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Archive for octubre 2024
Catedral de Palencia, la Bella Desconocida.
Salimos de Valladolid en dirección a Palencia de
donde nos separan 51 Km.
Presidiendo la ciudad nos llamara la atención el Cristo del Otero, una escultura de grandes dimensiones situada en un otero de Palencia, realizada por Victorio Macho. Con sus 20 metros de altura, se encuentra entre las esculturas de Jesucristo mas altas del mundo.
Vamos a dedicar la mañana a visitar la Seo Palentina, apodada popularmente la Bella Desconocida, por no tener demasiada fama y ser poco conocida a nivel nacional. Sin embargo, la visita sorprende al visitante, ya que tras un exterior sobrio y sin grandes ornamentaciones arquitectónicas, esconde en su interior una importante cantidad de obras de arte repartidas entre sus veinte capillas.
Es la tercera Catedral más grande de
España, después de la de Toledo y la de Sevilla. Se trata de un templo
de grandes proporciones: 130 metros de longitud, 50 metros de anchura en el
crucero y unos 43 metros de altura en el ábside.
Es un edificio predominantemente gótico, que comenzó a levantarse en la primera mitad del siglo XIV, con añadidos posteriores incluso en el siglo XX. Es de planta de cruz latina y presenta dos cruceros, una de sus rarezas arquitectónicas, un crucero entre la actual Capilla Mayor y el coro y con otro falso crucero, más estrecho, a partir de lo que fue la primitiva Capilla Mayor, la actual Capilla del Sagrario.
La parte más antigua de la Catedral es la cabecera o ábside, que posee forma poligonal, con grandes ventanales y vidrieras, la mayoría del siglo XIX. En los exteriores, en los contrafuertes, bajo los pináculos, encontraras numerosas gárgolas de piedra, que históricamente han sido figuras rodeadas de cierto misticismo, con temas relacionados con el demonio o animales fantasmagóricos. Llama la atención en los exteriores del ábside, una de ellas con una curiosa anécdota, que representa a un popular fotógrafo palentino, sujetando entre sus manos una cámara antigua con focal de fuelle, que fue colocada por el arquitecto modernista Jerónimo Arroyo durante unas obras de restauración.
Otra de las más llamativas y próxima a esta última es la que representa a un esqueleto.
El elemento más reconocible de su exterior es la torre de 55 m de altura coronada por una espadaña. Las campanas más conocidas son el Cimbalillo y Zarambombón, con un diámetro de cinco metros y una altura de 1.40 metros, ambas de 1524. Aunque el conjunto al completo está formado por siete campanas, cuatro de ellas recientemente restauradas, que en total suman nada más y nada menos que 6.000 kilogramos de peso.
El exterior carece de una fachada principal,
presentando un aspecto austero. Dispone de cinco puertas distribuidas en sus
tres fachadas:
En la Plaza de la Inmaculada se sitúa la Portada del Obispo, a la izquierda de la torre. El tímpano tiene una imagen gótica de la Virgen en el centro y las arquivoltas se apoyan en columnas coronadas por apóstoles.
La entrada diaria a la Catedral, a la derecha de la torre se realiza por la conocida como Portada de los Novios o del Salvador, obra del siglo XV, con una sencilla decoración vegetal en sus tres arquivoltas.
La otra puerta abierta al crucero nuevo, es la Puerta de los Reyes o Puerta de San Juan algo degradada por la erosión, al estar situada al lado norte del edificio.
Sobre esta portada encontraras una sorpresa, concretamente en lo más alto de la puerta, sobre la última arquivolta exterior y también a partir de una restauración a finales del siglo XX, cuando el arquitecto Fernando Díaz-Pinés, inspirándose en la película “Aliens” de Ridley Scott, esculpía dos “aliens”. Eso sí, hay que fijarse bien, debido a que están a más veinte metros de altura. Durante el proceso de restauración de la puerta, se añadió una pequeña escultura que destaca por llevar en la cabeza lo que parece un casco de construcción moderno.
La fachada occidental está orientada al río Carrión en la Plaza de San Antolín y el acceso se hace por una puerta sencilla con el clásico rosetón gótico, que recibe el nombre de Puerta de San Antolín. Tiene anexa la Capilla del Monumento, que sobresale de la fachada.
La fachada norte, orientada a la Plaza de Cervantes, cuenta con la portada que da acceso al crucero y al falso crucero, la Puerta de los Canónigos o Puerta Nueva, ya que fue la última en construirse. Frente a ella se encuentra el Hospital de San Antolín.
