domingo, 12 de septiembre de 2021

 

Salimos de Valladolid en dirección a Valencia, ciudad que posee un clima privilegiado lo que te permite visitarla en cualquier época del año. Nos adentraremos en el medieval barrio del Carmen, pasearemos por sus laberínticas calles rodeadas de bellos edificios que nos trasladaran a otras épocas de la historia, para luego bajar por el antiguo cauce del Turia hasta lo más moderno de la ciudad como es la Ciudad de las Ciencias y terminaremos en el puerto, junto al que se sitúa el viejo barrio de pescadores del Cabanyal.

 

Comenzamos nuestro recorrido por la ciudad en Estación del Norte, una auténtica joya del arte modernista, en donde llama la atención la decoración cerámica de su exterior. De su interior resaltar el colorido especial del vestíbulo en donde se compran los billetes de los trenes y la gran marquesina que cubre las vías.  

Saliendo de la estación, nos encontramos justo a la derecha con la Plaza de toros, un coso con más de 150 años de antigüedad y siguiendo por la calle Rivera, llegaremos a la Plaza donde se ubica el Ayuntamiento, un edificio de principios del siglo XX, desde donde los días de Fallas se dispara la “mascletá”, una grandiosa y ruidosa sinfonía pirotécnica.

A pocos pasos de esta última plaza se encuentra el Palacio del Marqués de dos Aguas, un edificio barroco en donde sobresale su magnífica puerta en alabastro, presidida por la imagen de la Virgen en la parte superior y rodeando la puerta, podemos ver el descenso de dos caudales de agua que simbolizan dos ríos. En su interior se encuentra el Museo de la Cerámica. Aunque solo sea por ver su impresionante portada, merece la pena no perderse esta visita. 

Como curiosidad, en la cercana Calle Derechos 4, encontramos la tienda más antigua de la ciudad, “Tienda de las Ollas de Hierro”, un negocio dedicado a la venta de imaginería religiosa e indumentaria típica valenciana que data de 1792, que todavía conserva mobiliario y decoración de la época.

Caminando por la Av. María Cristina llegamos a la Lonja de la Seda o Lonja de los Mercaderes, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Considerada una de las joyas de la arquitectónica civil del gótico español, era un sitio donde los mercaderes de la seda hacían las contrataciones.

Además de su magnífica fachada principal, es de resaltar de su interior la Sala de las Contrataciones, cubierta con unas bóvedas de 17,40 metros de altura y sostenidas por 8 bellas columnas helicoidales que transmiten una singular monumentalidad. La Torre de 26 metros de altura, alberga en la planta baja la Capilla de la Virgen de la Misericordia y los dos pisos superiores tenían la función de cárcel para mercaderes morosos o ladrones de seda. En un edificio anexo, se encuentra el Consulado del Mar. Resaltar en la planta superior del edificio, el bello artesonado de madera policromada de la Cámara dorada, perteneciente al antiguo Ayuntamiento valenciano, que logro salvarse del incendio que tuvo lugar en el mismo. 

Para finalizar, vale la pena pasarse por el Patio de los Naranjos, rodeado de estos árboles y de cipreses con una fuente central. (Horario: De lunes a sábado, de 9.30 h. a 19.00 h. ininterrumpidamente. Domingos y festivos, de 9.30 h. a 15.00 h. Los domingos hay exposición de sellos y monedas. Entrada: 2€ y gratuita los domingos y festivos).

Justo enfrente de la Lonja encontramos la iglesia de los Santos de Juanes, con una fachada barroca que bien parece un gran reatblo de piedra, en donde destaca la escultura central de la Virgen del Rosario, sobre la que se sitúa un torreón de reloj escoltado por los dos Santos Juanes y rematada por una veleta. Del interior destaca el conjunto de los frescos en la bóveda, que ejecutó Antonio Palomino.

Al lado de la iglesia visitamos el Mercado Central, un edificio modernista de principios del siglo XX. Es aconsejable visitarlo por las mañanas en día laborable, al objeto de poder ver la animación que se respira en su interior, junto a la variedad de productos autóctonos que presentan en sus numerosos puestos de venta. A destacar la cúpula y su estructura metálica. 

