martes, 18 de octubre de 2022

 

 


La Rioja Alavesa es tierra de vinos, donde aparte de extensos viñedos y bodegas centenarias, podremos contemplar espectaculares bodegas construidas por afamados arquitectos, así como disfrutar de pueblos, algunos de ellos medievales, con una gran historia, que bien merecen esta visita.  

 

Pasaremos en esta ruta por alguno de los pueblos que integran la “Cuadrilla” de Laguardia Rioja Alavesa, delimitada al norte por la Sierra de Cantabria y al sur por el cauce del rio Ebro, una de las siete cuadrillas que componen la provincia de Álava. (Recordar que una “cuadrilla” es en la provincia de Álava el equivalente a una “comarca”, que aglutina una serie de municipios).

 

Salimos de Valladolid en direccion a Labastida, una de las puertas de entrada a la Rioja Alavesa, de donde nos separan 220 Km. Este municipio cuyo origen se sitúa entre los siglos IX y X, es sin duda una de las villas medievales con más historia de toda la comarca, que nos ofrece un valioso conjunto histórico monumental.

 

Dejamos el coche a la entrada del pueblo, en donde lo primero que nos llama la atención es un bello mural relacionado con el mundo del vino. Accedemos al casco historico por el Arco de Larrazuria, una de las puertas de la antigua muralla, que nos conduce a la calle Mayor, que cuenta con algunos palacios nobiliarios, como el Palacio Garaizabal, con un hermoso blasón sobre su fachada o justo enfrente, el Palacio de los Paternina, una mansion del siglo XVI, donde según cuenta la historia, Napoleón Bonaparte y su séquito, pernoctaron en esta casa de camino a Madrid en 1808. 

Esta última calle nos conduce a la Plaza Mayor, donde se levanta el Ayuntamiento, un edificio porticado del siglo XVIII con bella fachada barroca. A su lado se sitúa el Palacio de los Salazar que alberga la Oficina de Turismo y justo enfrente, la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, una edificación del siglo XVII en cuyo interior destaca el magnifico retablo Mayor barroco y un bello órgano del XVI.

Continuamos caminando por la empinada calle de la Subida del Olmo, pasando previamente, después de bordear la Iglesia, por la Plaza del Olmo, donde podemos ver otro de los restos de la muralla, el Arco de Toloño

Ya en lo alto, localizamos la Ermita del Santo Cristo, desde donde se tienen unas espectaculares vistas del pueblo.

Del exterior de la iglesia destacar la portada románica y del interior, un Cristo crucificado de gran devoción popular. Iniciamos el descenso en un agradable paseo por el barrio de la Mota, encontrando en el camino el edificio del antiguo Ayuntamiento y justo detrás de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, el Lagar de la Mota, uno de los antiguos lagares que se ubicaban en la parte baja de las casas para el prensado de la uva.


Parada para comer en Restaurante Ariño Jatetxea. Comida casera apoyada en la calidad de la materia prima y personal muy amable, lo que hace una combinación perfecta. Sin duda un sitio para repetir.

 

Desde Labastida tomamos la A-132 hasta alcanzar Samaniego. Situado a las faldas de la Sierra de Cantabria, este pequeño pueblo, posee una gran cultura vinícola y es conocido por sus bodegas y viñedos. Recorriendo las calles de su cuidado casco urbano, encontramos la Iglesia de la Asunción, construida junto a la antigua fortificación y adosada al único torreón que subsiste. Dos torreones son los encargados de dibujar la silueta de esta singular iglesia: uno circular, sobrio, sin ventanas, rematado en una gran explanada que hace las veces de mirador y otro el del campanario, de planta cuadrada, adornado con pequeñas ventanas. Templo de construcción renacentista, cuenta con elementos posteriores, como la portada barroca. En su interior, resaltar el retablo mayor de estilo churrigueresco, las bellas pinturas murales del ábside y la imagen de la Virgen del Valle, patrona de la localidad, una bella talla del siglo XIII.

El edificio civil más importante de la villa, es el Palacio Samaniego, conocido popularmente como la Casa del Cura, una casa solariega del siglo XVII, reconvertida en Hotel, propiedad de Bodegas MACÁN (Benjamin de Rothschild & Vega Sicilia). De su fachada, destacar el escudo de la familia presidiendo el balcón central y una concha de peregrino en el dintel de la puesta, lo cual nos llamó la atención, al no formar parte el pueblo del Camino de Santiago.

 

Nos alojamos en Casa Rural La Molinera, una tranquila casa rural que ocupa un antiguo molino reformado del siglo XVII. Casa con encanto, habitación espaciosa y bien decorada. Destacar la amabilidad de sus propietarios.