En el recorrido por el interior del templo donde predomina la decoración gótica, renacentista y barroca nos detendremos en alguno de los rincones más significativos:
La Capilla del Sagrario, data del
siglo XV, se abre al falso crucero y es una de las dos centrales de la
catedral, cerrada por una gran reja rematada por un crucificado. En su retablo
destaca la talla de la Coronación de la Virgen del siglo XIII. En su recinto
compiten en importancia los sepulcros de dos mujeres: el de la Reina Doña
Urraca y el de Doña Inés de Osorio, gran benefactora de las obras de
la Catedral. La primera de ellas, por ser de cuna regia tenía derecho a ser
enterrada allí, pero en el segundo caso no. La manera de solucionarlo fue
colocar la tumba de Doña Inés en una posición en la que no estando dentro,
tampoco se quedó fuera. A los pies de la figura yacente de Doña Inés descansa
la escultura de una criada de cuya coleta tiran las jóvenes palentinas para
lograr sus deseos.
La Capilla Mayor. Se encuentra cerrada por dos rejas, una que mira al crucero y la otra en el Lado de la Epístola, frente a la Sacristía. El Retablo Mayor acumula cantidad de obras de arte de los siglos XV, XVI y XVII: Las doce tablas de Juan de Flandes, maestro de cámara de la Reina Isabel la Católica, cuentan la historia de la Virgen, Jesucristo y La Pasión. Las esculturas, 32 en total, son de Alejo de Vahía (La Magdalena), Felipe Bigarny, Juan de Valmaseda (El Calvario) y Gregorio Fernández (San Antolín en la calle central). Durante unas obras en 2022 se retiró un zócalo del banco del retablo, saliendo a relucir una azulejería que estaba escondida detrás. Se trata de ocho paneles con las siete virtudes (cuatro cardinales y tres teologales). El correspondiente a la templanza, se eliminó en su día para hacer un paso a la parte trasera del retablo, si bien, se encontraron varios fragmentos que se han restituido en su posición, dejado algunas zonas sin vitrificar.
El Coro, situado frente a la Capilla
Mayor se cierra con una reja plateresca del siglo XVI, coronada por una
Inmaculada. En su interior destaca la sillería gótica y elevado sobre ella un
órgano barroco. Sobre la estructura exterior del coro resaltar el altar donde
se encuentra la bella talla del Cristo de las Batallas, de gran
devoción popular, que recibe este nombre de la tradición que cuenta que frente
a esta imagen del siglo XIV dejaban sus pendones las tropas palentinas antes de
partir al combate y en otro altar podemos ver esculturas en piedra policromada
de Diego de Siloé. Realmente bello.
En el Trascoro resaltar un
tríptico flamenco con la Virgen de los Dolores en la tabla central y en siete
pequeñas tablas la representación de los 7 dolores de la Virgen. (La profecía
de Simeón, La huida a Egipto, El Niño perdido en el Templo, María se encuentra
con Jesús camino al Calvario, Jesús muere en la Cruz, María recibe el Cuerpo de
Jesús al ser bajado de la Cruz y Jesús es colocado en el Sepulcro).
Justo enfrente del trascoro se encuentra la Cripta
de San Antolín, el vestigio más antiguo del templo, que es el resto de un
edificio visigodo de mitad del siglo VII, construido con y sobre restos
romanos. Se accede a la cripta por una hermosa escalera plateresca que presenta
una decoración que narra el martirio de San Antolín y la leyenda del Rey
Sancho. Hoy en día se mantiene la tradición de que las aguas del pozo que se
encuentra en el interior mantienen propiedades curativas, así es costumbre,
acudir el 2 de septiembre, festividad del Santo a beber el agua proporcionada
por el cabildo.
El Claustro del siglo XVI obra de Gil de Hontañón ocupa un lateral del lado de la Epístola, desde el crucero hasta los pies del templo. Dispone de dos accesos con una primera entrada gótica y otra plateresca, siendo la puerta de madera con escenas de la vida de San Antolín, atribuida a un discípulo de Alonso Berruguete. Tiene la particularidad de que cada galería presenta un modelo de bóveda diferente.
Después de pasear pausadamente por la Catedral
por alguno de sus rincones mas interesantes, queda todavía detenernos en alguna
de sus Capillas: las situadas en la girola y el resto distribuidas
a lo largo de la Nave del Evangelio, pues el lado de la Epístola esta ocupado
por el claustro.