Como curiosidad, en el N.º 9 de la Plaza del Mercado, se encuentra Sombrerería Alberto, otras de las centenarias tiendas de la ciudad, abierta en 1820. Atravesar su centenaria puerta es sumergirte en el pasado.

Parada para comer en San Tommaso (C/ Corretgería 39). Se trata de un pequeño restaurante donde preparan la autentica cocina casera italiana. A destacar de nuestra comida, los raviolis con foia y la tarta de queso en el postre, todo ello unido a la amabilidad de su personal. (No olvidar reservar previamente). 

En la misma calle del Restaurante se encuentra la centenaria Bodega Baviera (C/Corretgeria, 40), fundada en el año 1870, es un establecimiento dedicado a la venta y distribución de vinos, aceites y licores. En su interior resaltar una exposición de más de 6.000 botellas, así como una buena recopilación de instrumentos musicales.

Terminada la comida recomiendo acercarte hasta el emblemático Café Sant Jaume (C/ Cavallers, 51) que antes de ser un café, fue una farmacia, conservando la decoración de principios del XX. Íbamos con la intención de tomar un café, pero al final nos decantamos por pedir “agua de Valencia” una bebida típica de la ciudad, hecho con cava, zumo de naranja y combinado de otras bebidas alcohólicas, un poco caro, pero realmente sabroso. Merece la pena visitarlo, aunque solo sea por ver el local.  

Después de este descanso, nos acercamos a visitar la Iglesia de San Nicolás, una de las más antiguas de la capital que ha sido recientemente restaurada, saliendo a la luz una muestra pictórica que los expertos han denominado la ‘Capilla Sixtina' valenciana. Como curiosidad indicar que los lunes de cada semana la Iglesia recibe cientos de visitantes que hacen la "Caminatas de San Nicolás”.

Llegado la hora del tapeo en esta zona vieja, un par de recomendaciones: Bar La Pilareta (C/ Moro Zeit, 13), esta taberna fundada en 1918, conserva el encanto de su decoración original, con sus característicos azulejos negros y rosas. Es famoso por sus “clóchinas”, pequeños mejillones que se crían en aguas valencianas, que en esta ocasión no pudimos probar dado que la temporada de este molusco va desde mediados de mayo hasta finales de agosto. Sidrería El Molinón (C/ Bosseria, 40), un pequeño rincón asturiano donde probamos unas ricas patatas al cabrales acompañadas de una buena botella de sidra. 

Para descansar del ajetreado día elegimos el Hotel Sorolla Centro, situado en una calle peatonal a poca distancia del Ayuntamiento. Excelente ubicación, con habitaciones amplias y confortables.

 

Comenzamos este segundo día caminando en dirección a la Plaza de la Reina donde se encuentra como edificación más importante, la Catedral. Se levantó sobre el solar de una antigua Mezquita y se trata de una edificación románica que cuenta con un estilo dominante gótico. Desde la misma plaza se accede por la puerta de los Apóstoles al interior de la Catedral, una vez que entramos nos encontramos al final del lado derecho con la Capilla del Santo Cáliz, en donde son de destacar los bajorrelieves construidos en alabastro y en el centro, es de resaltar el Santo Grial, que según cuenta la tradición corresponde a un cáliz de ágata que Cristo utilizo en la última cena, en competencia sobre su autenticidad con el que se encuentra en San Isidoro de León. También del interior es de destacar un hermoso cimborrio octogonal con ventanales de alabastro y los espectaculares frescos renacentistas del Altar Mayo descubiertos en 2004, que representan a 12 ángeles tocando diversos instrumentos musicales. (Horario: De Octubre a Mayo: de lunes a sábado de 10 a 17:30h. Domingos y festivos: de 14 a 17:30h. De Junio a Septiembre: de lunes a sábado de 10 a 18:30h. Domingos y festivos: de 14 a 18:30h, Entrada: 7 €).

