocidas de la Catedral hispalense, por ella entran todas las
cofradías para hacer estación de penitencia en Semana Santa, en su tímpano se
observa el Nacimiento de Cristo. La Puerta de la Adoración de los Magos,
conocida popularmente como la Puerta de los Palos, se encuentra situada a los
pies de la Giralda, debe su nombre al relieve con este pasaje bíblico que se
encuentra en el tímpano. La Puerta de Campanillas da acceso a la Capilla Real,
la portada recibe el nombre de Campanillas porque en la época de su
construcción era desde donde se tocaban las campanillas para llamar a los
obreros.
Accedemos al interior del templo por la Puerta de los Palos, realizando un recorrido de izquierda a derecha por alguna de sus capillas, donde podemos contemplar las innumerables obras artísticas que cobijan. La primera Capilla que visitamos es la de San Pedro, donde es de resaltar un hermoso retablo pintado por Zurbarán. Nos dirigimos a la cabecera del Templo, donde se sitúa la Capilla Real, en el centro del altar se aloja la imagen gótica de Nuestra Señora de los Reyes, patrona de Sevilla, (No visibles por su vestimenta, los cabellos de la Virgen, se encuentran simulados con hilos de seda y oro) y justo delante, podemos ver una valiosa urna de plata labrada contiene el cuerpo del Rey Fernando III el Santo, patrón de la ciudad. Por la Capilla del Mariscal, junto a la Puerta de Campanilla accedemos a la Sala Capitular, donde nos llamó la atención el particular diseño del pavimento y la gran cúpula elíptica, junto con la excepcional obra de Murillo representada por una bella Inmaculada Concepción. La siguiente sala en donde nos detenemos es el Antecabildo, podemos ver diversos libros sobre facistoles y atriles. Pasando el Patio del Cabildo llegamos a la Sacristía Mayor, recinto monumental de una extraordinaria belleza, donde vamos a encontrar obras pictóricas de Zurbarán o Murillo entre otros artistas, junto a valiosas piezas de orfebrería como la custodiarenacentista de Juan de Arfe, de más de trescientos kilos, que se utiliza en la procesión del Corpus Christi y las tablas Alfonsíes, un valioso tríptico gótico de plata y esmeraldas, que aloja en sus casetones nada menos que 320 reliquias de Santos.
La siguiente sala por la que pasamos es la Sacristía de los Calices, donde es de resaltar una hermosa pintura de Goya, “Santa Rufina y Santa Justa” y un candelabro plateresco de quince brazos, utilizado en las procesiones de Semana Santa.
En el extremo derecho del crucero nos encontramos con el grandioso mausoleo de Cristóbal Colon, sobre el que existe controversia por la autenticidad de los restos que allí se encuentran.
La última capilla que visitamos en la nave de la epístola, fue la Capilla de la Virgen de la Antigua, con un retablo de marmol, presidido por un hermoso fresco del siglo XIV de la Virgen del mismo nombre, de gran devocion entre los navegantes. En la nave del evangelio (izquierda, de cara al altar mayor), se encuentra una de las capillas más bonitas, la dedicada a San Antonio, separada por una hermosa reja, podemos ver dos obras maestras de Murillo, “Visión de San Antonio” y “Bautismo de Cristo”, asi como una bella pila bautismal renacentista y unas hermosas vidrieras de los Apostoles.
De la grandiosidad del templo, cabe destacar la Capilla Mayor, donde nos detenemos para admirar el Retablo de casi 30 metros de alto por 20 de ancho, uno de los mayores de la cristiandad, se trata de una autentica obra de arte con un conjunto de cuarenta y cuatro relieves y más de doscientas figuras que representan escenas de la vida de Cristo y de la Virgen. Recomiendo no pasar por alto dos bellas tallas del siglo XIII: el Cristo del Millon, una imagen ligeramente inclinada a la izquierda, situado en lo alto del retablo y la Virgen de la Sede, situada en la parte central del retablo, recientemente restaurada, se trata de un conjunto de madera tallada, policromado el rostro y las manos de ambas figuras, así como los pies del Niño y la corona de la Virgen, el resto está cubierto por finas láminas de plata. Frente al Altar Mayor, se encuentra el Coro, en el que destaca la sillería de ébano, un bello facistol renacentista y el órgano.
En el lateral del coro, una pequeña capilla nos muestra la popularmente conocida "Virgen cieguecita", una hermosa talla de Martínez Montañés que tiene los ojos entornados. No quiero dejar de mencionar las bellas vidrieras flamencas del siglo XVI, una autentica maravilla.
Accedemos al interior del templo por la Puerta de los Palos, realizando un recorrido de izquierda a derecha por alguna de sus capillas, donde podemos contemplar las innumerables obras artísticas que cobijan. La primera Capilla que visitamos es la de San Pedro, donde es de resaltar un hermoso retablo pintado por Zurbarán. Nos dirigimos a la cabecera del Templo, donde se sitúa la Capilla Real, en el centro del altar se aloja la imagen gótica de Nuestra Señora de los Reyes, patrona de Sevilla, (No visibles por su vestimenta, los cabellos de la Virgen, se encuentran simulados con hilos de seda y oro) y justo delante, podemos ver una valiosa urna de plata labrada contiene el cuerpo del Rey Fernando III el Santo, patrón de la ciudad. Por la Capilla del Mariscal, junto a la Puerta de Campanilla accedemos a la Sala Capitular, donde nos llamó la atención el particular diseño del pavimento y la gran cúpula elíptica, junto con la excepcional obra de Murillo representada por una bella Inmaculada Concepción. La siguiente sala en donde nos detenemos es el Antecabildo, podemos ver diversos libros sobre facistoles y atriles. Pasando el Patio del Cabildo llegamos a la Sacristía Mayor, recinto monumental de una extraordinaria belleza, donde vamos a encontrar obras pictóricas de Zurbarán o Murillo entre otros artistas, junto a valiosas piezas de orfebrería como la custodiarenacentista de Juan de Arfe, de más de trescientos kilos, que se utiliza en la procesión del Corpus Christi y las tablas Alfonsíes, un valioso tríptico gótico de plata y esmeraldas, que aloja en sus casetones nada menos que 320 reliquias de Santos.
