viernes, 26 de noviembre de 2021

 

Salimos de Valladolid por la N-122 en dirección a Burgo de Osma, de donde nos separan 151 Km.

Durante el trayecto realizamos una breve parada en San Esteban de Gormaz. Localidad en donde se localizan dos magnificas iglesias: San Miguel Arcángel, que destaca por su pórtico con siete arcadas con arcos de medio punto y que está considerada una de las galerías porticadas románicas más antigua de España. En uno de los canecillos del alero, el situado sobre el arco que sirve de entrada al templo, observamos un monje con un libro abierto, en donde puede leerse una fecha: MCXVIIII, es decir el año 1081, época de la que data la iglesia.

La iglesia de Santa María de Rivero, también románica, no la pudimos visitar por encontrarse cerrada, solo fue posible los exteriores. Aberga en su interior a la Virgen del Rivero, patrona de la localidad.

Continuamos el camino hasta llegar a El Burgo de Osma, bello pueblo castellano capital de la Comarca del Burgo, que aglutina numerosos pueblos que representan un claro ejemplo de la España “vaciada”. En realidad, se trata de dos localidades: El Burgo de Osma y Ciudad de Osma, la primera tiene su origen con la construcción de la Catedral, una de las sedes episcopales más antiguas de España, que data del siglo VI; la segunda, íntimamente ligada al Castillo y al poder nobiliario.

 

Nuestro primer destino es el Hotel Castilla Termal Burgo de Osma, lugar en donde nos alojamos. El hotel ocupa un magnífico edificio renacentista, que albergaba en su día la antigua Universidad de Santa Catalina, construida gracias al patrocinio del Obispo Acosta. Posee una bonita fachada plateresca en donde podemos ver la figura de Santa Catalina y varios escudos de mecenas, entre los que se encuentra el de Felipe II. En su interior, destacar el magnífico patio cubierto por un techo acristalado, en donde nos llamó la atención las gárgolas, más propias del gótico que del renacimiento. 

En el suelo del patio, gracias a una cúpula acristalada, podemos ver la zona termal.

Comenzamos la visita por el casco histórico partiendo del hotel, cruzando la calle que atraviesa la carretera N-122 para en apenas unos metros, acceder al centro histórico, concretamente a la Calle Mayor, porticada en una parte de su trazado con columnas de madera o piedra que sostienen las casas típicas de la época medieval.

 

Lo primero que nos encontramos es la Plaza Mayor, una bonita plaza castellana que alberga dos grandes edificios: El Hospital de San Agustín y justo enfrente, el Ayuntamiento. La plaza, fue construida a finales del siglo XVII, en virtud de un acuerdo por el que se cedía el antiguo Ayuntamiento para formar parte de la Catedral. El Hospital de San Agustín, edificio barroco del siglo XVIII, posee una fachada en piedra flanqueada por dos imponentes torres. (En su interior  se sitúa la Oficina de Turismo y puede verse un retablo de la primitiva iglesia).

 

Continuamos nuestro recorrido por la calle Mayor, dejando a la derecha la Catedral (cuya visita realizaremos por la tarde), hasta llegar al Convento del Carmen, que data del siglo XVII; en su fachada destaca el ladrillo y una imagen de la Virgen del Carmen.

Retomamos de nuevo la calle Mayor y hacemos una parada en Mesón “Círculo Católico” (Mayor 46), un bar que te echa un poco para atrás por su decoración anticuada, pero en donde bordan la preparación de los típicos “torreznos” sorianos (Panceta de cerdo frita), que destacan por su crujiente corteza y lo jugoso del interior. 

Justo enfrente se encuentra Bar “Arévacos” (Mayor 49), otro de los locales que no debes perderte y que compiten por servir el mejor torrezno de la zona.

Llegada la hora de comer, nos encaminamos al Restaurante “La Dehesa de Osma” (Real 92). Local que destaca por la calidad y preparación de sus platos, junto a la atención de su personal. Resaltar de lo que comimos: la tosta micológica, el rabo de toro guisado y la crema catalana. El único inconveniente es encontrarse un poco alejado de la zona centro, por lo demás, totalmente recomendable.

 

Nos dirigimos de nuevo a la calle Mayor, hasta llegar a la Plaza de la Catedral. En el centro de la plaza podemos ver la estatua de Pedro de Osma o Pedro de Borges, monje cluniacense francés al que se le confió la diócesis de Osma de 1.101 a 1.109, quien mandó erigir la Catedral de el Burgo de Osma, que en la actualidad comparte sede episcopal con la Concatedral de San Pedro en Soria. La Catedral de Santa María de la Asunción, es una construcción de origen románico, de cuya época solo conserva algunas zonas del claustro o la sala Capitular. Además de la monumentalidad del conjunto, es de destacar la magnífica portada principal gótica y la majestuosa torre barroca de 70 metros de altura. 