Para cenar nos acercamos hasta  Ábalos, a 5 Km de donde nos encontramos. Pretendiamos cenar en la Cocina de Merche, restaurante del Hotel Villa de Ábalos, pero al no haber reservado, se encontraba lleno, nos tuvimos que conformar con probar los pinchos de su gastrobar.


La mañana del segundo dia, la dedicamos en primer lugar a visitar el mirador natural llamado "Balcón de la Rioja". En el término municipal de Samaniego, a mitad de camino del Puerto de Herrera, que conecta la Rioja Alavesa con el interior del Pais Vasco a traves de la sinuosa carretera A-2124, se encuentra a mil metros de altura el espectacular mirador , desde donde en un día claro te permite disfrutar de una vista sin igual de un mar de viñedos y numerosos pueblos de la Rioja alta. 

 

Como la mayoría de los pueblos de la Rioja Alavesa, Samaniego tiene en sus bodegas, el motor económico de la villa y el principal recurso para el turismo de la zona. El barrio de Matarredo es donde siempre han encontrado su sitio las bodegas familiares, donde cuevas y calados excavados en piedra guardan la esencia y la tradición del vino de Rioja Alavesa. Además de éstas, Samaniego cuenta con importantes bodegas como es el caso de Bodegas Baigorri, que hoy vamos a visitar, donde mezclan la tradición con la modernidad y los nuevos métodos de elaboración del vino. En un enclave, único rodeado de un inmenso mar de viñedos con vistas al pueblo de Samaniego y bajo la Sierra de Cantabria, sorprende cuando accedes a la Bodega, levantada por el arquitecto Iñaki Aspiazu, un gigantesco cubo de cristal. Tras admirar la belleza y el contraste de colores de los exteriores, descubriremos que bajo la caja de cristal se esconden siete plantas subterráneas, en donde a traves de interesantes y amenas explicaciones del guia, te permite conocer paso a paso todo el proceso de elaboración vertical por gravedad de sus singulares vinos. Al final de la interesante visita, nos ofrecieron la cata de 2 vinos, un blanco y un tinto, acompañado de unos pintxos para maridar, en un entorno con unas vistas increibles.


Terminada la visita, nos dirigimos a comer en la misma Bodega. La comida era a base de un menu degustacion, donde se mezcla lo moderno con lo tradicional, con buen servicio y lo mejor, acompañada de buenos vinos.


Nos desplazamos 10 Km hasta nuestro siguiente destino, Elciego, pueblo cargado de historia y tradición vinícola, enclavado a medio camino entre la Sierra de Cantabria y el rio Ebro. El paseo por su pequeño casco histórico nos llevara hasta la Plaza Mayor, donde en uno de sus lados se encuentra el edificio del Ayuntamiento (siglo XVIII), con una planta baja porticada y en donde es de resaltar el escudo de Felipe II. También en la plaza se sitúa la Casa de los Hierros, una de las casas barrocas que pueblan el casco antiguo. 

Frente al Ayuntamiento, podemos ver la Ermita de la Virgen de la Plaza, del siglo XVIII, que alberga en su interior la talla de la Virgen de la Plaza, imagen muy venerada en la villa. Tampoco nos debemos olvidar el Palacio Zárate Nabar, del siglo XVIII, en la calle General Galarza y el Palacio Ramírez de la Piscina, con un bello escudo de armas en la esquina. Para finalizar, caminaremos hasta la parte alta del pueblo, donde se encuentra la Iglesia de San Andrés, que se encuentra ubicada en uno de los bordes del cerro sobre el que se asienta, construida inicialmente en estilo gótico, sufrió varias remodelaciones hasta el siglo XVIII. En el interior, resaltar el retablo mayor barroco, las pinturas del siglo XVIII que cubren parte de las paredes y el coro de estilo plateresco.

De sus exteriores, llama la atencion las dos impresionantes torres, una de ellas con más de 30 metros de altura.

Nos llamó la atención, los “eguzkilores”, tambien conocida como flor del sol, que podemos ver colocados en las puertas de algunas casas. (Se trata de unos cardos típicos de Euskadi que según dicen protegen de los malos espíritus).

Para dormir nos decantamos por el Agroturismo Bodega Valdelana, situado junto a la Iglesia San Andrés. Un edificio lleno de historia que te permite adentrarte en la cultura del vino, donde la tradicion y la modernidad de unen para ofrecer una experiencia unica. Cuenta con dos museos subterráneos instalados en calados del siglo XV. Uno de ellos recorre la historia de todas las civilizaciones y el otro alberga un museo del vino donde el visitante puede descubrir el arduo trabajo de elaborar vino. Incluido en el precio del alojamiento te ofrecen una visita a la antigua bodega situada en el sótano del hotel y una pequeña cata para que conozcas sus excelentes vinos.