La siguiente sala por la que pasamos es la Sacristía de los Calices, donde es de resaltar una hermosa pintura de Goya, “Santa Rufina y Santa Justa” y un candelabro plateresco de quince brazos, utilizado en las procesiones de Semana Santa.
En el extremo derecho del crucero nos encontramos con el grandioso mausoleo de Cristóbal Colon, sobre el que existe controversia por la autenticidad de los restos que allí se encuentran.
La última capilla que visitamos en la nave de la epístola, fue la Capilla de la Virgen de la Antigua, con un retablo de marmol, presidido por un hermoso fresco del siglo XIV de la Virgen del mismo nombre, de gran devocion entre los navegantes. En la nave del evangelio (izquierda, de cara al altar mayor), se encuentra una de las capillas más bonitas, la dedicada a San Antonio, separada por una hermosa reja, podemos ver dos obras maestras de Murillo, “Visión de San Antonio” y “Bautismo de Cristo”, asi como una bella pila bautismal renacentista y unas hermosas vidrieras de los Apostoles.
De la grandiosidad del templo, cabe destacar la Capilla Mayor, donde nos detenemos para admirar el Retablo de casi 30 metros de alto por 20 de ancho, uno de los mayores de la cristiandad, se trata de una autentica obra de arte con un conjunto de cuarenta y cuatro relieves y más de doscientas figuras que representan escenas de la vida de Cristo y de la Virgen. Recomiendo no pasar por alto dos bellas tallas del siglo XIII: el Cristo del Millon, una imagen ligeramente inclinada a la izquierda, situado en lo alto del retablo y la Virgen de la Sede, situada en la parte central del retablo, recientemente restaurada, se trata de un conjunto de madera tallada, policromado el rostro y las manos de ambas figuras, así como los pies del Niño y la corona de la Virgen, el resto está cubierto por finas láminas de plata. Frente al Altar Mayor, se encuentra el Coro, en el que destaca la sillería de ébano, un bello facistol renacentista y el órgano.
En el lateral del coro, una pequeña capilla nos muestra la popularmente conocida "Virgen cieguecita", una hermosa talla de Martínez Montañés que tiene los ojos entornados. No quiero dejar de mencionar las bellas vidrieras flamencas del siglo XVI, una autentica maravilla.
De la antigua mezquita, se conserva el minarete, actual y
emblemática Giralda, campanario de la Catedral sevillana. El alminar, de cerca
de cien metros de altura, se encuentra construido el ladrillo, en donde puede
verse cuatro grandes paños de “sebka” (ladrillo tallado). Destacar el cuerpo en
donde se encuentran las 24 campanas, marcadas cada una de ellas con su nombre. La parte
alta de la torre se encuentra coronada por el “Giraldillo”, una veleta en forma
de mujer. Nos animamos a subir por las 35 rampas y no escaleras (esto es así
para que el encargado de llamar a la oración, pudiera subir a caballo), lo que
se hace con relativa facilidad y desde lo alto del minarete pudimos admirar
unas impresionantes vistas de la ciudad.
Una vez en la parte baja, saliendo por la Puerta del Pilar, nos adentramos
en el Patio de los Naranjos, otro de los restos que quedan de la antigua
Mezquita. Se trata de un patio repleto de naranjos, unido por canales de riego
sobre el pavimento y en donde sobre las paredes del recinto pueden leerse
numerosas frases del Corán, labradas a mano en escritura arábiga. Ponemos fin a
esta interesante visita saliendo de la Catedral por la Puerta del Perdón.
En los exteriores, además de los típicos coches de caballos,
encontraras "gitanas" que portan el clásico romero, que te ofecen a
cambio de un donativo, para adivinar tu futuro, eso si ahora menos pesadas que en otros tiempos.
Parada para comer en Taberna Coloniales, un local situado en las proximidades de la Catedral. No reservan mesa, así que tendrás que dejar el nombre y esperar a que te llamen, pero con una cervecita en la puerta, la espera se pasa volando. De lo que probamos, destacar las berenjenas crujientes y el solomillo al whisky. Buena relación calidad-precio.
Después de la comida, nos dedicamos a visitar el Barrio de Santa
Cruz, antigua judería de la ciudad y la segunda más grande de España después de
Toledo.
Accedemos al interior del barrio por la Plaza del Triunfo, lugar en donde se encuentra el Alcázar, llegando al Patio de Banderas, antigua plaza de armas. Desde esta última plaza nos dirigimos a la calle Judería, pero para ello deberemos pasar por un pasadizo bajo arcos y bóvedas de ladrillo que nos conducirá al Callejón del Agua. En esta emblemática calle, se levanta un tramo de muro de unos 140 metros de largo por cuyo interior se encuentran unos tubos por los que antiguamente se transportaba el agua hasta los Reales Alcázares. La siguiente parada es la Plaza de Santa Cruz, perfumada por el olor de las flores de azahar, tiene en el centro una cruz de hierro forjado, con cuatro brazos de serpientes (Siglo XVII).