De su interior, resaltar el retablo mayor dedicado a la vida de la Virgen, obra de Juan de Juni, el púlpito gótico de mármol y en la Sala Capitular, el sepulcro de San Pedro de Osma, del siglo XIII, una autentica joya en piedra caliza policromada, obra maestra del arte funerario. 

 

Una capilla de gran interés es la de San Pedro, construida encima de la Sala Capitular y a la que se accede por una escalera de cierta similitud a la escalera Dorada de la Catedral de Burgos. En el siglo XVIII, en el lugar en donde se encontraba el antiguo Ayuntamiento, se construyó la nueva Sacristía y la Capilla de Palafox, en donde son de resaltar las pinturas de la bóveda, obra de Juan de Villanueva. 

En el Archivo Catedralicio, situado en salas dispuestas alrededor del claustro, encontramos una interesante coleccion de escultura, pintura y orfebreria, junto a valiosos códices, entre los que destaca el conocido como "El Beato", que data de 1080. No quiero dejar de mencionar el Cristo de los Milagros, una auténtica joya del siglo XI. El horario para visitar el interior de la Catedral, es de 10:30 a 13:30 y de 16:00 a 18:00, salvo lunes que está cerrada. La visita cuesta 2,5 euros).


Salimos de la Plaza de la Catedral por la Puerta de San Miguel, la única que ha llegado a nuestros días del recinto amurallado, lo que nos permite acceder al Puente de La Matilla o Puente Viejo sobre el Río Ucero. Desde esta zona, se pueden sacar las mejores fotos del Burgo con la Catedral como fondo. Junto a la orilla del río, se conserva un tramo del lienzo de la muralla.

En el camino de vuelta al Hotel, una breve parada en el Real Hospicio, construido por el Rey Carlos III. Se trata de una sobria construcción organizada en torno a dos patios con una fachada de 85 metros y nada menos que 365 ventanas, una por cada día del año.

 

Para finalizar la jornada, disfrutamos de una relajante estancia en el balneario del Hotel, que dispone de aguas mineromedicinales que emanan del manantial de Santa Catalina. Aconsejo no perderte el circuito de contrastes, cuyo recinto se encuentra inspirado en la Ermita mozárabe “San Baudelio”. ¡una experiencia totalmente recomendable ¡

Para cenar en plan informal nos acercamos hasta la Cervecería “Alquimia de Arevaka” (Plaza Santo Domingo, 17). Los torreznos muy buenos y las croquetas de queso azul y bacalao, espectaculares. Si eres amante de la cerveza artesanal, no dejes de probarla. 

A la mañana siguiente, antes de abandonar Burgo de Osma, nos acercarnos hasta el Puente Romano sobre el río Ucero (construcción que se remonta a dicha época, pero rehecho casi por completo posteriormente). De paso sólo peatonal, se obtienen una de las mejores vistas del Castillo de Osma. Esta fortaleza medieval datada en el siglo X, conserva parte de los muros del recinto principal, junto con su torre de homenaje y restos de otras torres. En la margen derecha del río, se encuentra la Iglesia de Santa Cristina de Osma, con una interesante portada renacentista y en cuyo interior guardan las reliquias de la Santa, así como una interesante pila románica.

 

Ponemos rumbo a Berlanga de Duero, de donde nos separan 24 Km. La villa conserva aún el esplendor del pasado con un patrimonio monumental envidiable, donde muchos de los edificios se realizaron bajo la influencia de los Tovar, señores de Berlanga. Entre sus vecinos más ilustres se encuentra Fray Tomás de Berlanga, monje dominico descubridor de las Islas Galápagos (Ecuador) y obispo de Panamá. Como curiosidad, indicar que la Villa tuvo como primer alcalde al Cid “Campeador”, señorío concedido por Alfonso VI como pago a sus servicios.

 

Llegados a Berlanga, dejamos nuestro coche en un aparcamiento habilitado en la entrada del pueblo. Lo primero que vemos es una llamativa picota o rollo (poste con una doble función: penal y jurisdiccional, marcando los límites de los territorios), que destaca por las cuatro cabezas de león en lo alto del pilar, rematado por un pináculo. A poca distancia se encuentra la Capilla de Nuestra Señora de la Soledad, pequeño templo que data del siglo XVI.