Capilla de la Reliquias, también conocida como Capilla
del Monumento. Situada en el centro de la girola, al fondo de la nave del
Evangelio es la última construida en el templo, que data del siglo XVIII. Al
exterior muestra chapitel y cubierta de pizarra. En su interior, podemos ver un
zócalo de azulejos y una decoración a base de yeso policromado, con un retablo
con hornacinas que servían para alojar reliquias.
Capilla de San Pedro o de los Reyes, situada en la
girola, así llamada porque en su interior se encuentra un relieve de los Reyes
Magos.
Capilla de San Gregorio, donde podemos ver en la predela
del retablo una iconografía sorprendente. Se trata de un trasplante de pierna,
realizado por los santos Cosme y Damián.
La Capilla de la Virgen Blanca ha sido otra de las zonas
donde se ha intervenido recientemente. Previamente ya se habían llevado a cabo
trabajos de restauración en las bóvedas y en las vidrieras del siglo XIX, así
como en la mitad superior de la capilla, por lo que quedaba pendiente restaurar
la parte inferior, que comprende la reja de la capilla del S. XV y los dos
sepulcros (que son anteriores a la propia capilla). La imagen de la Virgen
Blanca que preside esta capilla es una bella talla gótica en piedra. Además,
según dice la tradición es la capilla donde se colocó la primera piedra de la
catedral.
Capilla de San Idelfonso, con un excepcional retablo
renacentista de Juan de Valmaseda y donde podemos ver sobre la ventana ojival
una bella vidriera del siglo XVI.
Uno de los elementos más entrañables de la Catedral es su “papamoscas”. Se trata de un autómata que, conectado al reloj de la torre, permite conocer las horas dentro del templo. Está compuesto por tres personajes: un león, un negro con chistera y un soldado con un escudo. El reloj fue contratado por el cabildo en 1524. El león, que enseña su lengua, y el soldado, con barba y armadura, tocan sendas campanas, dependiendo de si dan los cuartos o las horas. El personaje central y que le da el nombre, es un hombre de color con sombrero alto que al abrir la boca para dar las horas se le dice “papanatas”, de lo que derivaría en ‘papamoscas’. El papamoscas se encuentra en el triforio del crucero (balconada que se apoya sobre los arcos en la segunda planta del templo), a la derecha de la capilla mayor según se mira de frente y hacia arriba.
La Sala Capitular, alberga el Museo
Catedralicio, que cuenta con obras de arte de incalculable valor.
Alguna de las mas interesantes:
* Lienzo de Martirio de San Sebastián (El Greco).
* Llanto sobre Cristo muerto (Felipe Vigarny).
* Cruz procesional de Juan Benavente.
* Tapices flamencos del siglo XVI.
* Díptico Pasión de Pedro Berruguete, con el
Calvario.
* Un cuadro de Carlos I, de rostro anamorfo,
imposible de descubrir a simple vista, para verlo bien hay que mirarlo desde un
agujero practicado en el lateral del marco.
Espero que esta ruta haya sido de interés.
Jose Maria Vicente
Pueblos con encanto de la Sierra de Francia 2
Al sur de Salamanca, en el limite con Extremadura, esta ruta transcurre casi en su totalidad dentro de un parque natural y se visitan pueblos que son en su mayoría conjuntos históricos.
Salimos de Valladolid 202 Km en dirección a Sequeros, conocida como el Mirador de la Sierra de Francia.
Cerca de esta plaza se encuentra otro de los lugares más emblemáticos, el Teatro del Liceo, hoy de León Felipe en homenaje a este poeta zamorano que paso parte de su infancia en el pueblo. Este singular edificio, único por estar localizado en un pueblo, nació de la mano de la Sociedad del Liceo en 1872, época de esplendor de la burguesía de la villa. Como curiosidad, su aforo de 250 butacas, son mas de los habitantes que tiene Sequeros.
Un rincón especialmente pintoresco del pueblo lo encontramos caminando por la calle del Concejo donde podemos ver unos grandes soportales de madera, asentados sobre una enorme columna de piedra, sobre el que se levantan la Torre del Concejo, presidida por un histórico reloj, aunque el actual data del siglo XIX, debió existir otro reloj que databa del 1638. Sobre los soportales se encuentran las antiguas casas consistoriales, que en su tiempo eran parte del Ayuntamiento. En este entorno se encuentra también la torre de la Iglesia de San Sebastián.