La mañana de tercer dia, antes de partir a Laguardia, la aprovechamos para visitar la Bodega “Marqués de Riscal”. Se trata de un edificio vanguardista diseñado por el Nobel de Arquitectura Frank O. Gehry, que cuenta con una cubierta de titanio que aporta la verdadera singularidad al complejo.​ Para poder contemplar este edificio, situado a las afueras de la población puedes optar por hacer una visita guiada. La Ciudad del Vino de Marqués de Riscal, ofrece la experiencia de recorrer la historia de la bodega desde su fundación en 1858 hasta nuestros días, con la posibilidad de disfrutar del vino a través de los cinco sentidos. Comenzamos visitando la Bodega Original que data de 1860, cuyo su interior alberga la “Botellería”,  la mayor colección de vinos antiguos del mundo (130.000 botellas). A continuación, pasamos a visitar la primera ampliación de la bodega, un edificio de estilo bordelés que data de 1883 conocido como El Palomar y en el que hoy en día se elaboran los vinos premium de la compañía. La visita concluye con la degustación de tres vinos. Finalmente, el impacto visual de este impresionante edificio, asombra al visitante con sus fachadas llenas de curvas, colores y reflejos, que sin duda recuerda mucho al Museo Guggenheim de Bilbao (diseñado por el mismo arquitecto).

Sugerencia: Dependiendo de la ocupación del Hotel, es posible acceder a tomar algo en el bar o restaurante interior, ya que de lo contrario esta restringido para los alojados en el mismo. De esta manera podrás admirar de cerca los exteriores sin tener que realizar la visita guiada.

Nos dirigimos a  Laguardia, sin duda el pueblo más visitado de toda la Rioja Alavesa y forma parte de la marca turística de los “Pueblos más bonitos de España “. Su nombre inicial «La guarda de navarra» era consecuencia de su situación estratégica frente a Castilla. Fue fundada en el siglo X como defensa del Reino de Navarra. Considerada la capital de la Rioja alavesa, aunque está pegada a la comunidad de La Rioja pertenece realmente al País Vasco.

Nada más llegar vemos las señales de los parkings habilitados para dejar los coches, ya que su centro histórico esta restringido para el paso de vehículos, dado que el suelo de la Villa se encuentra completamente horadado por bodegas o calados.

 

Empezamos nuestra visita al casco antiguo, accediendo por la Puerta de San Juan, una de las cinco puertas del recinto amurallado del que aún se conserva una buena parte. Lo primero que encontramos fue la Iglesia de San Juan Bautista, uno de los lugares imprescindibles a visitar. En la portada sur, de finales del siglo XII, conocida popularmente como "Puerta de los Abuelos, resaltar las dos columnas con las figuras de la Virgen María y el Arcángel San Gabriel, que representan la Anunciación. La torre fue una de las puertas de la muralla, que se reformó en el siglo XVI para cumplir la función de campanario. A los pies de la iglesia se sitúa la Capilla del Pilar de estilo barroco, con una bella talla de la Virgen del siglo XIII.

Parada par comer en Restaurante Batzoky, que dispone de buen menu del dia y una espectacular barra de pinchos (Calle Mayor 22).

Su típico trazado medieval, formado por tres calles principales y paralelas (Mayor, Paganos y Santa Engracia), entrecruzadas con otras callejuelas, se encuentra repleto de espléndidos edificios renacentistas y barrocos. 

Estas tres calles principales desembocan en la Plaza del Gaitero, donde nos llamó la atención el curioso conjunto escultórico llamado “viajeros “, obra del Vitoriano Koko Rico, donde se observan dos plataformas metálicas con bolsos y maletas sobre una y zapatos sobre otra. 

En la Plaza del Gaitero, se encuentra la Iglesia de Santa María de los Reyes, cuya construcción comenzó en el siglo XII y finalizó en el XVI. En el interior de la iglesia te sorprenderás con el espectacular pórtico policromado, que, aunque parece madera es piedra tallada: Las cuatro arquivoltas alternan su decoración con figuras humanas y motivos vegetales. En el tímpano aparecen escenas de la vida de la Virgen y Jesús. El parteluz de la doble portada se encuentra presidido por la Virgen de los Reyes y flanqueándole, aparecen los 12 Apóstoles, con la particularidad de que se incluye a San Pablo en sustitución de Judas Iscariote (Para admirar el templo es necesario reservar entrada en la Oficina de Turismo). 

