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- De tapas por Santander
Después de haber visitado Santander en numerosas ocasiones, he querido plasmar en este post una pequeña ruta gastronómica por alguno de los muchos bares que puedes encontrar en la capital cántabra. Os dejo una relación de mis favoritos junto a la tapa recomendable en cada uno de ellos. Espero que os guste y sea de vuestro interés.
Bar
Solorzano. Peña Herbosa 17
Un auténtico templo “vermutero” en donde se te hace difícil
decidirte por alguno de los muchos vermuts que comercializa, no solo
nacionales, ya que trabaja también con referencias francesas e italianas.
Este local que data de 1942 ha sabido conjugar lo añejo de
sus paredes repletas de fotografías antiguas, con una moderna decoración.
Entre sus tapas destacan las rabas, los mejillones en salsa o
los caracolillos. Sirven el vermut en un vaso frio, casi helado y lo terminan
con un toque de sifón.
Bodega “La Conveniente”. Gómez de Oreña, 9
Un local con solera en la ciudad, cuya antigua bodega de 1901
dio paso en 1981 al negocio de hostelería que podemos ver actualmente. Ha
mantenido su estructura original y en su interior su suelo adoquinado, rodeado
con mesas corridas y enormes barricas.
Perfecto para comer a base de tapas, en donde no faltan los fritos, los embutidos ibéricos, los pates o los ahumados, donde recomiendo pedir medias raciones para hacer una degustación más variada. Buena elección es la tabla de fritos: huevos con bechamel, croquetas, pechuga de pollo, albóndigas, morcilla y rollos de jamón york.
Al
final del Paseo y a escasos metros del Puerto Chico, encontraras este
local emplazado en un edificio singular del siglo XIX, donde disfrutar de gran
variedad de pinchos tanto fríos como calientes, que destacan por su elaboración
y la calidad del producto. Tras los fogones de esta casa se encuentra el
cocinero Joseba Guijarro, que en su dilatada carrera profesional ha conseguido
una estrella Michelin.
Se
hace difícil elegir entre las cerca de 300 referencias de tapas con las que
cuentan. Nos gustaron en nuestra visita: las anchoas artesanas de
Santoña, la tosta de queso picón con compota de manzana y un hojaldre de
gambas.
Las Peñucas. Marques
de la Ensenada,32.
En pleno barrio pesquero es un local que me trae gratos
recuerdos de mi juventud, cuando cada año visitaba Santander con mis padres y era este un
lugar de visita obligada. Situado en las proximidades de la Lonja, cada madrugada si tienes interés puedes asistir a la subasta de pescado.
Se trata de un local con decoración típicamente marinera,
cuyas paredes están cubiertas con fotos del ex futbolista cántabro Iván de la
Peña, dado que sus padres son los propietarios del establecimiento desde 1960.
Recomiendo pedir los productos de temporada como las sardinas
o el bonito a la brasa. Disponen de un aceptable menú del día, cuyo plato
principal es la paella.
Cañadio. Gomez
Oreña,15
La historia de este restaurante se remonta a 1981. Ubicado en
la mítica Plaza de Cañadio, es lugar de encuentro por excelencia cuando se acerca
la noche y es un clásico en la capital cántabra.
Aunque es restaurante, dispone de una zona de bar, con una
barra de mármol bien surtida de pinchos creativos y de cuidada presentación. Entre sus tapas, recomiendo las rabas de calamar
(las mejores que hemos probado), el pastel de puerros y gambas, los buñuelos de
bacalao o las anchoas de Santoña con pimientos. En cuanto a postres, no dejes de probar su espectacular tarta de queso.
Si eres amante de la tortilla, no te pierdas probarla, esta realmente exquisita. En 2021 fue elegida la mejor tortilla de España junto a la del Restaurante palentino La Encina y nuevamente en 2023 ha sido galardonado con el primer premio del certamen nacional.
En 2011 dio el salto a Madrid con la apertura de un local en
pleno Barrio de Salamanca.
Bodega la Cigaleña. Daoiz y Velarde, 19.
Conserva el aire rustico que imprimieron sus propietarios en
1949 cuando se trasladaron desde el municipio vallisoletano de Cigales.
