jueves, 5 de diciembre de 2019



Salimos de Valladolid en dirección a la capital asturiana y después de recorrer 238 kilómetros, a la altura de Pola de Lena, tomamos un desvío en dirección a Bermiego. Por esta estrecha carretera llena de cerradas curvas debemos transitar con precaución, dado que para recorrer los 28 Km. que nos separan del pueblo, nos llevara cerca de 40 minutos.
Al finalizar el desfiladero de Xanas, se encuentra como colgado en medio de una ladera, Bermiego, un pueblo del concejo de Quirós en la zona central de Asturias. Sin duda el principal motivo por el que el visitante se acerca a esta aldea es por el Tejo, un árbol milenario declarado Monumento Natural, situado en medio de un paisaje de incalculable belleza. Llegados al pueblo, dejamos el coche en un pequeño aparcamiento a la entrada, ya que en el interior apenas cuenta con zonas habilitadas para dejar los coches. Caminando por sus estrechas calles te hará viajar a tiempos pasados, pudiendo disfrutar de la presencia de numerosos hórreos, cuatro de los cuales han sido declarados recientemente por el Principado de Asturias, “Bien de interés cultural”. Conviene detenerse delante de los horreos y observar con detenimiento las interesantes pinturas que tienen algunos de ellos.  
Continuamos el paseo por el pueblo hasta completar el kilómetro que nos separa el aparcamiento del tejo. Llegando a la iglesia de Santa María, encontramos el gran Tejo o Texu de Bermiego, con más de mil años de antigüedad, considerado uno de los más longevos de Europa.  El enorme árbol que tenemos ante nuestros ojos, posee ocho metros de diámetro en el tronco, 15 metros de copa y 10 metros de altura.¡Espectacular¡

Llegada la hora de comer, nos desplazamos ocho kilómetros hasta la localidad de Barzana, para comer en “Casa Jamallo”. Situado en medio de montañas, en esta antigua casona puedes disfrutar de una comida tradicional asturiana, buen producto, bien elaborado y un trato inmejorable. Resaltar de la comida: el pote de castañas, un plato diferente a lo que estamos acostumbrados y un cabrito guisado, espectacular. ¡Totalmente recomendable ¡

Deshacemos el camino andado hasta Pola de Lena, para seguir camino hacia Oviedo. Nuestro alojamiento en la capital ovetense, fue en el Hotel NH Principado, situado en la céntrica calle San Francisco. Recomiendo las habitaciones exteriores y en piso alto, que aunque algo más ruidosas, son mucho mejor que las que las habitaciones estándar que dan a pequeños patios interiores.

Dedicaremos la jornada del segundo día a conocer dos bellos pueblos del interior de Oviedo. El primero que visitamos es Pravia, “villa y corte” de la Monarquía Asturiana. De su patrimonio artístico quiero destacar la Iglesia de San Juan Apostol Evangelista, situada en la cercana localidad de Santianes, a la que se accede por carretera o también a través de un agradable paseo de unos tres kilómetros desde Pravia. Data del siglo VIII y es la más antigua que se conserva en la arquitectura prerrománica asturiana, no conseguimos ver el interior porque estaba cerrada, nos tuvimos que conformar con los exteriores, que son realmente interesantes. (Recomiendo pasar previamente por la Oficina de Turismo para concertar cita y poder ver el interior). 
Ya en el propio Pravia, en la Plaza Sabino Moutas, se encuentra lo más significativo de su conjunto histórico, en donde destaca la iglesia de Santa María la Mayor, antigua colegiata, que data del siglo XVIII. Merece la pena entrar a su interior para admirar: el bello órgano barroco; su retablo Mayor, con la imagen de Nuestra Señora del Valle, patrona de la villa en el centro; un magnifico Vía Crucis que cuelga sobre las columnas que separan las naves y en la capilla de San Antonio, un excelente Cristo gótico. 
También en la misma Plaza se encuentra el Palacio de Moutas, en donde resalta la gran balconada del piso superior y la Casa de los Canónigos, antiguas casas de los clérigos que atendían la Colegiata. Si tu visita coincide en jueves, encontraras por sus calles un animado mercadillo semanal.

Ponemos rumbo hacia la localidad de Salas, la villa medieval mejor conservada de la provincia ovetense. La primera parada es para comer en Casa Pachón, un local situado en pleno camino de Santiago. En un ambiente de bar de toda la vida, solo dispone de un menú, la comida es abundante, casera y el precio económico, pero nos esperábamos mas, después de las buenas referencias que teníamos.

