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- Ruta de los tres Templos en Guipúzcoa
domingo, 17 de junio de 2018
Los tres templos emblemáticos que
constituyen esta ruta de unos 40 kilómetros por el interior de Guipúzcoa, esconden todo un mundo de bellos espacios naturales, con los Montes Vascos y el río Urola como compañeros de viaje.
Salimos de Valladolid y después de
recorrer 305 kilómetros llegamos a nuestro primer destino, Azpeitia, localidad vasca situada a los pies del macizo de
Izarraitz.
La primera parada que realizamos nada mas llegar a Azpeitia es para visitar el Museo del Ferrocarril, situado en la
antigua Estación de Azpeitia y que atesora una de las mejores colecciones de
España de locomotoras y vagones, además nos resulto sumamente interesante la
maquinaria y herramientas utilizadas en la época, así como la colección de uniformes
ferroviarios. Como complemento a la visita del museo realizamos un paseo de
unos cinco kilómetros en una locomotora de vapor, hasta la cercana Estación de Lasao,
lo que te permite trasladarte y recordar épocas pasadas. Una experiencia totalmente
recomendable, tanto para adultos, como para niños. (El
viaje dura 45 minutos y cuesta 6 €. Solo funcionan los sábados a las 12,30 y 18
horas y los domingos a las 12,30 H.).
Nos dirigimos a comer al Restaurante Jai-Alai, muy cerca del Santuario
de Loyola, en la carretera dirección Urestilla. Se trata de un sitio muy acogedor sobre todo
si hace bueno, ya que te permite comer en la terraza. Buen servicio y una relación
calidad-precio: genial!
Nuestro siguiente destino es el Santuario
de Loyola, situado en el valle del rio Urola, construido entre los
siglos XVII y XVIII en honor a San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía
de Jesús, conocida popularmente como los Jesuitas. Aquí se conserva la
casa-torre de la familia de los Loyola, que se encuentra integrada en el
conjunto monumental del Santuario; está compuesta de cuatro plantas, la mitad
inferior de la casa es de piedra, evocando su pasado de fortaleza y la mitad
superior, de ladrillo lo que le da un estilo
mudéjar. La visita a la casa resulto muy interesante, dado que mantiene muchos
elementos originales y como punto mejorable, el informativo, dado que carece
de guías o audioguías (solo disponibles para grupos), la visita debes hacerla
guiado por un folleto de difícil lectura.
La Basílica de Loyola, fue diseñada a
modo de un pequeño Vaticano, por el arquitecto italiano Carlo Maria Fontana,
discípulo de Bernini, en su construcción se utilizaron grandes bloques de
mármol extraídos del monte Izarraitz. Su fachada principal tiene una longitud
de 150 metros y en el interior, llama la atención la impresionante cúpula de 65
metros de altura y 20 de diámetro, en donde destacan los escudos de los
Austrias y Borbones.
También es de resaltar el retablo mayor en estilo
churriguresco, en donde destaca una escultura de San Ignacio de Loyola
realizada en plata situada en la parte superior. Por su calidad y buen estado
de conservación, no quiero dejar de mencionar, el magnífico órgano de 1889, con
3 teclados y 2172 tubos. (Visitas de Lunes a domingo: 10:00-13:00 y 15:30-19:00.
La entrada a la Basílica es gratuita y a la Casa Museo, cuesta 2 €).
Ponemos rumbo
a Zumárraga, localidad situada a unos 20 kilómetros de Azpeitia, en esta localidad visitamos el segundo monumento
principal de esta ruta, la Ermita de Santa María La Antigua,
también conocida como “la Catedral de las ermitas vascas”. Frente a un exterior
austero, te sorprenderás en su interior con una extraordinaria cubierta formada
por un artesonado de madera de roble, con un complejo entramado de vigas que
sostiene la cubierta del templo (lo que te recuerda el casco de un barco al
revés). La imagen de la Antigua que se venera en la actualidad junto al Altar
Mayor, no es la primitiva ya que desapareció hace muchos años. Numerosas leyendas adornan la historia de La
Antigua, una de ellas dice que los gentiles veían cómo los cristianos
intentaban construir esta iglesia sobre un fuerte defensivo, a sabiendas de que
eso podía suponer su fin, lanzaban piedras gigantes desde la sierra de Aizkorri
para poder destruirla, pero no consiguieron su objetivo y los lugareños
emplearon esas piedras para terminar la iglesia. (Visitas de martes a
domingo de 11.30 a 13.30 y de 16.30 a 19.30, lunes cerrado, de Semana Santa a
31 de Octubre, resto del año, solo abierto en fin de semana. Entrada gratuita).