Por un lateral de esta plaza, se accede a los Jardines de Murillo, en donde son de destacar los grandes y espectaculares ficus con más de cien años de antigüedad. La siguiente plaza que nos encontramos es la de los Refinadores, con la estatua de Juan Tenorio en el centro. Pasando por la Plaza de las Cruces, llegamos a la calle Ximénez de Enciso, donde conviene detenerse en el N.º 30 para ver un magnifico patio andaluz. Girando a la izquierda por la calle Jamerdana, llegamos a la Plaza de los Venerables, donde se sitúa el Hospital de los Venerables Sacerdotes, construido con la finalidad de albergar a los sacerdotes jubilados, conserva un bello patio barroco y su iglesia, donde son de resaltar los frescos de la bóveda del presbiterio. Caminando por la calle Gloria (Conocida por los enamorados como el Rincón del beso), llegamos a la Plaza de Doña Elvira, antiguo corral de comedias, en donde se sitúa la casa de Doña Inés de Ulloa y Don Juan Tenorio (N.º 6). Continuando por la calle Rodrigo Caro y la concurrida calle Mateos Gago, salimos de este espectacular barrio.
Accedemos al interior del barrio por la Plaza del Triunfo, lugar en donde se encuentra el Alcázar, llegando al Patio de Banderas, antigua plaza de armas. Desde esta última plaza nos dirigimos a la calle Judería, pero para ello deberemos pasar por un pasadizo bajo arcos y bóvedas de ladrillo que nos conducirá al Callejón del Agua. En esta emblemática calle, se levanta un tramo de muro de unos 140 metros de largo por cuyo interior se encuentran unos tubos por los que antiguamente se transportaba el agua hasta los Reales Alcázares. La siguiente parada es la Plaza de Santa Cruz, perfumada por el olor de las flores de azahar, tiene en el centro una cruz de hierro forjado, con cuatro brazos de serpientes (Siglo XVII).
Por un lateral de esta plaza, se accede a los Jardines de Murillo, en donde son de destacar los grandes y espectaculares ficus con más de cien años de antigüedad. La siguiente plaza que nos encontramos es la de los Refinadores, con la estatua de Juan Tenorio en el centro. Pasando por la Plaza de las Cruces, llegamos a la calle Ximénez de Enciso, donde conviene detenerse en el N.º 30 para ver un magnifico patio andaluz. Girando a la izquierda por la calle Jamerdana, llegamos a la Plaza de los Venerables, donde se sitúa el Hospital de los Venerables Sacerdotes, construido con la finalidad de albergar a los sacerdotes jubilados, conserva un bello patio barroco y su iglesia, donde son de resaltar los frescos de la bóveda del presbiterio. Caminando por la calle Gloria (Conocida por los enamorados como el Rincón del beso), llegamos a la Plaza de Doña Elvira, antiguo corral de comedias, en donde se sitúa la casa de Doña Inés de Ulloa y Don Juan Tenorio (N.º 6). Continuando por la calle Rodrigo Caro y la concurrida calle Mateos Gago, salimos de este espectacular barrio.
La costumbre de abrir las puertas de las
casas para poder admirar el encanto de sus patios está bastante extendida
en Sevilla, un ejemplos de estos patios lo encontramos en el "Balcón de la Rosina, situado en la Plaza Alfaro, entre el
callejón del Agua y los Jardines de Murillo. Según cuenta la leyenda se trata
del balcón al que Fígaro aconsejó al Conde de Almaviva que escalara ataviado
con diversos disfraces, para recuperar a su amada, en la ópera de Rossini “El
Barbero de Sevilla”.
Sin movernos de este enclave único, nada mejor que hacer un alto en el camino para tomar unos vinos y tapas. Dejo aquí algunas sugerencias: En la calle de Mateos Gago 20, paramos en la Taberna La Goleta, también conocida como “Álvaro Perejil”, local con más de cien años, comenzó su andadura como despacho de vinos del Condado de Huelva. Tomamos el típico vino de naranja, un vino dulce con sabor a naranja, acompañado de unas buenas chacinas. A tan solo unos metros, se encuentra la Bodega Santa Cruz, también conocida como “Las Columnas”, donde encontraras un ambiente muy genuino con los camareros apuntando el importe de la consumición con una tiza sobre la barra. No debes perderte el montadito de “pringa” y una buena tortilla de patata. Cervecería la Giralda, situada a pocos metros de la Catedral, en la calle Mateos Gago 1, donde puedes disfrutar de la gastronomía y las vistas a la Giralda. En este local, con bóvedas de unos baños árabes del siglo XIII, no dudes en probar el solomillo con mojo picón.
Sin movernos de este enclave único, nada mejor que hacer un alto en el camino para tomar unos vinos y tapas. Dejo aquí algunas sugerencias: En la calle de Mateos Gago 20, paramos en la Taberna La Goleta, también conocida como “Álvaro Perejil”, local con más de cien años, comenzó su andadura como despacho de vinos del Condado de Huelva. Tomamos el típico vino de naranja, un vino dulce con sabor a naranja, acompañado de unas buenas chacinas. A tan solo unos metros, se encuentra la Bodega Santa Cruz, también conocida como “Las Columnas”, donde encontraras un ambiente muy genuino con los camareros apuntando el importe de la consumición con una tiza sobre la barra. No debes perderte el montadito de “pringa” y una buena tortilla de patata. Cervecería la Giralda, situada a pocos metros de la Catedral, en la calle Mateos Gago 1, donde puedes disfrutar de la gastronomía y las vistas a la Giralda. En este local, con bóvedas de unos baños árabes del siglo XIII, no dudes en probar el solomillo con mojo picón.
Una última recomendación si todavía te encuentras con fuerza,
sube a tomar una cerveza a la terraza del Hotel Doña María, disfrutaras de unas
espectaculares vistas de la Giralda y Catedral, especialmente de noche.
La mañana del segundo dia la dedicamos a visitar otro de los monumentos imprescindibles, el
Real Alcázar. Situado en el mismo entorno de la Catedral, es un conjunto de dos
Palacios con más de mil años de antigüedad y uno de los palacios reales en uso
más antiguo de Europa.
Tras atravesar la fachada roja del Alcázar por la Puerta del
León, asi llamada por el azulejo de un gran león sobre la puerta, encontramos el Patio del mismo
nombre, accediendo a la izquierda a la Sala de la Justicia, una hermosa estancia
de estilo mudéjar. Más adelante llegamos al Patio de Yeso, con un bello lateral
porticado.