Como curiosidad indicar que, ante la Puerta de los Apóstoles, se reúne cada jueves a las 12 de la mañana el Tribunal de las Aguas, una institución de Justicia encargada de dirimir los conflictos derivados del uso y aprovechamiento del agua de riego entre los agricultores de regantes de las acequias y está formado por un representante de cada una de las Comunidades de Regantes que forman parte, ocho en total, denominados “Síndicos”. Dado que nuestra visita coincidió en jueves, pudimos verlo.

El Miguelete, conocido como” micalet” diminutivo de Miguel en valenciano, es el campanario de la Catedral y uno de los símbolos más significativos de la ciudad. Comenzó a construirse en 1381 y cuenta con una altura de 50 metros, de planta octogonal, se encuentra situada junto a la barroca Puerta de los Hierros. Valió la pena subir los 207 escalones y disfrutar de unas vistas espectaculares. (Horario de Lunes a domingo, de 10:00 a 13:00 h y de 16:30 a 19:00 h. Entrada: 2€).


Nos dirigimos a comer a la Alqueria del Pou (Lugar Entrada Rico 6), restaurante muy acogedor en una casa en medio de huertas a escasos minutos del Oceanografic, en donde para comer nos decantamos por una paella del “senyoret” (paella de marisco pelado), que estaba realmente buena.

Volvemos de nuevo a la parte vieja de la ciudad y junto a la Catedral, se encuentra la Plaza de la Virgen, donde visitamos la Basílica de la Virgen de los Desamparados, patrona de los valencianos, esa Virgen es a la que las falleras confeccionan un espectacular manto de flores durante las Fallas. (Abierta todos los días de 7:00 a 14:00 h y de 16:30 a 21:00 h). En el suelo del centro de la plaza, delante de la Catedral, una lápida en latín recuerda la fundación de la vieja ciudad de “Valentía”.

Muy cerca de la Plaza de la Virgen, hicimos un alto en el camino en Café de las Horas (C/ Comte d’Almodóvar, 1), se trata de un local muy original y con una decoración llamativa.

Desde esta última plaza llegamos hasta el Palacio de la Generalidad. Se trata de un edificio de estilo Gótico, aunque una de sus torres se terminó a principio del siglo XX. En su interior destacar el magnífico artesanado policromado del Salón Dorado y el patio con una escalera de una singular belleza. Rodeando al palacio nos detenemos en la hermosa plaza de Manises.

En las proximidades de la Catedral nos detenemos en la pintoresca Plaza Redonda. Construcción de 1842, con planta circular, es accesible por 4 entradas, posee una bella fuente de piedra y bronce en el centro de la plaza, desde donde tenemos una fotogénica panorámica del campanario barroco de la Iglesia de Santa Catalina. Si tu visita coincide en Domingo, la plaza se encuentra llena de bullicio, ya que en ese día se comercia con cromos, sellos y otros coleccionables.

Justo detrás de esta Plaza, en la Plaza de Santa Catalina se encuentra la iglesia de Santa Catalina, que destaca por la espectacular torre hexagonal de finales del siglo XVII. En esta misma plaza se encuentra la Horchatería Santa Catalina, casa con dos siglos de tradición que posee un encanto especial y donde paramos a tomar una horchata (zumo de la chufa) con “fartons”, (dulce de bollería alargado y con azúcar glas), un refresco valenciano muy popular y saludable.

Arrancamos el tercer día caminando hasta la plaza de los Fueros, que nos lleva hasta las Torres de Serrano, hay que recordar que Valencia fue en su momento una ciudad amurallada y esta es una de las dos torres que quedan de dicha época; están fechadas en el siglo XIV y en un tiempo fue utilizada como cárcel de nobles, como curiosidad destacar que la parte delantera es diferente a la trasera. 