Para terminar este primer día, ponemos rumbo a Oñati, situada a 17 kilómetros de Zumarraga. A las afueras de esta
localidad nos alojamos en la Casa
Rural Arregui, un antiguo caserío bajo el monte Aloña, que posee unas
instalaciones acogedoras, con un servicio correcto y muy cercano.
Este segundo día lo
dedicaremos a conocer la villa de Oñati, una de las más monumentales y bellas de
Euskadi, situada a los pies del monte Aloña. Antes de comenzar el recorrido por
el casco histórico, nos acercamos hasta la Oficina de Turismo, al objeto de
recabar información y poder ver en funcionamiento un antiguo molino medieval.
Nos
dirigimos ahora hasta la Universidad de
Sancti Spiritus, una de las joyas de la arquitectura civil del renacimiento
vasco y que fue durante siglos la única sede universitaria del País Vasco; nada
más entrar al interior se encuentra una interesante capilla con un bello retablo
plateresco, en donde destaca la figura de San Miguel, patrono de la localidad;
también es interesante el claustro de dos pisos, en donde son de resaltar los
medallones de personajes ilustres situados sobre los arcos.
Nuestra siguiente parada es la iglesia de San Miguel, un templo que se
ha ido construyendo a lo largo de varios siglos, añadiendo elementos de
diferentes estilos. En su interior destaca el órgano situado en el
primer piso, el bello retablo plateresco de la Capilla de la Piedad y la cripta
bajo el retablo mayor,con el mausoleo en alabastro de los Condes de Oñati;
pero lo más singular de esta iglesia y que la hace única en España, se localiza
en el claustro del siglo XVI, que
tiene la particularidad de que se asienta justo encima del río Ubao. ¡Realmente
interesante¡
Continuamos caminando por la
imponente Plaza de los Fueros, presidida por la fachada barroca del Ayuntamiento,
para seguir caminando hasta la Plaza de Santa Marina, en cuyo entorno se
encuentran tres bellos Palacios del
siglo XVIII: Antia, Madinabeitia y Baruena. Un poco más adelante nos detenemos en la Casa Otadui-Jausoro, un palacio del
siglo XVII que destaca por su bello balcón en esquina.
Dejamos Oñati para tomar la sinuosa
carretera GI-3591 que nos llevara recorriendo nueve kilómetros hasta el Santuario de Arantzazu. Justo al lado
del Santuario paramos a comer en Restaurante
Zelai-Zabal, un caserío centenario y familiar, en donde pudimos disfrutar
de platos elaborados con gusto y maestría. Quiero destacar las impresionantes
vistas desde sus ventanales, el buen arroz meloso con setas y el pastel de
manzana caramelizado. Buena relación calidad precio.
El
Santuario de Arantzazu, tercer monumento principal de nuestra ruta, se
encuentra situado al borde de un precipicio y rodeado de vegetación. Son de
resaltar en los exteriores las impresionantes torres revestidas con picos, así
como las puertas de acceso a la basílica, obra de uno de los mejores
arquitectos vascos contemporáneos, Eduardo Chillida y las atípicas esculturas
de “14 Apóstoles” en el friso de la fachada principal, obra de Jorge Oteiza,
todo un ejemplo de escultura vanguardista.
Su interior destaca por la
luminosidad de sus vidrieras, con un espectacular retablo de más de 600 metros
cuadrados, en donde se sitúa la Virgen de Arantzazu, patrona de Guipúzcoa, una
pequeña talla de piedra de de 36 cm de altura y 9 kg de peso; en la cripta, nos
encontramos con pinturas de 18 murales, obra de Nestor Basterretxea, en donde
nos muestra en los nueve primeros la representación del ser humano antes de su creación y en los
nueve restantes, al ser humano desde la resurrección de Cristo.(Se puede visitar
de 9 a 20 horas de manera libre y con visita guiada a las 12,30 y 17 horas, coste
2,5 €).
Según cuenta la leyenda, a un pastor se
le apareció la imagen de la Virgen sobre un espino y éste, sorprendido, le
preguntó en vasco: Arantzan zu? (¿Tú, en un espino?). A partir de entonces, el lugar
se convirtió en punto de devoción y la orden de los Franciscanos decidió
construir en 1553 una primera iglesia en honor a la Virgen, para posteriormente comenzar a construir un segundo Santuario en 1950 con mayor capacidad, después de múltiples problemas y de paralizaciones de obras, pudo terminarse por parte de Oteiza en 1968 y de Basterretxea en 1984.