Terminada la comida, realizamos un recorrido por los edificios más significativos del casco histórico. Justo enfrente del restaurante, se encuentra el Palacio de Valdés Salas, un edificio de mampostería y cantería, cuyo interior se organiza en torno a un patio central porticado, que en la actualidad acoge un Hotel y la Oficina de Turismo.
Anexo al Palacio y unido por un puente, se sitúa una bella Torre Medieval, que data del siglo XIV, posee pocas ventanas y varias saeteras, lo que indica la misión defensiva que tenia la edificación. Caminando pocos metros, llegamos a la Colegiata de Santa María la Mayor, construida a mediados del siglo XVI, son de resaltar de su interior el mausoleo en alabastro del arzobispo Fernando Valdés Salas (entre otros cargos políticos fue presidente de la Real Chancillería de Valladolid en 1532), obra del escultor italiano Pompeyo Leoni. 
El retablo mayor, de una gran belleza, posee una impresionante bóveda y en los laterales, podemos ver los sepulcros de los padres del Arzobispo Valdés.

Pero aun debemos realizar una visita mas antes de dejar Salas. En la misma calle de la Colegiata, nos detenemos en una pastelería donde elaboran los famosos “Carajitos del Profesor”, dulces elaborados con pasta de avellana molida, azúcar y clara de huevo, cuya receta es guardada con celo por sus propietarios desde hace más de cien años. A mejorar la amabilidad de su propietaria.

Ponemos rumbo a Torazo, pequeño pueblo del concejo de Cabranes que en 2008 fue galardonado con el Premio a Pueblo Ejemplar de Asturias y que en 2016 se incluyó en la asociación de “Los pueblos más bonitos de España”. Fuimos directos a la Hostería de Torazo, lugar en donde habíamos reservado. Se trata de un alojamiento totalmente recomendable, en donde destaca la amabilidad de su personal, junto a las inmejorables vistas que podemos disfrutar a través de la cristalera de la habitación, sin olvidar el confort de las camas, algo fundamental para el descanso, desde mi parecer.

Comenzamos el tercer día con un buen desayuno en el Hotel, para continuar con la visita al SPA. Aunque de pequeñas dimensiones, dispone de todos los equipamientos (Cascadas, chorros, tumbonas de burbujas,  pediluvio,  sauna y un hammam), con doce personas como máximo en el interior, lo que hace que no se encuentre masificado. Pudimos relajarnos, durante la hora y media que pasamos en el recinto y lo mejor, disfrutar con las vistas de las montañas que teníamos a través de las cristaleras, tomando una infusion tumbado en la hamaca.
Terminada la relajante estancia en el SPA, nos fuimos a pasear por el pueblo. A pocos metros del Hotel, ya te encuentras el primero de los numerosos hórreos que vamos a poder ver a lo largo del pueblo. 


Justo enfrente de este horreo se encuentra la pequeña Capilla de Nuestra Señora de la Sienra, en cuyo interior se puede observar un altar de madera tallada y en el centro,  la imagen de Nuestra Señora de Covadonga. 

Saliendo de la capilla, giramos a la izquierda, siguiendo el camino adoquinado que nos lleva hacia el centro del pueblo, encontrando en el camino interesantes hórreos, junto a casas construidas con la arquitectura típica de la zona.  
Justo al final del pueblo, llegamos a la Iglesia de San Martín el Real, del siglo XVI, que destaca por la altura de su campanario y la enorme escalinata de piedra por la que se accede al templo.

Un alto en el camino y parada para comer en el restaurante de la Hostería. Disponen de un interesante menú del día por 18 € y un completo menú “Nature” por 36 €. No dejéis de probar el arroz con leche, está delicioso. Nos quedamos con ganas de probar la tradicional “Boroña”, el plato típico de la zona: se trata de pan de maíz, envuelto en hojas de berza, que luego se rellena de jamón, chorizo y panceta y se cocina al horno. Es algo similar a un "bollo preñao". (El primer domingo de Junio se celebra el Festival de la Boroña en Torazo).

Después de tomar café en la terraza exterior de la cafetería del Hotel, disfrutando de unas extraordinarias vistas (Sierras de Aves, Frieru o Peña Mayor), ponemos rumbo por la AS-255 a Lugás. En esta localidad se encuentra el Santuario de la Virgen de Lugás, que pasa por ser el segundo Santuario mariano de Asturias después de Covadonga y que se encuentra emplazado sobre una colina dominando el pueblo. Del exterior, destacar la portada principal con tres arquivoltas que se apoyan en tres columnas con unos capiteles ricamente esculpidos. 

Del interior, es de resaltar la venerada imagen de la titular del Santuario, situada en el retablo barroco del altar mayor del templo; se trata de una bella talla del siglo XIII, de apenas 40 centímetros, con el niño en brazos, que milagrosamente pudo salvarse en la Guerra Civil.  