Cruzamos el antiguo cauce del rio Turia por el puente de la Trinidad, el más antiguo de la ciudad (sobre el cauce del rio se ha construido un extenso jardín de 110 has y que está considerado el mayor jardín urbano de toda España, con una longitud de más de 7 kilómetros) y nos dirigimos al Museo de Bellas Artes. El museo de encuentra ubicado en un antiguo seminario y dispone de la mayor colección de pinturas de España tras el Museo del Prado. En su interior puedes contemplar obras de grandes artistas y de diferentes épocas. De la pintura española del siglo de oro son de resaltar: José de Ribera, que una parte importante de sus pinturas las dedico al martirio de Santos, un buen ejemplo es el que aquí se expone, San Sebastián, Murillo, San Francisco de Asís, Gaspar Becerra, una Piedad y el único autorretrato de Diego Velázquez. También son de destacar una serie de lienzos que representan juegos infantiles de Francisco de Goya y San Juan Bautista del Greco, sin olvidarnos de la pintura valenciana del XIX y XX, con Sorolla a la cabeza. (Horario: Martes a domingo: de 10:00 a 20:00 h. Lunes, cerrado. Entrada gratuita. Visitas guiadas previa cita en tel. +34 695 50 02 90).

Nos dirigimos ahora a la Playa de la Malvarrosa para comer en Casa Carmena (C/ Isabel de Villena 155), local que lleva haciendo paellas desde 1922 y si hay algo que la distingue es que la cocinan con el fuego de la leña de naranjo. Disfrutamos comiendo una sabrosa paella valenciana, en donde, además como manda la tradición pudimos comer directamente de la paellera, bien con cuchara de madera o de acero. Al finalizar el camarero, muy amable, nos llevó a ver como hacían las paellas sobre la leña. Relación calidad precio algo caro, pero valió la pena la experiencia.

Junto al restaurante se encuentra la Casa-Museo Blasco Ibáñez, un chalé que guarda objetos personales de este gran autor valenciano y desde este punto disfrutamos de un agradable recorrido por el paseo marítimo, para luego seguir caminando hasta la contigua playa de las Arenas y el puerto deportivo o Marina Real Juan Carlos I.

Cogemos el coche en dirección El Saler para visitar la Albufera, situada a unos 10 kilómetros de la capital y que tiene la particularidad de ser la única gran ciudad española con un parque natural protegido dentro de su ámbito municipal. El lago está dotado de agua procedente de manantiales propios de agua dulce y el agua que aporta la gran depuradora de aguas de la ciudad. Es ideal para el cultivo del arroz y la presencia de un buen número de especies de aves en sus humedales.

Junto al parque de bomberos de “El Saler” se encuentra el embarcadero de “Chimo” (961 042335), desde donde realizamos un interesante paseo en una embarcación alargada de madera llamada “albuferenc”, impulsadas por el navegante con unas pértigas que hinca en el fondo tal como hacen los gondoleros venecianos. Durante el recorrido, además de ver las típicas casas campesinas, más conocidas por “barracas”, con sus paredes en blanco, los tejados realizados con caña y rematados por una cruz, pudimos observar el revolotear de las garzas o los cormoranes, aunque según la época de la visita podemos ver otras aves que se detienen en su viaje entre África y Europa en busca de un mejor clima. ¡Realmente interesante, especialmente al coincidir el paseo con la puesta del sol.

En el camino de vuelta a Valencia nos detenemos de nuevo en la playa de las Arenas, para visitar y tomar unas tapas en el antiguo barrio de pescadores del Cabañal, en donde se respira un aire marinero entre sus casitas bajas y las tabernas de siempre. Casa Montaña (C/ Josep Benlliure, 69), uno de los establecimientos con más solera y personalidad de la ciudad, lleva sirviendo buenos vinos y tapas desde 1836.

En este acogedor local, rodeado de barriles de madera tomamos unas patatas bravas y unas sabrosas habas estofadas, aquí llamadas “michirones”. 

Casa Guillermo (C/ Progreso 15), abrió sus puertas en 1957 y desde entonces lleva preparando sus míticas anchoas con aceite y ajos. (La verdad un poco caras, pero la calidad se paga, estaban realmente buenas).