Continuamos nuestro recorrido hasta el Patio de la Montería,
lugar de encuentro de los monteros cuando iban de caza con el Rey. En uno de sus
laterales se encuentra el Palacio de Pedro I, que se articula alrededor del Patio
de las Doncellas, rodeado de pórticos con arcos lobulados, con sus paredes
decoradas con un hermoso zócalo de azulejos.
Un arco de este patio, nos da acceso al Salón de Embajadores que se encuentra suntuosamente decorado y en donde es de resaltar una serie de retratos de todos los Reyes de Castilla, con sus escudos de armas y fecha de su reinado, sin perdernos la impresionante bóveda.
Otra de las principales salas que rodean el palacio, es la Alcoba Real, donde podemos admirar tres arcos de herradura con una increíble decoración mudéjar. Pasaras también por el Patio de las Muñecas, de una gran elegancia y que recibe este nombre por las cabezas femeninas que se encuentran en los capiteles de las columnas. En el Cuarto del Almirante, a la derecha del Patio de la Montería, se ubicó la famosa "Casa de Contratación de Indias", en una de cuyas salas podemos contemplar diversos cuadros, con mención especial para el retablo de la Virgen de los Navegantes.
Un arco de este patio, nos da acceso al Salón de Embajadores que se encuentra suntuosamente decorado y en donde es de resaltar una serie de retratos de todos los Reyes de Castilla, con sus escudos de armas y fecha de su reinado, sin perdernos la impresionante bóveda.
Otra de las principales salas que rodean el palacio, es la Alcoba Real, donde podemos admirar tres arcos de herradura con una increíble decoración mudéjar. Pasaras también por el Patio de las Muñecas, de una gran elegancia y que recibe este nombre por las cabezas femeninas que se encuentran en los capiteles de las columnas. En el Cuarto del Almirante, a la derecha del Patio de la Montería, se ubicó la famosa "Casa de Contratación de Indias", en una de cuyas salas podemos contemplar diversos cuadros, con mención especial para el retablo de la Virgen de los Navegantes.
Otro de los lugares importantes de la visita, es el Palacio
Gótico. Las dos estancias principales son la "Sala de las Bóvedas" y el Salón de
Tapices, que alberga enormes tapices flamencos. Merece una
parada la visita del Cuarto Real Alto, en donde podemos ver el dormitorio utilizado por
Isabel La Católica durante sus estancias en el Palacio y la capilla, junto a otras dependencias usadas hoy en día
para actos oficiales.
Sin duda, otro de los grandes atractivos del Alcázar de Sevilla
son sus numerosos jardines, pasear por ellos es una de las experiencias más
gratificantes que pueden vivirse en este enclave. Aunque ya un poco cansados,
merece la pena no perderte el Estanque de Mercurio, un gran estanque con una
estatua del dios romano dominando el paisaje. Justo detrás, se encuentra la Galería
de Grutesco, un muro que divide los jardines en dos.
Una sugerencia: Para evitar colas en el Real Alcázar, os recomendamos comprar las entradas con antelación por internet en la web oficial. Como curiosidad el Alcázar de Sevilla ha sido escenario de numerosas producciones televisivas, una de ellas, “Juego de Tronos”, se grabó en el Salón de los Embajadores.
Una sugerencia: Para evitar colas en el Real Alcázar, os recomendamos comprar las entradas con antelación por internet en la web oficial. Como curiosidad el Alcázar de Sevilla ha sido escenario de numerosas producciones televisivas, una de ellas, “Juego de Tronos”, se grabó en el Salón de los Embajadores.
Contiguo al Alcázar, se encuentra el “Archivo General de Indias”,
instalado en la antigua lonja, en un edificio diseñado por Juan de
Herrera, el mismo arquitecto de el Escorial. En su interior, se guardan
importantes y numerosos documentos relacionados con el descubrimiento de América.
Tambien es posible visitar interesantes
exposiciones temporales.
Un alto en el camino y parada para comer. Cruzamos la Avenida
Constitución, para adentramos en el Barrio del Arenal, situado en la margen
izquierda del río Guadalquivir entre la puerta de Triana y la torre del Oro. En
su día, fue este un gran espacio abierto con suelo de arena, que ocupaba la zona
portuaria por donde entraban a la ciudad todos los nuevos productos llegados de
las Indias tras el descubrimiento de América, por ello es el lugar donde se
encuentran las Atarazanas. (Esos antiguos astilleros del siglo XIII, han
servido de escenario a uno de los capítulos de la serie televisiva “Juego de
Tronos”).
Realizamos una ruta de tapas por este barrio, muy ligado al
mundo de la tauromaquia, dado que el mismo alberga el coso taurino de la Real
Maestranza. (En su interior encontraras un Museo y capilla, que si dispones de
tiempo es interesante visitar). Estas son mis recomendaciones: En la calle Harinas
10, se encuentra Bodeguita Romero, primera parada en uno de los mejores bares
del Arenal. No dejes de probar: el bacalao, las papas “aliñás” y la tapa estrella: el
montadito de “pringá”, de lo mejor que puedes encontrar en Sevilla. Bar el
Baratillo, situado en la calle Adriano, frente a la Hermandad del Baratillo y
la Real Maestranza, en su decoración interior, resaltar los techos de madera,
paredes de piedra adornadas por una numerosa colección de cabezas de toro y
objetos antiguos. No os perdáis las tapas de carrillera y el rabo de toro, bien
elaboradas y a un precio correcto. Bar Postiguillo, situado en la calle Dos de
Mayo, junto al Arco de Postigo y frente a las Reales Atarazanas, en lo que fue
una antigua lonja de pescado. Local inspirado en los corrales de comedias, en
donde nuevamente las cabezas de toro son las protagonistas de la decoración.