Todas las paredes, incluso el techo se encuentra abarrotado
de botellas y motivos vinícolas. Cuenta con mas de 1000 referencias de vinos,
tanto nacionales como extranjeras lo que le convierte en un auténtico Museo del
Vino, todo un referente a nivel nacional. Su propietario Andrés Conde, actualmente
la tercera generación, fue en 2021 mejor sumiller de España.
Para mi opinión es un sitio donde se bebe mejor que se come,
sin que implique que se coma mal. Es mas restaurante que zona de tapas, pero
dispone de una pequeña barra donde tomar un buen vino. En nuestra visita
probamos una buena chistorra con patatas y albóndigas de bonito.
Pastelerías Gómez. Paseo Pereda, 21.
Empresa de larga tradición pastelera que se remonta a 1860,
cuyos productos están elaborados de manera artesanal con recetas transmitidas a
lo largo de cuatro generaciones.
Dispone de varias pastelerías a lo largo de la ciudad, ojo
por que hay otras pastelerías “Gómez”, para saber cuál son las auténticas,
fíjate en el color de su cartelería, deber se color magenta o fusia.
Nos vamos a detener en “Gómez Fusión”, en Paseo Pereda frente
al Centro Botín, todo un símbolo de la ciudad. Buen lugar para el desayuno o la merienda, tanto salado como
dulce, con excelente bollería. Nos gustó mucho la tostada de pan de maíz con
jamón y tomate.
En este local tienes la posibilidad de comprar, sin acercarte
a Selaya, sobaos o quesadas, elaboradas diariamente por “El Macho”, uno de los grandes
en estos productos pasiegos.
Bar El Puerto. Hernán Cortes, 63.
Antigua taberna de pescadores fundada en 1939 por los abuelos
de los actuales propietarios, situada frente a la antigua dársena de Puerto Chico,
con vistas a la bahía desde su comedor superior.
Dispone en la parte superior de un restaurante, no
precisamente lo más económico de la ciudad y en la parte baja, una zona de
barra donde disfrutar de sus tapas. No te puedes ir de esta casa sin probar sus
espectaculares gambas a la gabardina, aunque no baratas de precio.
Buenas son también las rabas de calamar y en temporada los “maganos”
encebollados.
Precios altos, pero la calidad se paga y necesita mejorar en la calidad del servicio prestado.
La Mayor. Juan
de la Cosa, 5.
Típico bar de toda la vida de ambiente familiar y comida
casera en la zona de Puerto Chico. Comedor en la primera planta y barra para
tapas en la parte baja, en donde puedes probar unas buenas rabas de calamar y
si tu visita coincide con el mes de julio pide unos "maganos" a la plancha o
encebollados, las mas sabrosas de todas. Buena relación calidad precio, tanto en el restaurante como en la
zona de tapas.
Heladería Regma. Paseo Pereda, 5.
El origen de esta heladería se remonta a 1933 cuando su
fundador adquiere una heladería regentada por unos italianos. Sus conocimientos
del mundo del frio le llevaron a elaborar productos de calidad con ingredientes
naturales y de forma tradicional. Para formar la marca “Regma” fusiono el
nombre de sus dos hijas, Regina y Margarita, estando dirigido en la actualidad
por el nieto del fundador, la tercera generación. Esta empresa familiar se ha
expandido por el norte de España, además de Madrid y Valladolid
En tu visita a Santander es imprescindible pasarte por esta heladería
y disfrutar con un rico helado casero y de gran tamaño.
Chocolatería Aliva. Daoiz y Velarde, 7.
Un local que lleva ofreciendo churros des 1960 y un buen lugar para tomar un espectacular chocolate con churros recién hechos, acompañado de un vaso de agua que siempre es de agradecer, un lugar mítico y de toda la vida.
Unas breves reseñas sobre el mundo de los calamares:
* La diferencia entre las rabas y los calamares es que las primeras son las patas del calamar que se preparan rebozadas y posteriormente fritas, quedando mas crujientes que los calamares, preparados del cuerpo y partidos en forma circular o de aro. El secreto esta en escurrir bien la harina antes de pasar a la fritura.