 

Dejamos para este ultimo día la visita a la Ciudad de las Artes y las Ciencias, obra del arquitecto valenciano Santiago Calatrava, está compuesto por varios edificios dedicados al ocio y la cultura: L’Hemisfèric, el Museo de las Ciencias Príncipe Felipe y el Oceanográfico.

En esta ocasión nos vamos a centrar en la visita al Oceanográfico, considerado como el mayor acuario de Europa y en donde disponen de diferentes ambientes marinos, con cerca de 45.000 ejemplares de 500 especies diferentes, como delfines, morsas, leones marinos, focas, pingüinos o tiburones. Lo más impresionante de la visita fue el paso por uno de los túneles submarinos más grandes del mundo que te permite convivir y ver evolucionar a poca distancia a los tiburones o las ballenas. No te pierdas tampoco la exhibición que cada día tiene lugar en el delfinario con actuaciones de los delfines (Horario de 10 a 18 y coste de 29,70 €).

Dejamos Valencia y ponemos rumbo a Valladolid, dando fin a esta interesante ruta.

 

Otras sugerencias y curiosidades

·  * A la altura del Puente de las Artes, se encuentra el Instituto Valenciano de Arte Moderno, obra del afamado arquitecto Norman Foster y parada obligada para conocer una de las principales referencias vanguardistas de Europa. Ocupa un moderno edificio en la margen derecha del antiguo Turia y en su interior podemos admirar desde obras de valencianos precursores del arte moderno, como Sorolla o Pinazo, hasta creaciones más actuales.

·  * Como curiosidad la Albufera fue el escenario de la novela “La Barraca”, basada en la novela de uno de los escritores valencianos más universales, Vicente Blasco Ibáñez y escenario de la serie televisiva “Cañas y barro”, del mismo autor.

· * Es muy común la expresión “quedarse a la luna de Valencia”, el origen de la misma se refiere a las antiguas murallas que rodeaban la ciudad, a las que se accedía al interior por unas puertas que eran cerradas por la noche tras el “toque de queda”. Aquellos rezagados que llegaban tras el cierre no podían pasar al interior y por lo tanto no tenían posibilidad de volver a casa a dormir, por lo que debían pasar el resto de la noche al cielo raso, es decir quedarse a la luna de Valencia.

· * La auténtica paella valenciana no lleva gambas, ni mejillones, está compuesta por arroz en su variedad bomba, sofrito de tomate, azafrán, pollo, conejo, garrofó (variedad de alubia), bajoqueta (judías verdes planas), también según gustos, puede admitir caracoles, pimientos y alcachofa. Además, una buena paella, realza su sabor si está hecha a la leña y mejor aún si esta es de naranjo.

* Otras alternativas para comer una buena paella: Los restaurantes de primera línea de la playa de las Arenas, alguno con más de cien años de antigüedad como La Pepica o La Marcelina, aunque un poco sobrevalorados por su antigüedad y su fama. Casa Roberto (C/Maestro Gozalbo, 19), todo un clásico en la misma ciudad de Valencia, eso sí, también uno de los sitios más caros. En Cullera, un pueblo situado a 45 kilómetros al sur de Valencia, está Casa Salvador (Carrer Accés a l'Estany). Restaurante ubicado en una construcción en forma de barraca valenciana junto a un estanque, en un paraje idílico, en donde, además elaboran una de las mejores paellas de la región. Muy cerca de allí se encuentra Casa Picanterra (Carretera de l'Estany, s/n), otro clásico de la zona y otra de las mejores paellas de la comarca. Los pescadores que antaño faenaban en l'Estany (una laguna de agua dulce junto al mar) se tomaban un respiro en su ardua jornada laboral, bajo el lema: “anem a fer una picá'n'terra”, es decir “vamos a tierra a picar algo”, de ahí el curioso nombre de este restaurante. En Meliana está Ca Pepico (C/Mediterráneo, 1), uno de los restaurantes con más encanto de la zona y que se marca una paella valenciana, elaborada con productos de las huertas vecinas, como las que se cocinaban en la zona hace medio siglo. Sólo la cocinan los jueves, así que hay que estar atento. En Pinedo La Genuina (Carrera del Riu, 283), en Pinedo. Se trata de uno de esos restaurantes de toda la vida, cuya fama pasa de generación en generación. Y por si fuera poco, está situado en el interior de una barraca típica valenciana. En El Saler Casa Carmina. En la localidad de El Palmar está el Restaurante Pasqualet.