 

Nos adentramos al casco histórico por la Puerta de Aguilera, una de las tres puertas que tenía el recinto amurallado en su momento, en donde es de resaltar la gran concha de peregrino en lo alto del arco. Descendemos por una calle rodeada de soportales y columnas de madera que nos lleva hasta la Plaza Mayor, una plaza porticada típicamente castellana. Dejamos la Plaza y nos encaminamos por la calle Real, donde podemos ver algunas casas blasonadas que demuestran el pasado señorial que la villa mantuvo durante siglos, junto a típicas casas de adobe con entramados de madera. Según bajamos por la calle Real, a la altura de la Plaza del Mercado nos desviamos a la izquierda por la calle las Monjas, lugar en donde se sitúa el Convento de las Concepcionistas, en donde es de resaltar el bello tímpano románico. Deshacemos el camino andado hasta la Plaza del Mercado, lugar que se encuentra presidido por la estatua de Fray Tomas de Berlanga, en cuya base podemos ver unas tortugas y un caimán. 

En la misma plaza, podemos ver los restos del Palacio renacentista de los Marqueses de Berlanga, destruido por las tropas francesas durante la guerra de Independencia y del que solo queda en pie la fachada y una torre, lugar este donde se sitúa la Oficina de Turismo. Desde este punto, iniciamos la subida al Castillo de Tovar, emplazado en lo alto de un cerro, lo que constituía en su momento un lugar difícil acceso en la que el río Escalote ejercía de foso natural. La existencia de una pequeña fortaleza se remonta a mediados del siglo X, siendo en el siglo XV, cuando Luis de Tovar la modificará y ampliará. Conserva actualmente la torre del homenaje, las torres circulares y restos de la muralla, encontrándose en este momento en fase de rehabilitación, por lo que no pudimos acceder al interior, pero solo por las privilegiadas vistas que disfrutas desde lo alto, valió la pena subir.

Tras descender del castillo nos dirigimos a la Plaza de San Andrés, al objeto de visitar Colegiata de Nuestra Señora del Mercado. De construcción gótico-renacentista fue levantado por Juan de Rasines entre 1526 y 1530, es decir en tan solo cuatro años. Lo primero que vemos nada más entrar en el edificio es un enorme caimán negro colgado de la pared, que según cuenta la leyenda Fray Tomás se trajo de las islas Galápagos. Su interior con planta de salón, así llamado por tener la misma altura las tres naves, te sorprenderá con las 8 majestuosas columnas que hacen la división de las naves y que sustentan las bóvedas estrelladas. 

En el monumental retablo mayor de estilo churrigueresco, destacar las cuatro columnas salomónicas de gran tamaño (talladas en un solo tronco cada una) y el gran cuadro de la calle central dedicado a la Asunción de la Virgen, obra de A. Palomino. En el centro del altar del presbiterio se encuentra un “baldaquino” (especie de templete formado por cuatro columnas que sostienen una cúpula) que aloja la talla de la Virgen del Mercado (siglo XIII), patrona de la localidad. Resaltar en el lado de la epístola la Capilla del Cristo, donde se encuentra la tumba de Fray Tomas de Berlanga y en donde podemos ver un Cristo en la Cruz (Siglo XVI) y un Yacente de la escuela de Gregorio Fernández. Justo enfrente de esta ultima capilla, en el lado del evangelio, nos detenemos en la Capilla de los Bravo Laguna, que aloja una sepultura doble en alabastro de los dos hermanos que dan nombre a la capilla: Obispo de Coria y alcalde de Atienza.

Resaltar también de esta ultima capilla el retablo gótico, con dos bellas tallas de la Piedad y la Virgen con el Niño. No quiero dejar de mencionar el órgano de 1634 y el coro, situado en el centro de la nave, con una reja de separación en madera, con dos bellos pulpitos adosados a la misma.

 

Parada para comer en Casa Vallecas. Casa fundada en 1953 como cantina y tienda de alimentación, se encuentra ubicada en una antigua casa palacio del siglo XV. Raciones escasas, cocinado normal y precios caros.

 

Terminada la comida nos desplazamos 8 Km hasta Casillas de Berlanga, al objeto de visitar Ermita de San Baudelio, una de las ermitas mozárabes mejor conservadas de España y una de las joyas que no debes de perderte. (Para llegar desde Berlanga debemos tomar la SO-152 y una vez pasado Casillas de Berlanga, poco antes de llegar a Caltojar, encontramos el desvío que nos conduce a la ermita). Sus pinturas murales fueron víctimas de un expolio que acabó con algunas de ellas expuestas en el Museo Metropolitano de Nueva York. Otras pinturas fueron recuperadas por España y se pueden ver en el Museo del Prado. Aun asi en la propia ermita, se mantienen algunas de las que no se llevaron y son realmente impresionantes. En el centro de su única nave se alza una columna de donde parten los ocho arcos de herradura que conforman la bóveda en forma de hojas de palmera, elemento este muy utilizado en las formas arquitectónicas islámicas. En Berlanga existe un Centro de Interpretación donde puedes ver una recreación de las pinturas murales de la Ermita en su totalidad.



