Salimos de Valladolid en dirección a Añana de donde nos separan 214 Km. En esta localidad se encuentran las Salinas de Añana que hoy nos disponemos a visitar.
He querido extenderme un poco más de lo habitual en la descripción del Valle Salado, dado que la espectacularidad del paisaje, junto al interesante proceso de extracción de sal, que no ha cambiado desde la época romana, lo merece. El Valle se asienta sobre un antiguo mar de hace mas de 200 millones de años. Lo que ocurre en este Valle es un fenómeno geológico proveniente del griego llamado "diapiro", que significa atravesar. El agua de lluvia
caída sobre el diapiro atraviesa las capas de sal, aflorando de nuevo a la
superficie en forma de salmuera. Se trata de un espectacular paisaje al aire
libre formado por numerosas plataformas de evaporación construidas con piedra,
madera y arcilla, sobre las que se vierte el agua salada que surge de los
manantiales, para la obtención de sal por evaporación solar. Una peculiar y
extensa red de canales de madera distribuye el agua por gravedad hasta los
diversos puntos de las salinas.
Comenzamos la visita, que recomiendo reservar previamente, caminando por las
pasarelas que bordean las salinas, lo que te permite descubrir cada detalle de
este proceso de obtención de sal entre las amenas explicaciones de la guía. Los manantiales son los que suministran la
salmuera a nivel de superficie de manera continua. Existen un gran número de
ellos en el Valle Salado, pero principalmente se abastece del manantial de
Santa Engracia, con un caudal permanente de unos 2 litros por segundo y con una
salinidad media superior a 200 gramos por litro. Mucho, en comparación con las
aguas del Océano Atlántico con unos 36 g de sal por litro,
pero no llegando a los niveles de unos 350 g/l del Mar Muerto.
El transporte del agua salada se realiza de
manera continua y por gravedad a través de una red de canales. Si bien en
origen gran parte de ellos eran simples zanjas excavadas en el terreno, con el
tiempo fueron sustituidos por troncos de madera. El
sistema de distribución principal inicia su recorrido en el manantial de Santa
Engracia, que abastece de salmuera a los cerca de 4 kilómetros de canales.
El siguiente paso es el llenado de las eras. Consiste
en verter la salmuera sobre unas plataformas rectangulares rodeadas por un
pequeño borde a modo de piscinas, cuya superficie varía entre doce y veinte
metros cuadrados, que se encuentran construidas con madera sobre vigas,
utilizando sus bajos como pozos o almacenes de sal.
Los grupos de eras
trabajadas por un mismo propietario se denominan granjas. Las plataformas se
van adaptando a la compleja orografía del paisaje, tanto en forma como en
altura, teniendo actualidad en producción más de 2.000 eras. La acción de llenado se efectúa de diversos
modos, atendiendo a las características particulares de los pozos de
almacenamiento existentes en cada una de las granjas. Entre ellos destaca un
curioso artilugio denominado "trabuquete", compuesto por tres palos,
una cuerda en el extremo más largo, un contrapeso en su parte más corta y un cubo,
que se introduce en el pozo y una vez lleno se sube, apoyándose en la parte
corta del palo sin mucho esfuerzo, gracias al contrapeso y una vez en la
superficie se gira para acercarlo a las eras y volcarlo sobre ellas.
Actualmente es más cómodo el uso de motobombas y mangueras. La salmuera vertida sobre las eras será entre
dos y cuatro centímetros de altura (de hecho, antaño, cuando los operarios no
utilizaban botas de goma como actualmente, la medida estándar se calculaba al
cubrir el dedo gordo del pie). Luego se dejaba evaporando el agua entre 8 y 12
horas bajo el sol, hasta que utiliza otra herramienta llamada rodillo (una
especie de pala-rascador) para removerla evitando que la sal se pegue al fondo
y facilitando su cristalización homogénea por toda la superficie de la terraza.
La recogida se hace formando uno o dos montones
de sal en el centro de las eras. Después se introduce en cestos de madera de
castaño, donde se deja un corto período de tiempo para que escurra el líquido
sobrante.
Posteriormente se almacena todavía húmeda en los almacenes situados
bajo las eras, introduciéndola por unas aberturas superiores llamadas boqueras.
En estos almacenes los salineros depositan la sal producida desde mayo a
septiembre, para llegado octubre transportarla hasta los espacios de almacenaje
situados en el exterior de la explotación para su posterior envasado y
comercialización donde se limpia previamente de pequeñas impurezas.
Terminada esta interesante visita, que nos ha
ayudado a comprender la historia y curiosidades de la elaboración de la sal, recomiendo
disfrutar del pequeño spa natural del que disponen a la entrada de las salinas,
lo que nos permite refrescarnos los pies y las manos en las aguas saladas del
valle, comprobando personalmente así las características de este agua.
Otras sugerencias y curiosidades.
* Frente a las Salinas y a escasos metros del Centro de Interpretación se encuentra la Taberna "Urgazi", un bar de tapas que te permite observar el paisaje salinero desde su terraza, mientras tomas una cerveza o un café.
* Para comer, nos acercamos hasta Espejo a 6 Km. de las salinas. En Restaurante La Kabaña comimos un aceptable menú del día.
* Recomiendo complementar la visita realizando una cata de sal, lo que nos permitirá conocer de cerca los “cinco tipos principales de sal” que se produce y comercializa en el Valle Salado de Añana: A las pocas horas de empezar a remover la
salmuera, comienza a aflorar sobre la superficie de la era una fina capa de
escamas que cuando cobra cierta consistencia se recoge con una pala con
múltiples perforaciones, se deposita en contenedores y se lleva al almacén,
pues se trata de la flor de sal. Es el momento más “interesante” de la
producción salina, que requiera recogerla con la delicadeza de la que
solo es capaz el salinero experimentado, dado que si esas flores dejan de
flotar las pierdes para siempre. Los otros cuatro tipos de sal son: la sal de
manantial (cristales de sal de gran pureza, sería esta la sal de uso diario, de
grano gordo, que no tiene ningún refinamiento ni ningún tratamiento químico),
el chuzo de sal (estalactita formada por filtraciones de salmuera en las eras y
canales), la sal líquida (concentrada de forma natural, ideal para pulverizar
platos de carne o pescado) y la sal fina (no tiene ningún refinamiento, sino
que se muele para que resulte más fina y se adapte al gusto del consumidor).
* Otra opción interesante si vas con niños es participar en el Taller Salinero, ya que van a descubrir de una forma muy divertida, gracias a las explicaciones de la guía, como se produce la sal.
* Si dispones de tiempo y quieres alargar la ruta, recomiendo pasarte por Laguardia, a 64 Km. de las Salinas. Se trata de una interesante villa medieval, capital de la Rioja Alavesa. Puedes consultar en este blog un post, con recomendaciones y visitas interesantes. Rioja Alavesa
Espero que esta ruta haya sido de interés e utilidad.