Junto a la Iglesia de Santa María de los Reyes, se alza la Torre Abacial, una torre de planta cuadrada, que en su momento tuvo función defensiva, pero hoy es el campanario de la iglesia y un elevado mirador, desde donde podréis disfrutar de unas estupendas vistas de la Sierra de Cantabria.


Desde la Plaza del Gaitero caminamos por la calle Santa Engracia hasta la Plaza Mayor, centro neurálgico de la villa. En esta plaza porticada encontraréis el nuevo Ayuntamiento, un edificio del siglo XIX que tiene un curioso reloj de carrillón, del que a las 12, 14, 17 y 20 horas, salen a escena dos “dantzaris”, ataviados con el traje típico de Laguardia y el “Cachimorro” (Jefe del grupo de danzarines que actúa en las fiestas patronales de San Juan Bautista). 

En la misma plaza también está el antiguo Ayuntamiento, un edificio del siglo XVI donde se expone una placa con las antiguas unidades de medida.

Junto a la Puerta Nueva, en las proximidades de la Plaza Mayor, nos llamó la atención una placa que decía: Paz a los que llegan. Salud a los que habitan. Felicidad a los que marchan.

Caminando por la Calle Mayor, encontramos varias casas palaciegas de los siglos XVI y XVII, en algunas de las cuales se pueden ver los escudos heráldicos de las familias que lo habitaban. Son dignas de mención, la Casa de la Primicia (Páganos, 78), el edificio civil más antiguo de la villa, que data de finales del siglo XIV, que al tiempo presume de ser la bodega “original”, más antigua de España. Era el lugar donde se recaudaban los impuestos de diezmos y primicias, que eran entregados a la iglesia. La Casa Palacio de Samaniego (Plaza San Juan, 5), lugar donde nació el famoso fabulista Félix María Samaniego. Todos recordamos historias tan entrañables y didácticas como: La cigarra y la hormiga, La zorra y las uvas o El perro y el cocodrilo. Este palacio del siglo XVII, es la sede del Departamento de Hacienda de la Diputación Foral de Álava y bajo la Casa, a siete metros de profundidad, se encuentra también la ‘Bodega El Fabulista’, una de las pocas que todavia elabora el vino de manera tradicional. Los restos del escritor descansan en la iglesia de San Juan Bautista, concretamente en la capilla de La Piedad. 

Antes de marchar al Hotel, recomiendo que te acerques al mirador situado a las afuera de la muralla por la Puerta de los Paganos, desde donde se tienen excelentes vistas de toda la extensión de viñedos, salpicados por pequeños pueblos y bodegas. La imagen te quedará grabado en la retina para siempre.


El Hotel Villa de Laguardia, es el elegido para alojarnos este dia. Un hotel moderno, que te permite relajarte despues de una intensa jornada en su interesante SPA.

El cuarto dia, ponemos rumbo a Lanciego, de donde nos separan 13 Km. Esta pequeña población  destaca por sus casas y palacios blasonados rodeada de viñedos, que aparece documentada por primera vez en el siglo XIII y que obtuvo el rango de villa en el XVII.

 

Comenzaremos nuestra visita al municipio en la Iglesia de San Acisclo y Santa Victoria, templo edificado en el siglo XVI y reformado en el XVIII. Cuenta con un retablo mayor renacentista y un órgano barroco, uno de los más valiosos del País Vasco.

 

En cuanto a la arquitectura civil, cuenta con numerosas muestras de edificaciones renacentistas y barrocas, lo que le convierten en uno de los cascos históricos más interesantes de Rioja Alavesa. Entre otros edificios, destaca el Palacio de la Marquesa de Armendáriz, del siglo XVIII, situado junto a la iglesia y actual sede del Ayuntamiento. Llama la atención en su fachada el alero de madera, con cabezas antropomorfas talladas en cada uno de los canecillos que lo sustentan. En el interior, se ha restaurado el antiguo calado o bodega subterránea. 

Muy cerca del Palacio, se encuentra la casa natal del personaje más ilustre de la localidad, el músico Sebastián Iradier (autor de la popular habanera 'La Paloma').

 

Otro de los rincones más especiales de la villa es la Plaza donde se encuentra la Fuente Vieja. Bordeando un pequeño canal encauzado entre muros de piedra, encontramos el conjunto formado por la fuente de estilo neoclásico, que incluye un abrevadero y un poco más abajo el lavadero, al que se accede descendiendo unas escaleras. Un bello conjunto de gran interés etnográfico.