De vuelta al coche cogemos de nuevo la carretera AS-255 para dirigirnos a Amandi, localidad situada a poco más de un kilómetro de Villaviciosa. La Iglesia de San Juan de Amandi es una de las mejores representaciones del románico asturiano del siglo XII. De su exterior, es de destacar el enorme porche semicircular que data del siglo XVII, que cubre la fachada donde se encuentra la puerta de entrada y sobre este pórtico se sitúa una espadaña barroca de dos huecos para las campanas. 
También es de resaltar la cabecera del ábside, en donde podemos ver numerosos canecillos (soportes de piedra en alero del tejado), alguno de los cuales representan a personajes humanos en aptitud erótica. No pudimos ver su interior por encontrarse cerrada. (Horarios de apertura Julio, agosto y Septiembre:11:30-13:30 h. y de 17:00-19:00 h. Lunes cerrado; Octubre a Junio: martes y sábados de11:30-13:30 h).

Para descansar esta noche elegimos el Hotel “La Corte de Lugas”. Típica Casona Asturiana del siglo XVII ubicada en el valle de Lugás. Este alojamiento aporta la combinación de calidad, comodidad y ubicación. Sus desayunos, han sido seleccionados en 2014 por el “Viajero” del periódico El País, entre los 10 mejores desayunos de Hotel de España. No dejes de probarlo.

El cuarto día, ponemos rumbo a Valladolid, realizando antes una parada en Oviedo, ciudad de la que ya tengo varias reseñas en este blog y que podeis consultar. Damos por finalizada esta interesante ruta.

Otras sugerencias y curiosidades.

* Visitar “El Malain” cerca de Villaviciosa, es una experiencia divertida para pasar un buen rato con la familia, especialmente si vas con niños. Te permite recolectar frutos rojos como frambuesas, moras o arándanos, (Te dan una cajita para recogerlos y te cobran 2 €). Además tienen varios productos a la venta, en donde recomiendo no dejar de probar los helados.También ideal para ir con niños es la visita dela granja de los “Caserinos”, donde te explican de manera muy didáctica y divertida la elaboración de los diferentes quesos, que posteriormente te los dan a probar, ademas de tener la posibilidad de estar en contacto con los animales.

* Si tienes oportunidad, no dejes de visitar la pequeña localidad de Sietes, a 11 Km. Villaviciosa. Sietes, se hizo conocida a nivel mundial en 2009, cuando Microsoft anuncio la llegada al mercado del sistema operativo Windows 7. Paseando por sus calles, te encontraras numerosos hórreos y paneras, alguno de ellos centenarios, tambien es de interes la Iglesia renacentista de San Emeterio. Si te coincide la visita con la hora de comer, lo puedes hacer en Casa Prida.

* Si te apetece comer una buena carne a la piedra y unas zamburiñas espectaculares, te recomiendo pasarte por el Restaurante "La Figar" en Villaviciosa.

* El “Teixu”, árbol sagrado en la cultura celta, deriva de la tradición asturiana de plantar un “tejo” junto a iglesias y cementerios, ya que según la leyenda popular, las almas de los difuntos ascienden al cielo a través de las raíces de este árbol. 

* "Hórreo gallego y asturiano", espero saber explicar las diferencias entre ellos. La palabra hórreo viene del latín horreum, que significa granero. Son construcciones dedicadas a guardar y conservar alimentos agrícolas, para alejarlos de la humedad y los roedores. Encima de los pies o pegollos se encuentran las “pegolleras” o muelas, que evitan la subida de ratones:
El Hórreo asturiano es de planta cuadrada sobre cuatro pilares y si es de planta rectangular, lleva seis o más pilares, se llama Panera. Tiene el tejado con caballete y a cuatro aguas. La principal diferencia con los hórreos gallegos, es que los asturianos son desmontables, todas sus partes deben unirse por encajes, no con clavos ni tornillos; tanto el hórreo como la panera suelen tener ornamentos o grabados en la madera y algunos pueden tener en su perímetro una corredera con balaustrada. El cerramiento normalmente es en madera. 

El Hórreo gallego, normalmente es rectangular, con seis u ocho pies. Poseen la cubierta a dos aguas, en pizarra o teja y generalmente se llama Cabazo, es de planta rectangular, mas estrecho que la panera asturiana, con gran diferencia entre los lados mayores y menores. El cerramiento suele estar construido de piedra, cimentado en dos paredes, prolongación de sus cabeceras que le sirven de pies.

Jose Maria Vicente

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