Con respecto a la comida, buenos los bocaditos de Camembert con langostinos y
el foie de paté a la plancha con mermelada de pimientos asados y la tapa que no
debes perderte, el tataki de atún, espectacular. A mejorar el servicio de
camareros. Bodeguita Antonio Romero. Situada a la espalda de La Maestranza, en
la calle Antonia Diaz 19. No debes marcharte sin probar la especialidad
del local, el “Piripi”, un rico montadito que preparan a la plancha a base
de: lomo, beicon, queso, tomate y mayonesa. El montadito de “pringá”, tampoco
se queda atrás.
Para bajar la comida, una visita por los exteriores de la Plaza
de Toros, para seguir por el Paseo Colon hasta la Torre del Oro, uno de los
monumentos más emblemáticos de Sevilla después de la Giralda. Se trata de una
torre albarrana que formaba parte del recinto amurallado existente en su día en
la ciudad. Situada en el margen izquierdo del rio Guadalquivir, data del siglo
XIII, tiene una altura es de 36 metros y está formada por tres cuerpos, los dos
primeros dodecagonales y el cuerpo superior cilíndrico rematado por una cúpula.
Parece que debe su nombre a los reflejos dorados que producían los azulejos que
la recubrían en su tiempo. Solo visitamos los exteriores, ya que su interior no
tiene nada destacable.
Ponemos rumbo en dirección a la Plaza España, donde quedaras
emocionado al contemplar la belleza de esta singular plaza. Proyectada con
motivo de la Exposición Iberoamericana que tuvo lugar en Sevilla en 1929,
destaca por su enorme pabellón semicircular, rematado con torres en los
extremos, en donde se combina el ladrillo cara vista y la cerámica. A lo largo
del edificio, hay bancos hechos con azulejos que representan todas y cada una
de las provincias españolas ordenadas alfabéticamente, que lucen el escudo, un
mapa y un azulejo con hechos históricos relevantes de cada provincia y sobre ellos,
aparecen bustos que representan a ilustres personajes de la historia española. Como
curiosidad, la plaza debería tener 50 bancos (tantos como provincias españolas)
y en realidad tiene 48, dado que cuando se construyó la plaza, Canarias solo
tenía una provincia (fue en 1927 cuando se dividiría en Las Palmas y Tenerife),
también falta el banco dedicado a Sevilla, dado que ya se encuentra
representada en cuatro murales de la plaza. Rodeando la plaza, se encuentra el
pulmón verde de la ciudad, el Parque de María Luisa.
La mañana del tercer día tomaremos como punto de partida la Plaza
Nueva, a la que accedemos por la Avenida de la Constitución. Edificada sobre el
solar que ocupo el convento más grande de Europa. Puede considerarse este
espacio como la Plaza Mayor sevillana, por contar con la presencia del
Ayuntamiento y en ella nos llamará la atención la escultura del Rey San
Fernando en el centro. Detrás del Ayuntamiento, se encuentra una plaza más
tranquila y más pequeña, Plaza de San Francisco, que guarda dos sorpresas: la
imponente fachada trasera del Ayuntamiento, una obra cumbre del renacimiento
español y unas espectaculares vistas de la Giralda, especialmente al atardecer desde la esquina que da a la calle Sierpes.
Continuamos nuestro recorrido por una de las calles más representativas
del comercio tradicional sevillano, donde se entremezclan establecimientos de
toda la vida, con franquicias que podemos encontrar en cualquier otro
lugar de España. Vale la pena callejear por la peatonal calle Sierpes y por otras
calles perpendiculares y paralelas, como Velázquez o Tetuán. Recomiendo
detenerte ante alguno de los centenarios comercios que puedes ver en esta
calle: En el N.º 40 la Sombrerería “Maquedano”, Mantones y abanicos “Foronda”
en el N.º 33, relojes en el N.º 19 “El Cronometro”, “Ferrer” la papelería más
antigua de España en el N.º 5, la excelente repostería de “Confitería La
Campana” en el N.º 1-3.
Parada para comer en Bodega Dos de Mayo, situada en la céntrica
Plaza de la Gavídia, justo al lado del párking público de El Corte Inglés.
Destacar de lo que probamos: Deliciosas las albóndigas de chocos y gambas que
acompañan con patatas panaderas, para seguir con unos buñuelos de bacalao y finalizar
con un flamenquín con crema de cabrales. Es uno de los bares con mejor relación
calidad precio de Sevilla, seguro que no os va a decepcionar.
Terminada la comida, volvemos de nuevo por la calle Sierpes,
desviándonos a la izquierda a la altura de la calle Sagasta, para dirigirnos
hasta la Plaza del Salvador, echando una ojeada al pasar a la centenaria
"Taberna EntreCarceles", que ocupa lo que era sala del Cuerpo de Guardia en la
antigua Cárcel Real de Sevilla. Lo más destacable de esta plaza es la Iglesia
del Salvador, construida sobre la primitiva Mezquita Mayor de Sevilla, es el
segundo templo más grande de la ciudad, tras la Catedral. En el interior de
este templo, es de resaltar el colosal retablo Mayor en estilo barroco dedicado
a la Transfiguración del Señor, obra de Cayetano de Acosta, pero todos y cada
uno de los retablos de esta iglesia, son una maravilla, que merecen ser observados
con detenimiento.
En el lado izquierdo (Nave del evangelio), se sitúa la Capilla Sacramental, con un espectacular retablo, en donde se encuentra la imagen de “Nuestro Padre Jesús de la Pasión”, obra culmen de Martínez Montañés de 1615, que recorre las calles sevillanas la noche del Jueves Santo.
En la cabecera del lado derecho (Nave de la Epístola), podemos admirar el “Cristo del Amor”, obra esculpida por Juan de Mesa en 1620 y a su lado, “Nuestra Señora del Socorro”, de Juan de Astorga, pasos titulares de la Hermandad de El Amor.