La Calle del Infiernillo y aledañas es posiblemente el rincón más pintoresco de la localidad. Constituye un auténtico viaje al pasado, puesto que se conservan elementos muy antiguos de la arquitectura local y donde también se puede ver el abandono que sufren las edificaciones de muchos de nuestros pueblos. Su acceso a través de estrechos callejones, la proximidad entre las fachadas de las casas, los aleros de los tejados prácticamente tocando unos con otros, te llamaran poderosamente la atención.
Ubicada a las afueras del pueblo, en un cruce de caminos junto a un crucero que forma parte de un vía crucis, se sitúa la Ermita del Humilladero, también conocida como la ermita del Cristo de las Batallas. Su exterior es de mampostería y de dos tipos de granito, uno más dorado y otro grisáceo. En su interior que tuvimos la suerte de poder ver abierta, destaca la talla gótica del Cristo de las Batallas
Es también de interés la Iglesia de la Virgen de Robledo, nombre que recibe por el amplio espacio poblado de arbolado donde se encuentra. Posee un bonito retablo barroco, en el altar mayor y con un artesanado mudéjar de extraordinario valor.
Ponemos rumbo hacia Miranda del Castañar, de donde nos separan once kilómetros y nos espera uno de los conjuntos medievales más significativos de Castilla y León, perteneciente al conjunto de Pueblos Más Bonitos de España. Se levanta sobre un promontorio rocoso, en pleno corazón de la Sierra de Francia y en su entramado de estrechas callejuelas encontraras balcones que se juntan casi unos con otros.
En la parte más alta se sitúa el Castillo de los Zúñiga, que data del siglo XV, habilitado en su día con fines hospitalarios por la Orden de Caballeros Templarios. Sólidas murallas de 600 metros de longitud circunvalan la localidad, en la que sobresale la imponente Torre del Homenaje con 32 metros de altura y que presume de ser uno de los mejores recintos fortificados de Salamanca. (Actualmente en manos privadas, no es visitable su interior).
A los pies del castillo, en la antigua plaza de armas, es donde se ubicaba la antigua Plaza de Toros, una de las más antiguas de España, en donde son de resaltar los curiosos burladeros de piedra en uno de sus lados. (En esta plaza es donde dejamos el coche aparcado).
Comenzamos nuestro recorrido intramuros por la Puerta de San Ginés, una de las cuatro puertas del recinto amurallado que da acceso a la zona histórica.
Junto a esta última puerta, se localiza el edificio de La alhóndiga, antiguo granero construido en 1585, que era el lugar en donde se vendía, compraba y almacenaba el grano. Hoy día acoge dependencias del Ayuntamiento.
Partiendo de la Plaza de San Gines, cogimos la Calle Derecha o Larga, que nos llevó hasta la Plaza de la Iglesia. En este entorno, podemos ver la Torre de las Campanas, construida en el siglo XVII con el dinero donado por los propios vecinos para evitar tener que pagar a la Iglesia cada vez que necesitaban hacer uso de la suya, ya fuera por un fuego o un fallecimiento. Contigua a la Torre pero separada se sitúa la Iglesia de Santiago y San Ginés, templo sencillo de origen gótico. El pórtico de la iglesia cuentan que fue construido con piedras de las almenas del Castillo.
El callejón que cruza por debajo de dos arcos situados junto a la iglesia nos conduce a otra de las puertas de la muralla, la del Postigo, desde donde tenemos uno de los lienzos de la muralla mejor conservados y que da acceso al Paso de Ronda.
En una esquina de la plaza podemos ver la Cárcel Real, merece la pena fijarse en el hueco por el que se descargaban las reses al interior para luego despachar allí dentro al público. Frente a la Iglesia se encuentra la ‘Bodega de la Muralla’. convertida en una especie de tienda museo, donde podrás conocer una bodega del siglo XVII, degustar productos locales y comprar recuerdos.
Algunas casas que podemos ver por la calle Larga rezuman un aire señorial que mantienen y conservan su pasado medieval. De las más bonitas son las del Escribano y la de los Tejerizo, sobre cuya fachada luce uno de los mejores escudos nobiliarios de toda la villa.
La Puerta de Nuestra Señora nos lleva a una de las cinco ermitas que tuvo la villa: la de la Virgen de la Cuesta, en ella se venera a la patrona de la localidad, representada por una talla románica del siglo XIII.