Ponemos rumbo a Valladolid y fin a esta
interesante ruta
Otras sugerencias y curiosidades
En Oñati se encuentra el Centro de
Interpretación del Chocolate en la antigua sede de la Chocolatería Orbea. Si
eres amante del chocolate recomiendo esta visita, en donde podrás ver
chocolateras antiguas, moldes o piedras con que molían el cacao, junto a
documentos de la época como carteles o anuncios publicitarios relacionados con
el cacao o el chocolate.
Si dispones de más tiempo, aconsejo acercarte a Zumaya (situada a 12 Km.
de Azpeitia). En esta villa marinera es posible ver un fenómeno único llamado
"Flysch” nombre que recibe una formación de capas rocosas de origen
sedimentario donde se alternan capas de rocas duras (calizas, pizarras o
areniscas) con capas de materiales blandos (margas y arcillas) de
modo que la erosión desgasta más fácilmente las capas blandas y deja expuestas
las capas duras (ver entrada del Blog: “Geoparque de la Costa Vasca”).
En la localidad cercana de Azkoitia, podremos
visitar la iglesia de Santa María la Real de estilo renacentista, en donde
su mayor tesoro es el último órgano fabricado por Cavaillé-Coll de 1898, una
verdadera obra de arte debido a su excepcional sonoridad.
Entre Zumárraga y Oñate se encuentra la
localidad de Legazpi, lugar en donde se sitúa la Ferrería de Mirandaola que
data del siglo XV y es la única que se conserva de las siete que existían en
Legazpi. Si dispones de tiempo, es una visita que no debes perderte, en ella se
ofrece un espectáculo único: se inicia la visita pasando primero por el Museo del Hierro, para seguir por la sala de los fuelles,
donde se les pone en marcha por medio de un molino de agua, a continuación, se pasa a la zona de trabajo, donde los "ferrones", vestidos
como en el siglo XV realizan una demostración de forja, complementada
con las explicaciones del guía, lo que más sorprende de la visita es ver como
el agua mueve los gigantescos fuelles y martillo con el que golpean el hierro
al rojo vivo. Junto a la ferrería se encuentra la Capilla de Mirandaola, que alberga unas pinturas que
describen el hecho milagroso acaecido en esta ferrería el 3 de mayo de 1580: Cuenta
la leyenda que los ferrones se acercaron hasta Mirandaola y al salir de misa, trabajaron
duro durante el resto del día, no respetando el descanso dominical que preceptúa
la religión cristiana, por lo que a pesar de que utilizaron grandes cantidades de mineral, solo consiguieron muy poco hierro: una pequeña pieza con forma de cruz
(actualmente se guarda en la parroquia de la localidad). El arzobispo de
Pamplona declaró este suceso como milagro en 1633. Se termina la visita degustando un pincho de chistorra preparado sobre las brasas de la fragua. (Se puede ver en
funcionamiento la Ferreria el primer domingo de cada mes de otoño e invierno y
todos los domingos a partir de abril, a las 12 y 13 horas, esta ultima visita es en castellano.Cuesta 7 €).
Junto al Santuario de Arantzazu, podemos también
comer en Restaurante Goco-Benta, una
antigua venta en donde puedes
disfrutar de una comida casera con platos tradicionales, junto a toques
innovadores. El precio es correcto en relación a la calidad de los productos que ofrecen.
También tiene una interesante Casa Rural,
cuyas dependencias se han renovado por completo en lo que se refiere a las
habitaciones, conservando alguna zona de la casa como antiguamente era; como
detalle curioso en esta Venta estuvo alojado Jorge
Oteiza, durante el tiempo que pasó en Arantzazu para esculpir sus 14 apóstoles.
Si quieres tomar como punto base Azpeitia, recomiendo el Hotel
Larrañaga, a 3
kilómetros de Azpeitia y a 4 del Santuario de Loyola, es un hotel
familiar emplazado en un edificio de interés histórico y artístico. Está
rodeado del precioso paisaje, lo que te hace la estancia más agradable.
En Zerain, junto a Zumarraga, se
encuentra la Sidrería Oiharte, que además
es casa Rural. Ofrecen una
sidra natural de cosecha propia y un menú de sidrería típico: Tortilla de
bacalao, tacos de bacalao, chuleta y de postre, queso Idiazábal, membrillo y
nueces (32 €).
La localidad alavesa de Salvatierra, con
un interesante patrimonio artístico, se encuentra a 14 kilómetros de Oñate.