·   * Si la paella es el plato valenciano por excelencia, la horchata no se queda atrás. Sería un pecado visitar la ciudad del Turia y no probar su bebida más famosa. Durante casi todo el año es relativamente fácil beber horchata en Valencia, pero para degustar la mejor y la auténtica horchata debemos acercarnos hasta el pueblo de Alboraya, que linda con la capital valenciana, en cuya huerta se cultiva la chufa, el ingrediente principal de este refresco. En Alboraya en seguida nos percatamos de la importancia de esta bebida para la localidad, pues una de sus calles principales tiene el nombre de Avenida de la Horchata, y allí es donde nos topamos con Horchatería Daniel, que desde hace casi 50 años sirve la mejor horchata de la ciudad. Puede probarse líquida, granizada o mixta, y es obligatorio acompañarla de fartons, bollos alargados típicos para mojar en la horchata. que se hornean a diario en su obrador, cubiertos de una ligera capa de azúcar. Hay que tener en cuenta que Daniel cierra sus puertas desde mediados de diciembre hasta marzo. Para llegar hasta la horchatería, la mejor opción es tomar la línea 3 del metro, dirección Rafelbunyol, hasta la parada de Palmaret, justo enfrente de Horchatería Daniel. En el N.º 19 de la Avenida de la Horchata, se encuentra Horchatería Panach, otro local destacable por su horchata, sus fartons y unos helados extraordinarios.

·  * Si vas con niños, recomiendo acercarse al Parque Gulliver. Un parque situado en el tramo XII del Jardín del Turia muy cerca de la Ciudad de las Artes y de las Ciencias, que se encuentra basado en el cuento "Los viajes de Gulliver": tras naufragar su barco, llega a la costa, en donde agotado, duerme tendido en la arena, lo que los Liliputienses aprovechan para atarlo al suelo asustados por sus grandes dimensiones. En el parque se representa la figura de Gulliver con unas dimensiones gigantescas, tendido en el suelo e inmovilizado con cuerdas, entre toboganes que forman los ropajes del personaje, que harán las delicias de los niños.

 * * Otra atracción interesante si acudes con niños es acercarte hasta "Bioparc", que te permite conocer la fauna africana sin salir de Valencia. Al entrar, te recibirá una gran escultura de un elefante que pesa 15 toneladas y alcanza los ocho metros de altura. En su interior podrás ver distintas especies de animales conviviendo juntas, igual que lo hacen en plena naturaleza.

 

Actualización realizada el 05-07-2021.

En esta nueva visita a la capital valenciana, nos vamos a detener en algunos rincones interesantes que no vimos en nuestra primera visita y que quiero compartir con vosotros.

· * En la visita a la Lonja de Mercaderes o Lonja de la Seda, además de disfrutar de su interior, nos hemos centrado en esta ocasión en sus exteriores. Si miras hacia arriba, encontraras a lo largo de la fachada algunas estatuas y gárgolas con representaciones satíricas y eróticas de lo más variado, que pasarían inadvertidas si no nos fijamos. En la calle de la Lonja, se sitúa la Puerta que da acceso a los jardines, coronada por una talla de la Virgen con el Niño y que es conocida como la “Puerta de los Pecados”, donde podemos observar alguna de las escenas comentadas: Sobre un capitel, podemos ver tres personas desnudas que portan sendas escobas que tratan de introducir por el ano del que tienen delante; también sobre la fachada principal, encontramos un hombre fornicando contra el muro del edificio.

Las gárgolas o caños que sirven para evacuar el agua de la lluvia de los tejados, es otro punto de interés. De las 28 con las que cuenta la edificación, recomiendo detener la mirada en dos de ellas: En uno de los extremos de la Sala de Contratación (Esquina jardín, con calle Cordellats), aparece una mujer desnuda tocándose los genitales, que bien podía simbolizar la lujuria; en otra de las gárgolas (Esquina P. Mercado, con calle Pere Compte), podemos ver a un hombre alado, introduciendo su pene en un jarrón.