La otra ermita superviviente, la del Humilladero, es mucho más sencilla que esta ultima, se localiza a la entrada de la población, antes de alcanzar la Plaza de Armas.
Nos desplazamos 19 Km por una carretera por la que debemos circular con precaución ya que es un poco sinuosa, para llegar a la Alberca, el pueblo más visitado de la comarca y el que mejor ha sabido conservar la arquitectura popular.
Es el primer pueblo de España en recibir la declaración de Conjunto Histórico-Artístico en 1940.
Paseando por sus calles llama la atención los muros y marcos de los portales realizados en piedra y reforzados con un dintel que en algunos casos se encuentran grabados con el año de construcción de la propia vivienda o en otras ocasiones con advocaciones marianas y cruces.
Nuestro paseo nos conduce hasta la bella Plaza Mayor, en ella se localiza el Ayuntamiento, que antiguamente fue una cárcel y la Casa Ducal. Se encuentra presidida por un crucero de granito del siglo XVIII, labrado con motivos de la pasión de Cristo y es un buen lugar para admirar las típicas casas albercanas, construidas en piedra y madera, con balconadas ricamente engalanadas con flores en primavera. Su arquitectura serrana es preciosa.
Como curiosidad, en los soportales de la Plaza Mayor es posible comprar turrón en cualquier época del año. Esta golosa tradición de origen mozárabe, que elaboran de manera artesanal tiene su secreto s en la utilización de almendras de los Arribes del Duero y miel de encina.
Justo al lado de la Plaza, nos encontramos con la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora Asunción, una construcción del siglo XVIII a cargo de Manuel de Lara Churriguera, sobrino de Alberto Churriguera. De su interior, bastante sobrio debemos detenernos a admirar el púlpito de granito policromado y una bella talla del Cristo del Sudor, que se atribuye a Juan de Juni o Gregorio Fernández.
Otra curiosidad, junto a una de las puertas del templo podemos ver una talla en piedra de un cerdo, una tradición en la que un cerdo recorre las calles del pueblo desde San Antonio de Padua, 13 de Junio, hasta San Antón, el 17 de enero, siendo alimentado por los propios vecinos y el Ayuntamiento de todo lo demás, incluido el alojamiento. El día de autos, el marrano de San Antón es rifado y todo lo recaudado es donado a una causa solidaria.
Quizás el elemento más curioso del exterior de la iglesia es una hornacina dedicada a las Ánimas, con dos cráneos humanos y un candil. Está ligada a la leyenda local de la “moza de animas”, cuando un grupo de mujeres a golpe de campana recorren diariamente el pueblo a la medianoche rezando por los difuntos: “Fieles cristianos, acordaos de las benditas almas del purgatorio…...”
Parada para comer en Restaurante La Colmena. Elegimos unas magníficas patatas meneás (Se trata de un puré de patatas, con trocitos de corteza de cerdo y pimentón de la Vera. También llamadas “patatas revolconas” en la zona de Ávila) y terminamos con un plato de cabrito cochifrito.
Otra buena opción es Restaurante Ibericos Doña Consuelo, en la misma Plaza Mayor. Personalmente recomiendo tanto el menú como la carta. Buena materia prima y personal muy amable. En la parte baja tienen despacho de carnes y embutidos.
* Si se dispone de tiempo, recomiendo una vista que nosotros ya hicimos en otra ocasión: El Valle de las Batuecas. Para realizar esta ruta, se parte de la Alberca, se sube el puerto del Portillo (4 Km) y en la cima, se encuentra "El Mirador del Portillo", lugar desde donde se pueden ver unas magnificas vistas a todo el valle de las Batuecas; bajando el puerto, a 9 kilómetros, se encuentra un parking en donde debemos dejar el coche y desde allí, tomar una ruta de senderismo de dificultad baja, que nos permite llegar hasta el Santuario de San José (no visitable su interior). A través de una senda de 1 Km, con pasarelas de madera inicialmente, para seguir posteriormente por un camino señalizado en los árboles que discurre junto al cauce del río Batuecas, llegaremos a la zona de Cabras Pintadas (2 Km), lugar en donde se localizan unas pinturas rupestres de cabras pintadas sobre la roca con cierta tonalidad roja (la verdad, no se encuentran muy bien conservadas, pero el paisaje por el que transcurre esta ruta ha valido la pena el tiempo invertido en la caminata).