En el lado izquierdo (Nave del evangelio), se sitúa la Capilla Sacramental, con un espectacular retablo, en donde se encuentra la imagen de “Nuestro Padre Jesús de la Pasión”, obra culmen de Martínez Montañés de 1615, que recorre las calles sevillanas la noche del Jueves Santo.
En la cabecera del lado derecho (Nave de la Epístola), podemos admirar el “Cristo del Amor”, obra esculpida por Juan de Mesa en 1620 y a su lado, “Nuestra Señora del Socorro”, de Juan de Astorga, pasos titulares de la Hermandad de El Amor.
Ya en los exteriores, rodeando la Iglesia por la calle Córdoba,
encontramos la torre, antiguo alminar de la Mezquita y junto a ella, accedemos
a la Plaza de los Naranjos, antiguo patio de abluciones de la Mezquita, en
donde podemos ver la Capilla del Cristo de los Desamparados. Dejamos la plaza,
para seguir caminando por la calle Álvarez del Quintero, en donde vale la pena
detenerse en dos comercios con solera: En el N.º 6, “Cerería el Salvador”,
local centenario dedicado a la fabricación de velas y en el N.º 14, “Joyería
Reyes”, joyería decana de la capital sevillana.
Caminando por la calle Álvarez del Quintero, nos desviamos a la
izquierda por la calle Chapineros, por donde llegaremos a la comercial calle Francos.
El nombre de esta última calle, le viene del privilegio de tener libre del
pago de impuestos otorgado por Fernando III a los comerciantes aquí instalados.
Recomiendo una parada en el Nº 38, “Cordonería Alba”, donde hoy en día
continúan fabricando cordones de manera artesanal. Llegando a la Puerta del
Perdón de la Catedral, ponemos fin a esta interesante jornada.
La mañana del cuarto día la vamos a dedicar a conocer el pintoresco barrio Triana, en donde recomiendo perderte por sus calles, descubriendo todos y cada uno de sus rincones.
Para comenzar a tomar el pulso al barrio trianero, nada más
cruzar el Puente Isabel II, más conocido como Puente de Triana (uno de los
puentes de hierro más antiguos de España), recomiendo una parada en el Mercado
de abastos, con sus coloridos puestos de frutas y pescados. De su interior, te
llamara la atención como los nombres y número de cada puesto se encuentran
pintados sobre azulejos. En los bajos del Mercado podemos ver los restos del Castillo
de San Jorge, que durante tres siglos fue sede de la Inquisición.
Saliendo del Mercado, nos encontramos con la Plaza del Altozano, en donde puedes
ver una estatua de Juan Belmonte, uno de los más famosos toreros sevillanos.
(Un detalle curioso: desde el hueco de la estatua de hierro, puedes obtener una
original foto con la Giralda como fondo). De esta plaza, parte la arteria
principal del barrio, la calle San Jacinto, nosotros giramos a la derecha por
la primera calle que nos encontramos nada más cruzar el puente, Calle Castilla
y nos detenemos a visitar el Callejón de la Inquisición, pequeña calle que se
encuentra al lado del antiguo Castillo de San Jorge, lugar en donde se celebraban
los juicios de la Inquisición, los acusados que eran culpables pasaban por este
callejón camino de la hoguera. Este estrecho pasaje comunica la calle Castilla
con la antigua zona de embarcaderos, el paseo de Nuestra Señora de la O, que se
extiende paralelo al río Guadalquivir. (Durante los fines de semana alberga un
interesante mercadillo, donde diferentes artesanos exponen sus obras).
Continuamos caminando por la calle Castilla, en donde recomiendo
dos paradas: En el N º 18, Iglesia de Santa María de la O, con una bonita
decoración cerámica en su torre. De su interior, resaltar la imagen que preside
el retablo de la Capilla Sacramental, situada en la nave de la Epístola, Nuestro
Padre Jesús Nazareno, con una bella cruz de carey y en el N º 182, Basílica del
Patrocinio, donde recibe culto el famoso Cristo trianero, “Santísimo Cristo de
la Expiración”, una excepcional talla en madera policromada realizada por
Francisco Ruiz Gijón en 1682, que trata de escenificar a través de un magnífico
estudio anatómico, el momento de la agonía. Cuenta la leyenda, que el imaginero
se inspiró en un gitano de Triana apodado “El Cachorro“, muerto de forma
violenta, plasmando en la expresión del Cristo, el rostro crispado
por el dolor de la agonía del gitano, de ahí que a esta imagen se la conozca
popularmente con este apodo.
Volvemos de nuevo a la
calle San Jacinto, para coger la segunda calle que nos encontramos a la
izquierda nada mas cruzar el puente, Calle Pureza.