·  * En la Basílica de los Desamparados, se encuentra la Virgen patrona de Valencia, cariñosamente conocida como la “Geperudeta”, que significa “jorobadita”. Este apelativo le viene dado por una leve inclinación hacia delante de la imagen, lo que da la sensación de una pequeña chepa. Según nos comentaron en la visita al templo, parece ser que la imagen se tallo en origen para ir acostada sobre los féretros de ajusticiados y desamparados. 

* Una breve reseña sobre la variedad de estilos que poseen las puertas de la Catedral: La Puerta de la “Almoina” o de las limosnas, de estilo románico, es la más antigua. En la parte superior de la puerta podemos ver siete pares de cabezas, bajo las cuales aparecen grabados sus nombres y que corresponden a siete matrimonios leridanos que representan a los colonos fundadores de la ciudad. 

   La puerta de los Apóstoles, de estilo gótico, así llamada por las esculturas que representan a los doce apóstoles, copias de los originales que se encuentran en el Museo. Tiene merecida fama a parte de su monumentalidad, por la reunión semanal que realiza el Tribunal de aguas. 

La Puerta de los Hierros, es la más moderna de las tres que componen la Catedral y debe su nombre a la reja barroca que cerca el atrio de entrada. Con sus 36 metros de altura te da la sensación de estar frente a un retablo de grandes dimensiones. 
No olvidéis contemplar las bellas gárgolas de la Catedral, en donde observamos numerosos animales alados y en la parte exterior de la girola, destacar una mujer que se sujeta con las manos los pechos, que bien podía ser un símbolo de la lujuria.

·  * Nos dirigimos al Palmar, al objeto de comer en Restaurante Maribel. Pedimos de entrantes una ensalada de tomate con ventresca y un arroz a banda. Buen servicio y comida espectacular. Comer en la terraza justo al lado del canal fue un auténtico lujo. (Si no quieres coger el coche, puedes llegar hasta el Palmar desde Valencia en el autobús Línea 25, en un recorrido de 30 minutos de duración).  A la tarde, paramos en la Gran Taberna, un buen lugar para tomar unas tapas en pleno centro de la ciudad, junto al Ayuntamiento. (Calle Correos 10). Sabrosas las berenjenas en tempura y la sartén de huevos con jamón.

·  * Callejeando por el casco antiguo nos encontramos dos calles curiosas que no quiero dejar de mencionar: En la Calle Museo 9, se sitúa la llamada “Casa de los Gatos”, no es una casa cualquiera, es una pequeña casa con puerta, balcón y jardín, que bien parece una gatera. La Calle Moret, aparece decorada por numerosos grafitis realizados por artistas urbanos, lo que la da un colorido especial.

* No podíamos marcharnos de Valencia sin tomar una horchata, visitamos en esta ocasión la Horchatería El Collado. En este local con 125 años de antigüedad situado junto al Mercado Central y la Lonja, tomamos una fresquita horchata, junto a unos buenos buñuelos, un dulce típico de la capital valenciana. Dejamos para visitar en otra ocasión Casa Piloto, donde preparan buenas porras y buñuelos de calabaza. (Solo abre de octubre a junio).
 
*  Si has dejado para el ultimo día ir de tiendas, no te preocupes acércate hasta la Calle Colon, donde se dan cita los comercios de moda.

·  * De vuelta, en Valladolid un amigo me ha recomendado otro par de buenas opciones gastronómicas: “La Genuina”, una antigua barraca situada en Pinedo. Alquería “El Brosquil”, ubicada en la pedanía valenciana de Castellar, dentro del Parque natural de la Albufera. Espero conocer estos locales personalmente en una próxima visita y comentaros mi opinión sobre los mismos.

 

Dejamos Valencia y ponemos rumbo a Valladolid, dando fin a esta interesante ruta.

 

José María Vicente

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