Otra de las visitas más recomendables, es acercarte a las afueras del pueblo para visitar el centenario Trujal de Lanciego, el más antiguo del País Vasco. Un “trujal” o “almazara” es el lugar, molino o industria donde se obtiene el aceite a partir de la aceituna. En el caso que nos ocupa se encuentra instalado sobre un viejo molino de harina, con el que convivió durante años. Su maquinaria se movió en el pasado con agua y después con motor eléctrico.


Terminamos esta ruta por la Rioja Alavesa, recorriendo 12 Km para llegar hasta Oyon. Esta villa alavesa cuenta con un rico patrimonio artístico en torno a la Plaza de la Concepción, donde su ubican los edificios más significativos de la localidad. Posee hermosas casas señoriales, con escudos en sus fachadas, como la del Marqués del Puerto, junto a la iglesia y la del Conde de Bureta. Así mismo, cabe destacar su iglesia de la Asunción, un templo de sillería estilo barroco edificado durante el siglo XVIII, en donde es de resaltar su portada de estilo gótico renacentista y el coro de estilo plateresco. La esbelta torre de la iglesia, de estilo barroco, es conocida como ‘La Giralda’ oyonesa.

Vuelta para Valladolid, de donde nos separan 268 Km. y fin de esta interesante ruta.


Otras sugerencias y curiosidades.

 

* Después de haber visitado pueblos medievales, alguna bodega centenaria y otras vanguardistas, ahora solo te falta retroceder 5.000 años en el tiempo y visitar las construcciones megalíticas de los dólmenes de la Rioja Alavesa. En 10 kilometros a la redonda de Laguardia, hay ocho, en mi caso visité el precioso dolmen de la Chabola de la Hechicera, que esta a seis kilometros de Laguardia, junto al pueblo de Elvillar (por la A-3228). Se trata del monumento funerario neolítico más importante y mejor conservado de todo el País Vasco. Tras la visita del Dolmen, nos acercamos hasta el Yacimiento de La Hoya, un poblado, que, estructurado perfectamente con calles y plazas, acogía a más habitantes que ningún otro. Hoy en día, el centro de interpretación de La Hoya, más conocido como el Museo de La Hoya o simplemente Poblado de La Hoya, nos explica la forma de vida de aquella época. Su ubicación, entre viñedos, en un paraje de película, protegido por la Sierra de Cantabria y con Laguardia como telón de fondo, es otro de sus encantos.

* Entre la tradicion y vanguardia se encuentra la bodega Solar de Samaniego (Carretera de Elciego, s/n). Una bodega que ha reinterpretado su arquitectura industrial de la década de 1970 y se ha convertido en un espacio para el proyecto “Beber Entre Líneas”, que fusiona las culturas del vino y la literatura y ha transformado cada rincón de la bodega. Destacan los imponentes murales realizados por el artista australiano Guido van Helten sobre los antiguos depósitos de hormigón (de 500.000 litros de capacidad), que la han convertido en una auténtica Catedral del Vino.

* En el camino de vuelta casa, dos pequeños pueblos de gran interes:

El primer lugar por el que pasaremos será Sajazarra, envuelto en un paisaje de extensos viñedos. En la lista de los pueblos más bonitos de España, destaca por encima de todo su Castillo. También es muy bonito el paseo extramuros, donde domina la silueta de la fortaleza acompañada de lo que queda de las murallas y con un paso natural a la iglesia, de grandes dimensiones y gran belleza. en torno a la confluencia de los ríos Aguanal y Ea.

Después de haber quedado embelesados con este último pueblo vamos hasta la siguiente parada, Cuzcurrita del Río Tirón, precioso municipio ubicado a los pies del monte El Bolo y atravesado por las aguas del río Tirón. Vale realmente la pena perderse por su hermoso casco urbano, repleto de casonas, o hacer un descanso en una de las áreas de recreo situadas en ambas orillas del río. Imprescindible visitar el Castillo de los Velasco, un recinto amurallado de propiedad privada, que data del siglo XV. Destaca en el centro, la torre del homenaje de planta cuadrada, alrededor de la cual se levanta un recinto amurallado con sendos cubos en sus ángulos. Merece la pena contemplarlo desde fuera, sobre todo desde el paseo junto al río Tirón. La Iglesia de San Miguel, construida en el siglo XVIII, se levanta junto al río y forma parte del conjunto arquitectónico de la Plaza Mayor. En su interior es de resaltar un relieve de la Última Cena, obra hispano-flamenca de finales del siglo XV, una verdadera joya que preside el altar mayor. 

 

Jose Maria Vicente


 

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