En esta calle recomiendo dos paradas: En el N º 79, lugar donde se sitúa la iglesia
de Santa Ana, considerada por muchos «la Catedral de Triana «, mandada
construir en el siglo XIII por el rey Alfonso X, según cuenta la leyenda después
de curarse de una enfermedad en los ojos gracias a la intercesión de Santa Ana,
madre de la Virgen. Destacar de su interior el fabuloso retablo mayor, presidido
por las imágenes de Santa Ana con la Virgen y el Niño, junto con una
valiosa colección de pinturas acerca de la vida de San Joaquín y Santa Ana,
obra de Pedro de Campaña. En la Nave de la epístola, resaltar la capilla de la
Virgen de la Victoria, obra del siglo XVI, frente a cuya imagen se
postraron los 18 marineros que sobrevivieron después de completar la primera vuelta
alrededor del mundo, con Juan Sebastián Elcano a la cabeza. En el trascoro, es
de resaltar un retablo que alberga la pintura de la Virgen de la Rosa, flanqueada
por cuatro ángeles, obra de Alejo Fernández en el siglo XVI. En el N º 58, nos detenemos en la Capilla de
los Marineros, sede de la Hermandad de la Esperanza de Triana. En el interior, es de resaltar el artesonado del techo, realizado en
madera de pino rojo y el Retablo Mayor, que se encuentra presidido por la imagen de Nuestra
Señora de la Esperanza, también conocida como de “La Esperanza de Triana”,
atribuida a Juan de Astorga, en el siglo XIX; te quedaras maravillado ante esta
Virgen de grandes y luminosos ojos, que sostiene un pañuelo sobre su
mano. Es una imagen muy venerada en el barrio de Triana y otra de las más
populares de la ciudad; esta hermandad fue fundada por el gremio de los
ceramistas, al que después se unió el gremio de los pescadores y posteriormente
el gremio de los marineros. En un retablo situado en la nave del Evangelio,
podemos admirar el “Santísimo Cristo de las Tres Caídas”, atribuido a Marcos
Cabrera en 1630, que muestra a Jesús con la cruz al hombro en su tercera caída,
siendo ayudado por el cirineo en presencia de un soldado romano a caballo. Sin
lugar a dudas es una visita que no debes perderte, para de esta manera, sentir
la fe que se palpa entre las paredes del templo y la veneración del pueblo
sevillano.
Para comer, nos dirigimos al N.º 49 de la calle San Jacinto,
lugar en donde se encuentra uno de sus bares más populares de Triana, La Blanca
Paloma. El local está dividido en dos zonas, una en plan taberna donde puedes
pedir tapas, medias raciones y raciones enteras y la otra zona, una poco más
adelante tipo restaurante, donde solo sirven raciones (medias o enteras). Nos
quedamos en la zona de Taberna y disfrutamos con las ricas y elaboradas tapas que
tomamos, destacar: berenjenas rellenas de gambas y las patatas aliñadas con
melva. Otros tres locales de Triana que
también recomiendo: Las Golondrinas, en su local original de la calle Antillano
Campos 26, de donde no debes dejar de probar, las puntas de solomillo y los
champiñones a la plancha. Casa Cuesta, situado en la calle Castilla 1, representa
la imagen de las tabernas antiguas de principios del siglo XX. Local presidido por un
reloj centenario, decorado con azulejos trianeros antiguos y una colección de
carteles de Fiestas y Semana Santa, pintados por reconocidos pintores
sevillanos. Taberna Sol y Sombra, situada en la calle Castilla 147, un local con
autentico sabor sevillano, decorado con una colección de carteles de corridas
de toros, de sus buenas tapas, resaltar las gambas al ajillo y el lomo al ajo.
Terminada la comida, un paseo por la calle Betis, la primera calle
que nos encontramos a la izquierda nada más cruzar el puente y que se extiende
en paralelo al río Guadalquivir, entre el puente de Triana y el puente de San
Telmo. Te llamara la atención en esta calle el colorido de sus casas y podrás contemplar
desde el otro lado de la capital sevillana, unas estupendas vistas de la Torre
del Oro y la Giralda.
Antes de abandonar Triana, un paseo por la calle Alfarería, que
debe su nombre a los talleres de alfarería que han perdurado a lo largo de los
siglos, con tiendas de cerámica en las que perderse entre azulejos, tiestos y
platos trianeros.
También es posible adentrarse en algunos patios o casas de
vecinos, primorosamente decorados, que merecen una parada para su
contemplación: El Corral de Herrera, en la calle Pagés del Corro 111, es una de
las antiguas casas de vecinos (1909), donde vivían con las puertas abiertas y
el patio era el centro de la vida diaria. No muy lejos, en la calle Castilla 16,
puedes encontrar el Corral de las Flores, su parte trasera da al
"Paseo de la O", en la margen derecha del río Guadalquivir. Se
construyó en 1903 y es uno de los corrales más antiguos de la ciudad de Sevilla.
Nos vamos a descansar al Hotel, para mañana iniciar el viaje de vuelta para Valladolid y poner fin a esta interesante ruta.
Otras sugerencias y curiosidades.
* En esta ocasión nos hemos alojado en el Hotel NH Sevilla
Plaza de Armas, un hotel moderno y funcional, con una ubicación
inmejorable, a escasos 15 minutos de la Catedral. En otras ocasiones, nos hemos
quedado en el Hotel Zenit, situado en el popular barrio de Triana, ha
sido reformado totalmente y se encuentra muy cercano al centro de Sevilla.
* En este blog, se encuentran tres entradas relacionadas con
Sevilla: “Paso a paso por las Iglesias de Sevilla”, "Comercios con solera en Sevilla" y “Tabernas centenarias
en Sevilla”, que pienso pueden ser de interés en tu visita a la capital
hispalense.
* Aunque un poco alejado del casco histórico, si dispones de tiempo,
no debes dejar de visitar el Convento de Santa Paula, situado en la
calle Santa Paula. Se trata de un monasterio de monjas Jerónimas que esconde
una bella iglesia gótico-mudéjar del siglo XV, de cuyo interior quiero resaltar
el retablo de San Juan Bautista, en donde la escultura central, es de Martínez
Montañés y el retablo del Santo Cristo del Coral, un crucificado del
XVI. También en su interior se encuentra un Museo, con interesantes obras de
arte, que posee la particularidad de ser uno de los pocos museos que se encuentran
en el interior de una zona de clausura. Las monjas elaboran deliciosos dulces y
sobre todo mermeladas, no dejes de probarlos. (El horario de visita no es muy
favorable: de 10 a 13 horas de martes a domingo, pero vale la pena un
esfuerzo).