Ponemos fin a esta interesante ruta e iniciamos el camino de vuelta a Valladolid.

Otras sugerencias y curiosidades.

 

* Saliendo del Hotel Castilla Termal Burgo de Osma, a mano izquierda se encuentra la centenaria Plaza de toros, un edificio de estilo mudéjar que posee la originalidad de tener 24 lados en su fachada exterior. Justo al lado de la plaza, se situa el Restaurante "Tinto y Leña", con comida y servicio de calidad a buen precio.

 

* A 16 Km. del Burgo de Osma se encuentra el conjunto paisajístico del Parque Natural del Cañón de rio Lobos. Para llegar debemos ir hasta la localidad de Ucero, después hay dos opciones: parar en un primer parking (gratuito) y hacer un recorrido de 3,5 Km a pie hasta la Ermita de San Bartolomé o seguir hasta un segundo parking (coste 4 €/ vehículo, que también da derecho a visitar la casa del Parque), realizando de esta manera un recorrido de 1 Km. hasta la Ermita, un fascinante templo románico del silo XIII vinculado a la orden de los templarios.

 

* Si tu visita al Burgo de Osma coincide en los meses de Enero y Abril, podras disfrutar durante los fines de semana de la Jornadas de la matanza en el Hotel Virrey Palafox. Una fiesta basada en la tradicion de los pueblos castellanos,  que recuerda aquellos tiempos en el pueblo, donde todos los vecinos se juntaban, colaboraban y degustaban algunos platos de en la matanza. En un ambiente festivo se puede degustar un menu, que consta de 22 platos elaborados con lo mejor del cerdo y la cocina tradicional.

* En el interior del  Hotel Virrey Palafox, de encuentra un original y curioso Museo del cerdo.


* Entre las maravillas gastronómicas de estas tierras, a parte de los derivados del cerdo, se encuentra la “mantequilla soriana”: dulce (color hueso, sabor dulce intenso, persitencia final moderada y larga), salada (color hueso marfil, sabor salado intenso, persistencia final breve) o natural (color marfil pajizo, sabor acido muy ligero, persistencia final moderada), que ostenta la categoria de Denominacion de Origen Protegida. También son típicos en la zona los “harinados”, unos bollos de masa que tienen la particularidad de ser triangulares, aunque los puedes encontrar en otros formatos. En este viaje, nos decantamos por comprar mantequilla "natural"  y un original chocolate con torreznos, "Chocorrezno". (La verdad que novedoso, pero nada del otro mundo).

* Si dispones de más tiempo puedes completar el viaje por la zona, visitando Calatañazor, de donde nos separan 28 Km. Se trata de una localidad de arquitectura medieval y calles empedradas, con una historia muy ligada Al Mansur, caudillo musulmán conocido por los cristianos como Almanzor, cuyo reguero de victorias sirvió para frenar el avance de los reinos cristianos, justo hasta llegar por estas tierras donde se produjo su primera derrota bélica, de ahí el dicho “En Calatañazor Almanzor perdió el tambor”. Cerca, en Muriel de la Fuente se encuentra el sabinar de Calatañazor, uno de los sabinares más espesos del mundo donde podemos contemplar ejemplares con más de 20 metros de altura y dos metros de perímetro. No lejos, se encuentra la Fuentona de Muriel, un espacio natural declarado Monumento Natural. También merece la pena visitar Almazán, que cuenta con una preciosa plaza mayor, donde destaca la Iglesia de San Miguel, una de las joyas del románico soriano y el Palacio de los Hurtado de Mendoza, que recuerda el esplendor de épocas pasadas. Es además, un pueblo con una gran tradición pastelera, un ejemplo de ello es la Confitería “Almarza” ubicada en un edificio adosado a uno de los “cubos” cilíndricos que componen la denominada Puerta de la Villa de la muralla. Esta pasteleria que acaba de cumplir 200 años, es conocida tambien como la Casa de las Yemas, un manjar cuya tradicion y elaboracion permanece con el paso de los años.


Jose Maria Vicente


 

 

 

 

 

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  1. Me ha gustado mucho la ruta, muy bien redactada y explicada como es habitual es su blog, por favor siga pubicando más , no nos cansamos de devorarlas y ponerlas en practica en estos momentos en los que el ocio esta muy restringido.

    Un S2

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    1. Tomas, Me alegra de que haha sido de tu interes esta ruta y te animo a realizarla, no te arrepentiras. Ademas de su interes artistico y gastronomico, te permitira disfrutar una jornada relajante en las instalaciones de Castilla Termal.

      Un saludo

      Jose maria

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