* Si dispones de más tiempo, dejo un par de recorridos
interesantes, con los que podrás seguir conociendo otros rincones de la capital
sevillana:
1 º Atravesando la plaza Nueva y subiendo hasta la plaza de San
Lorenzo, llegaras al animado barrio de la Alfalfa, en donde recomiendo
detenerte en la coqueta plaza del Pan, actual plaza de Jesús de la Pasión, con
numerosos comercios tradicionales y tiendas de antigüedades. Bares y tiendas de
todo tipo cuajan las calles por las que avanzamos, tras una parada para tomar
churros con chocolate en el Bar El Comercio de la calle de Puente y
Pellón, llegaremos a la plaza de la Encarnación, donde se encuentra la
llamativa y polémica estructura de Metropol Parasol, más conocido por
los sevillanos como las “setas”, obra del arquitecto Jürgen Mayer.
Caminando por la calle Imagen, nos llevara hasta la plaza del Cristo de Burgos, lugar en donde se encuentra la Taberna Coloniales, otro lugar recomendado para comer o cenar y de postre, pásate por la Heladería Rayas, en donde no dejes de probar mítico “Beso de Dama”, aunque todos sus helados están realmente buenos ¡lo mejor de Sevilla ¡(Tienen otra sucursal en la Calle Reyes Católicos). En este entorno en donde nos encontramos, recomiendo acercarse hasta la calle Gerona, donde vale la pena una parada en el Rinconcillo, considerada la taberna más antigua de Sevilla, que data de 1670, en donde no dejes de probar: las espinacas con garbanzos, la carrillada y las pavías de bacalao. Nuestra siguiente parada es para visitar la Casa de Pilatos, uno de los palacios sevillanos más significativos. El palacio ha sido escenario cinematográfico de varias películas, entre ellas Lawrence de Arabia. El palacio gira en torno a dos patios, en torno a los cuales tenemos el edificio principal de dos plantas. En la galería baja del patio principal hay veinticuatro bustos de emperadores romanos y personajes relevantes. A la parte superior se accede por una monumental escalera decorada con bellos zócalos de azulejos de gran colorido. Dispone de varias salas con una buena colección de pinturas y tapices que datan de los siglos XVI al XIX, en donde son de resaltar el fresco del pintor Francisco Pacheco del siglo XVII, “La apoteosis de Hércules” y una pintura sobre cobre de la serie de Tauromaquia de Francisco de Goya junto a tres obras del pintor Lucas Jordán. Para terminar, una parada en la animada Plaza de la Alfalfa, en donde los domingos se celebra un mercadillo de animales. (En la Bodega La Alfalfa y La Trastienda, puedes tomar unas buenas tapas).
Caminando por la calle Imagen, nos llevara hasta la plaza del Cristo de Burgos, lugar en donde se encuentra la Taberna Coloniales, otro lugar recomendado para comer o cenar y de postre, pásate por la Heladería Rayas, en donde no dejes de probar mítico “Beso de Dama”, aunque todos sus helados están realmente buenos ¡lo mejor de Sevilla ¡(Tienen otra sucursal en la Calle Reyes Católicos). En este entorno en donde nos encontramos, recomiendo acercarse hasta la calle Gerona, donde vale la pena una parada en el Rinconcillo, considerada la taberna más antigua de Sevilla, que data de 1670, en donde no dejes de probar: las espinacas con garbanzos, la carrillada y las pavías de bacalao. Nuestra siguiente parada es para visitar la Casa de Pilatos, uno de los palacios sevillanos más significativos. El palacio ha sido escenario cinematográfico de varias películas, entre ellas Lawrence de Arabia. El palacio gira en torno a dos patios, en torno a los cuales tenemos el edificio principal de dos plantas. En la galería baja del patio principal hay veinticuatro bustos de emperadores romanos y personajes relevantes. A la parte superior se accede por una monumental escalera decorada con bellos zócalos de azulejos de gran colorido. Dispone de varias salas con una buena colección de pinturas y tapices que datan de los siglos XVI al XIX, en donde son de resaltar el fresco del pintor Francisco Pacheco del siglo XVII, “La apoteosis de Hércules” y una pintura sobre cobre de la serie de Tauromaquia de Francisco de Goya junto a tres obras del pintor Lucas Jordán. Para terminar, una parada en la animada Plaza de la Alfalfa, en donde los domingos se celebra un mercadillo de animales. (En la Bodega La Alfalfa y La Trastienda, puedes tomar unas buenas tapas).
2º De haber sido jueves, es interesante pasarte por la calle
Feria, paralela a San Luis, donde podemos visitar el mercadillo semanal
de antigüedades, con multitud de curiosidades y buen ambiente. Otro de los
puntos de interés del barrio, es la iglesia Omnium Sanctorum, situada en
la calle Peris Mencheta 2, edificada sobre una antigua mezquita almohade,
posee una interesante torre mudéjar y en su interior,
quiero destacar la talla del Crucificado situado en el retablo del Cristo de la
Buena Muerte, fechado en 1.690. De espaldas a la calle Feria, se encuentra la
histórica Bodega Mateo Ruiz, fundada en 1918 como despacho de vinos a
granel, si eres amante del bacalao, recomiendo que pruebes cualquiera de sus
especialidades. Para terminar el paseo, podemos llegar hasta la Alameda
de Hércules, donde destacan las columnas romanas coronadas por Hércules y
Julio César.
José María Vicente
gracias por su tiempo, el detalle que pone en cda ruta somos un grupo de 6 amigos ya jubilados y nos encanta a todos su blog, apasionados de Sevilla y gracias a usted hemos conocido rincones que desconociamos.
ResponderEliminarLe animo a que siga publicando, nosotros seguirme devorando sus cronicas.
eskerrik asko lagun!
Gorka, te agradezco mucho el comentario y que las rutas que voy publicando sean de vuestro interes.Quizas en esta ruta me haya extendido un poco mas de lo habitual, pero la cantidad de rincones interesantes que tiene la capital sevillana, lo merecia. Comentarios como el tuyo me animan a seguir escribiendo.
ResponderEliminareskerrik asko